La honradez profesional por encima del lucro

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Una profesional de la hostelería que antepone el Bien Común al lucro personal. La propietaria de un bar italiano apaga las máquinas tragaperras «porque arruinan a la gente». Sus clientes se jugaban en las dos máquinas del establecimiento entre 40.000 y 50.000 euros al mes, de los que Mónica Pavesi obtenía unas ganancias de 2.700 euros mensuales.

Se sentía angustiada al ver la desesperación de muchas personas que, empujadas por la crisis económica, tentaban la fortuna en las dos máquinas tragaperras que tenía en su bar «Gio» de Cremona, ciudad de 72.000 habitantes al norte de Italia. Por ello decidió apagarlas: «Lo he hecho porque no soporto ver personas que arruinan su vida de esta manera», manifestó Mónica Pavesi, propietaria del bar-tabaquería.

Los ingresos de las dos máquinas tragaperras eran sustanciosos: Mensualmente sus clientes se jugaban entre 40.000 y 50.000 euros, de los cuales la señora Pavesi percibía un 6 % cada 15 días, es decir, unos 2.700 euros al mes, un sobresueldo importante teniendo en cuenta además que estaba pagando una hipoteca.
«Me gusta hacer el café – dijo Mónica -. Hablar con los clientes pero no quiero tener nada que ver con aquellos que creen que el dinero para vivir proviene de estos dispositivos»
Pero el desfile de personas, sobre todo mujeres, de todas las edades que entraban en su bar para intentar la suerte ha llevado a Mónica Pavesi a desenchufar las máquinas tragaperras.

«Los periódicos y las televisiones han descubierto la crisis más tarde. Pero yo la veo con mis propios ojos desde hace más de tres años. Italianos y extranjeros, muchos ancianos, pero también jóvenes, más mujeres que hombres, vienen al bar y se agarran a las máquinas tragaperras gastando todo lo que llevan».

La decisión no fue fácil porque además de las ganancias que ha dejado de percibir tenía un contrato con la empresa de las máquinas que no había expirado y eso podía tener graves consecuencias. «Pero ni me arrepiento ni doy marcha atrás», comentó segura de su decisión. Mónica ha recibido el reconocimiento del ayuntamiento de Cremona, empeñado en una cruzada contra las máquinas tragaperras. El alcalde Carlo Malvezzi decidió premiarla: «Ha hecho un gesto lleno de coraje que puede servir de ejemplo para todos sus colegas».

Teniendo en cuenta las cifras astronómicas que los italianos destinan a juegos de azar y la pasión que suscita en este país, hoy toda Italia conoce y habla del gesto inusual de Mónica Pavese. Los italianos se han gastado 60.000 millones de euros, un negocio que deja en las arcas del Estado más de 12.500 millones de euros. Los bares se están resintiendo mucho con la crisis y algunos se salvan del cierre gracias precisamente a las máquinas tragaperras. Pero todavía hay quien piensa que no están justificadas ciertas ganancias perjudicando quizás a gente que ya sufre graves problemas económicos. Y por eso, alguno, como Mónica, prefiere desenchufar definitivamente las máquinas tragaperras.

Mª del Mar Araus Segura
Profesionales por el Bien Común

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