TV + Internet: El fin de la autodeterminación

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Se lleva muchos años diciendo que la TV ha entrado en crisis. La causa: los jóvenes se estarían pasando de la tele-basura de series y reality shows de encefalograma plano al Youtube-basura de muerte cerebral constatada.

Pero ahora se está comprobando que no se trata de un sistema de vasos comunicantes: usamos internet ADEMÁS DE, no en vez de TV. En los últimos 10 años, los minutos de consumo de TV apenas han bajado, pero los de Internet se han cuadruplicado, igualando los de TV: tres horas diarias de tele, más otras tres con el móvil (tablet…) en la mano. Seis horas en total.

El último intento serio de autodeterminación de los pueblos (nada que ver con los actuales caciquismos separatistas intentando legitimarse con eufemismos) se dio durante las luchas obreras en la primera mitad del siglo XX.

Entonces, era cuando se pagaba y no se cobraba por ser socialista, los obreros militantes se autoexigían ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho de ESTUDIO Y LUCHA SOLIDARIA como única manera para poder llegar a ser protagonistas de su vida personal y colectiva.   La emancipación de las personas y de los pueblos no se consiguen con referéndums sobre si un gran timonel de de izquierdas puede tener casoplón de alto burgués ni si puede ser legal matar personas humanas en función de su grado de autoconsciencia o estatus socio-económico-racial en el vientre, en la cama o en los ahora planteados Guantánamos para inmigrantes.

Seis horas diarios de “pantalla” generan una nueva clase de sabelotodos ignorantes y pasivos, colaboracionistas militantes del nuevo fascismo transhumanista que declara, bajo apariencia de progresismo, como “vida sobrante” al 75% de la humanidad.

Hitler masificó la radio e inventó la televisión para seducir la opinión pública y así poder gastar menos recursos en represión de los disidentes

Hitler masificó la radio e inventó la televisión para seducir la opinión pública y así poder gastar menos recursos en represión de los disidentes. ¡Cuánto habría dado Hitler por poder influir seis horas diarias en la mentalidad de sus súbditos, seis horas en las que, por añadidura, quedan atados a una pantalla como si se hubieran puesto esposas a sus propias manos!

Plantearse el desarrollo de la vocación de casa persona para ejercer el bien común a través de su profesión, las “otras” ocho horas activas del día, cobra especial relevancia desde esta perspectiva:

Por un lado, es uno de los espacios vitales donde podemos experimentar y hacer experimentar a los demás la plena satisfacción existencial y descubrir que la “busca del sentido” es una experiencia infinitamente más plena que el consumo de “pantalla”.

Tenemos que buscar la manera para que esas horas liberadas se dediquen a trabajar solidariamente por una sociedad en la que nadie sobra ni nadie se vea abocado a llenar sus vacíos con basura ajena.

Por otro lado, ante la más que probable reducción de las horas diariamente trabajadas ante la llegada de la “sociedad 4.0”, debemos prepararnos para que estas horas “libres” no se añadan a la esclavitud que nos propone la sociedad del ocio. Tenemos que buscar la manera para que esas horas liberadas se dediquen a trabajar solidariamente por una sociedad en la que nadie sobra ni nadie se vea abocado a llenar sus vacíos con basura ajena.

Rainer Uphoff

Profesionales por el Bien Común

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