La Covid-19 aumenta el riesgo de exclusión de los discapacitados

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La Fundación Adecco, con el apoyo de Keysight Technologies Spain, ha presentado el informe Tecnología y Discapacidad, un análisis que basa sus conclusiones en una encuesta realizada a personas con discapacidad de entre 18 y 50 años en búsqueda activa de empleo.

En ese documento se refleja como la crisis del COVID-19 ha evidenciado la importancia de las nuevas tecnologías como factor de inclusión social y laboral.

En este escenario, casi la mitad de las personas con discapacidad (45%) siguen encontrando barreras. Un 42% declara que le parece “muy complejo y avanzado su uso”, seguido de un 32% que encuentra problemas de accesibilidad, al no poder manejar ciertos dispositivos debido a incompatibilidades derivadas de su discapacidad.

Por su parte, un 20,6% no confía en lo digital y “tiene miedo” a ser engañado y/o ser víctima de algún fraude, mientras que un 15,9% afirma carecer de recursos económicos para comprar y adquirir nuevas tecnologías.

Según Francisco Mesonero, director general de Fundación Adecco, “la ausencia de conexión a internet y las dificultades para navegar por la red ahondan la brecha laboral entre las personas con discapacidad, en la medida en que no pueden buscar empleo a través de los canales online ni construir su marca personal, entre otros”.

En la era digital, se hace evidente la necesidad de disponer de marcos legales y regulatorios que garanticen el acceso a la red como derecho fundamental y universal, en línea con la Agenda 2030.

“El único camino es la apuesta por la accesibilidad universal y el desarrollo de programas formativos que acerquen las nuevas tecnologías a las personas con discapacidad de un modo crítico, eficiente y seguro”.

En informes anteriores, una conclusión se desprendía de forma recurrente: las nuevas tecnologías (NT) y la Inteligencia Artificial (IA) se han convertido en aliadas imprescindibles para la mejora y normalización de la vida de las personas con discapacidad, así como en su acceso al empleo.

No en vano, la irrupción de adaptaciones tecnológicas y la mayor flexibilidad que permiten los dispositivos digitales, han permitido aportar su talento a muchas personas con discapacidad que hasta el momento permanecían excluidas del mercado laboral.

Sin embargo, la era pos-COVID-19 alerta sobre una realidad que es necesario visibilizar, todavía son muchas las personas con discapacidad víctimas de la brecha digital y que encuentran barreras para acceder a las nuevas tecnologías.

Mayor riesgo de exclusión y privación material

Las personas con discapacidad constituyen uno de los segmentos de la población más expuestos a la exclusión, con una participación en el mercado laboral muy inferior a la media y tasas de desempleo superiores.

Por todo ello, registran valores mucho más elevados en los índices de pobreza y/exclusión con respecto al resto de la población, y no es una cuestión coyuntural, sino que viene reflejándose de forma continuada en el tiempo.

Antes de la pandemia, cerca de una de cada tres personas con discapacidad (31,3%), se encontraba en riesgo de pobreza y/o exclusión, según el índice AROPE, porcentaje un 28% mayor (7 puntos porcentuales) que el que soportaban las personas sin discapacidad.

Por otra parte, la tasa de riesgo de pobreza de las personas adultas (18 a 64 años) con discapacidad, alcanzó en 2018 el 28,2%, la cifra más alta de toda la serie histórica.

En la misma línea, la privación material severa entre las personas con discapacidad alcanzaba el 8,4% en la era pre-COVID-19, un 90% (4 puntos porcentuales) superior a la registrada entre las personas sin discapacidad.

Hoy, ante la mayor emergencia económica y social de nuestros tiempos, esta pobreza podría dispararse hasta niveles desconocidos.

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