¿Por qué en España no nacen niños?
Una de las manifestaciones más importantes del declive de la sociedad española es que no nacen niños. La ausencia de chiquillos en las calles, en las plazas, en los parques llama la atención a muchos visitantes que provienen de países del llamado Tercer Mundo. Merece la pena que se haga una reflexión sobre las causas profundas de este hecho.
De acuerdo con el gran escritor británico Chesterton, el principal enemigo del matrimonio y de la familia es el capitalismo. Esto se corrobora cada año cuando se leen las cifras de la evolución del matrimonio, la familia y en general de la natalidad.
Una de las claves del neocapitalismo es producir individuos aislados y fragmentados que se adapten a las condiciones del sistema económico. Por ello, entre las prioridades del neocapitalismo está destruir la familia como escuela de amor y de solidaridad.
Siendo honestos hay que dejar claro que es totalmente incompatible defender el capitalismo y la familia al mismo tiempo. La precariedad laboral y económica es uno de los mayores atentados contra la formación de nuevos matrimonios. Actualmente la mayoría de los jóvenes en España carece de las condiciones mínimas (salario, horario, vivienda, estabilidad laboral,…) para formar una familia. Según el informe anual del Instituto de Política Familiar:
* 3 de cada 4 mujeres quisieran tener dos o más hijos. El 47% desearía tener dos hijos y el 27% quisieran tener tres hijos o más.
* El 20% de las mujeres no ha tenido más hijos por razones económicas y el 25% de las mujeres no los ha tenido por razones laborales.
* Entre las principales demandas para incentivar la natalidad se destaca el aumento de la duración del permiso de maternidad y paternidad; la asignación directa para las familias con hijos a cargo menores de 18 años y la flexibilidad en el horario de trabajo para padres y madres con hijos pequeños.
* El índice de fecundidad es 1,31 y está por debajo del nivel de reemplazo generacional. También está muy por debajo del nivel de la Unión Europea qué es 1,6 y por debajo de la media mundial qué es de 2,45. España es el quinto país del mundo con peor índice de fecundidad.
* En España se necesitarían 240.000 niños más al año para asegurar mínimamente el reemplazo generacional.
* Pero el futuro será aún peor: desde 2007 las mujeres en edad fértil (de 15 a 49 años) han disminuido en 1,2 millones, pasando de ser 11,7 millones en 2007 a ser 10,5 millones en el 2017, siendo más acentuado en las jóvenes.
* La aportación de las madres extranjeras (1,71 hijos por mujer) ha sido fundamental para paliar algo la natalidad crítica de las madres españolas cuyo índice de fecundidad es apenas de 1,25.
Si queremos combatir a este sistema inicuo debemos romper con su lógica materialista de dominio, de explotación, de individualismo y de competitividad y funcionar con la lógica de la solidaridad-comunión y el Bien Común. Por ello no se puede aceptar un falso feminismo que pone el aborto como un derecho, cuando objetivamente es la supresión de un ser humano. No se puede aceptar un falso feminismo que convierte la estigmatización de la maternidad y la paternidad en bandera de identidad. No se puede aceptar un falso feminismo que convierte la ideología de género en un arma de agresión masiva sembrando violencia y división.
El tiempo pondrá las cosas en su sitio. La experiencia histórica es implacable: Jamás de la violencia emana ni la verdad ni la libertad.
“No se puede aceptar un falso feminismo que convierte la ideología de género en un arma de agresión masiva sembrando violencia y división”
Por otro lado, la unanimidad política de los medios de comunicación a nivel mundial el pasado 8 de marzo es una demostración de que el neocapitalismo está muy interesado en instrumentalizar el movimiento en defensa de la dignidad de la mujer. El poder mediático global del neocapitalismo ha utilizado su potencia manipuladora para intentar convertir la justicia con las mujeres en la expansión de una cultura de muerte que va contra la propia mujer en primer lugar convirtiéndola, no en un instrumento de solidaridad, sino de violencia. La violencia que han sufrido y sufren muchas mujeres en el mundo debe convertirse en cultura de la vida y la solidaridad y no en lo contrario.
Por ello animamos a todos los jóvenes a que no se resignen , que busquen su vocación al Bien Común y trabajen unidos junto a otras familias para construir su propio hogar sin dejarse dominar por el engaño de la dictadura del capital. Hoy formar un matrimonio y una familia como parte de una familia de familias que se ayudan, que colaboran, que tienen un ideal común de justicia y solidaridad en el que educan a sus hijos es una auténtica revolución que transforma la realidad.
Carlos Llarandi Arroyo
Profesionales por el Bien Común