Neuroderechos y «neurotecnologías» en la política chilena

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Más de 50 científicos, divulgadores, activistas y académicos de todo el mundo se reunieron en Chile para hablar de inteligencia artificial y analizar innovadoras políticas públicas y legislación que regule su uso y evite vulneraciones a la humanidad.

«A diferencia de nuestro mundo analógico, en el mundo digital no hay reglas. Las inteligencias artificiales son una útil herramienta y el mayor logro moderno de la humanidad, pero si no somos capaces de llevar la protección de los derechos humanos al mundo digital, la sociedad se acabará», afirmó el exsenador chileno Guido Girardi.

Girardi es el fundador de Congreso Futuro, la instancia que anualmente convoca a la comunidad científica internacional para tratar los avances de las tecnologías y las problemáticas a la que la sociedad se enfrenta o deberá enfrentarse. Se desarrolla en Santiago desde 2011 y la versión de este año, tuvo como foco la inteligencia artificial, los «neuroderechos», las plataformas digitales y el metaverso.

A través de Congreso Futuro, Girardi impulsó en 2019 un proyecto de reforma constitucional que crea los derechos del cerebro humano, también conocidos como neuroderechos. A raíz de esta iniciativa, Chile se convirtió en diciembre de 2021 en el primer país en consagrar la protección de la integridad cerebral en su Constitución.

Actualmente, la carta magna chilena establece que el desarrollo científico y tecnológico debe estar al servicio de las personas y llevarse a cabo con respeto a la vida y la integridad física y psíquica humana. Además, garantiza el resguardo de la actividad cerebral y la información proveniente de ella. Todo esto se integró en el artículo 19 de la Constitución, donde se enumeran los derechos humanos.

Desde entonces, Girardi, militante del Partido por la Democracia (centroizquierda), ha unido fuerzas con gente de su sector y también de la vereda contraria, como el actual senador Francisco Chahuán, de Renovación Nacional (centroderecha), para impulsar proyectos de ley que van en la misma línea, como uno que busca proteger la integridad mental y el libre albedrío, otro que regula las neurotecnologías directas y otro que pone límites a las plataformas digitales y a los algoritmos.

«Chile es el primer país del mundo que avanza en la línea de protección de neuroderechos a nivel constitucional, con una comunidad académica activa, con expertos en derecho que están trabajando incluso de forma gratuita y con un apoyo transversal envidiable. El trabajo de Congreso Futuro ha logrado unir a la izquierda con la derecha, a las universidades privadas con las públicas, a los empresarios con los ecologistas y a la sociedad civil en general», afirmó Girardi.

El exsenador recalcó que su lucha no pretende detener los avances tecnológicos. «Las inteligencias artificiales no son el problema. De hecho, esta entrevista no podría llevarse a cabo sin ellas, que controlan las torres de comunicación, los celulares y hasta la tecnología para fabricar y vender la ropa que vestimos. El problema es el mal uso que se les está dando. Se utilizan a favor de un modelo de negocio que coarta la libertad, la privacidad, el libre albedrío y la verdad. Las potencias mundiales y las grandes compañías se están apropiando de su uso y eso significa que también se apropian de nuestro futuro», dijo.

Algunas de las problemáticas que busca abordar el actual debate son el uso indiscriminado de los datos personales, la producción de noticias falsas para atraer público, la generación de contenido para crear sesgos cognitivos que hacen creer a una comunidad está pensando parecido (tema que remeció la política tras el escándalo de Cambridge Analytica en 2010), la vulneración de la privacidad y el abuso de algoritmos para entregar contenido digital.

Los algoritmos

Una de los desafíos que se plantearon los expositores en el Congreso Futuro de este año fue la regulación de los algoritmos computacionales que utilizan las redes sociales y las plataformas digitales para vender y mostrar su contenido, un tema que, según Girardi, requiere urgencia inmediata.

«Los algoritmos están programados únicamente para aumentar el tráfico en el mundo digital, pasando a llevar todo lo demás. Se elimina la neutralidad y la aleatoriedad para potenciar contenido de mayor consumo como videos violentos y noticias falsas. En estas plataformas, da lo mismo lo que publica un Premio Nobel que un terraplanista porque no está regulada la verificación de la verdad, y sin verdad no puede haber democracia», advirtió.

Girardi señaló que las redes sociales usan los algoritmos para generar adicción en los usuarios, con contenido efectista que les hace liberar dopamina. «En Chile, el promedio de uso de redes sociales es de seis horas al día, tiempo que podría utilizarse para actividades físicas, estudios o lectura. Existe un retroceso intelectual en la actualidad, y además, parte de la adicción a las redes está generando tendencias violentas y suicidas», dijo.

«La inmediatez en la entrega de contenidos que proporcionan los algoritmos promueve el pensamiento rápido, sin reflexión. Genera desconcentración, distracciones y una observación liviana que contrasta con el pensamiento natural de la humanidad pre-redes sociales: pausado, con puntos, con comas y con concentración», añadió el experto.

«Si no se regulan a tiempo los algoritmos, las futuras generaciones preferirán interactuar con máquinas que con humanos. Esa será una forma de deshumanizarnos», señaló.

En 2021, cuando la compañía Neuralink del empresario Elon Musk publicó un video de un mono jugando videojuegos a través de un chip implantado en el cerebro, muchos alzaron la voz alegando contra las vulneraciones éticas de este tipo de avances.

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