Los holandeses se unen contra el alto precio de los medicamentos fabricándolos ellos mismos

PBC -comparte

 

En una sala a prueba de radiación en el Centro Médico Erasmus en Rotterdam, Emar Thomasa se sienta detrás de un vidrio blindado mientras mide y mezcla cuidadosamente el octreotato de lutecio, un tratamiento intravenoso para ciertos tipos de cáncer. El hospital holandés lo ha estado ofreciendo a sus pacientes durante más de una década a €16.000 (US$18.000) por curso de tratamiento. La empresa farmacéutica Novartis, que en 2018 adquirió los derechos para venderla en Europa, está pidiendo cinco veces más por su versión patentada, Lutathera.

 

Thomasa es parte de una protesta contra los altos precios de los medicamentos que ha lanzado un grupo inesperado de rebeldes: las farmacias holandesas. Tres – Erasmus, el Centro Médico Universitario de Ámsterdam (UMC) y la Farmacia Transvaal en La Haya – han prometido eludir los productos de las compañías farmacéuticas y realizar tratamientos para un puñado de enfermedades raras, ejerciendo su derecho a los medicamentos “galénicos”.

 

El mercado holandés es pequeño, con solo cientos de pacientes afectados por las enfermedades en cuestión. Pero la disputa es parte de una creciente reacción global contra los altos precios de los medicamentos, desde EE UU y Canadá hasta Japón, y los activistas dijeron que estaban siendo observados de cerca por expertos en salud en otros lugares.

 

Marleen Kemper, farmacéutica de UMC, dijo:” Las personas con enfermedades raras dependen de medicamentos que son tan caros que no los pueden pagar, cuando podrían ofrecerse a un precio mucho más bajo”,

“La industria farmacéutica desempeña un papel importante en el desarrollo de buenos productos, pero creemos que no es justo que estas empresas ganen mucho dinero con estos pacientes”.

 

La composición magistral es la práctica antigua de preparar medicamentos para pacientes individuales. Los farmacéuticos están entrenados para hacerlo, aunque en la actualidad la mayoría de los medicamentos están hechos por empresas.

 

Las compañías farmacéuticas han expresado su preocupación por la seguridad de los medicamentos magistrales que no han sido aprobados por los reguladores europeos. Pero las farmacias especializadas en compuestos magistrales, que tienen laboratorios en el mismo edificio, han sido respaldadas por el gobierno holandés como parte del esfuerzo para controlar el rápido aumento de los costos de los medicamentos.

 

Las farmacias holandesas, cuya producción es a pequeña escala, reconocen que pueden enfrentar desafíos legales de la industria farmacéutica. Sin embargo, su caso podría sentar un precedente para la producción galénica en otros países europeos. Según las leyes europeas y estadounidenses, las farmacias tienen el derecho de preparar medicamentos para pacientes individuales.

 

Hay que tener en cuenta que el precio de los medicamentos no refleja costes…es pura política, basada en el control de las patentes sobre el medicamento.

La posición de privilegio de la Industria farmacéutica no es algo casual fruto de un esfuerzo empresarial sino que detrás hay unas políticas deliberadas que han hecho de la industria farmacéutica la corona de la economía actual. Para mantener este privilegio, la industria del medicamento tiene como principal herramienta el control jurídico sobre la producción de medicamentos, la patente. Poner en duda este principio sobre las reglas de la propiedad intelectual puede  convertir a la industria farmacéutica en un sector con “pies de barro”.

 

Esperemos que la respuesta que han dado las farmacias holandesas tenga calado en nuestro país y así se pueda dar un paso más en poner el bien común de los pacientes por encima de las expectativas económicas de lucro de las grandes industrias farmacéuticas.

 

Carlos Martínez Cerezal

Médico

Profesionales por el Bien Común

 

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