Hay que sacar al Bien Común del armario

0
1232
PBC -comparte

En estos días de crisis nacional y global hay que «sacar del armario» al Bien Común. Ya habrá tiempo de analizar las verdaderas causas de esta crisis que todavía no están claras. Y también habrá que revisar las consecuencias de algunas decisiones. Es muy probable que muchos aprovechen esta situación para implementar transformaciones sociopolíticas que en tiempos de normalidad no era posible hacer. Sin embargo ahora vamos a ver como el Bien Común está respondiendo ante esta situación.

Los pragmáticos, funcionalistas y utilitaristas (liberales, socialdemócratas y comunistas) nunca han creído en el Bien Común y lo desprecian como una especie ensoñamiento voluntarista del «flower power» cristanoide. Sin embargo, cuando las cosas vienen mal dadas de verdad y el sistema se colapsa no queda más remedio que apelar al Bien Común para que la sociedad reaccione. Esto es una muestra empírica de cuál es la verdadera naturaleza del ser humano. Solo la solidaridad construye, sana y salva. El individualismo, la competencia  y el egoísmo destruye y mata. El ser humano, aunque herido en su corazón, está hecho para la solidaridad.

El egoísmo de los que arrasan los supermercados; los que directamente dejan en el paro a muchos trabajadores sin ningún esfuerzo económico; los que privatizan los recursos o los que simplemente piensan en lo suyo no oscurecen la generosidad de muchos ciudadanos que están mostrando lo mejor de sí mismos de diferentes formas. Desde Profesionales por el Bien Común queremos reconocer públicamente esta generosidad.

En primer lugar queremos mostrar nuestro pesar por todos los enfermos y por los muertos de esta crisis. Y es necesario reconocer que sin la estructura familiar esta crisis sería mucho peor. No podemos olvidar que en nuestro país hay casi 5 millones de personas que viven solas, la mayoría son mujeres mayores. ¿Qué va a pasar con ellas? Con la velocidad con que la familia se está desintegrando en nuestro país, la próxima crisis global va a ser mucho peor porque no va a haber un tejido familiar que se entregue a fondo perdido por los ancianos y enfermos. Defender la familia como escuela de solidaridad es una urgencia social y sin embargo toda la biopolítica  del poder va contra ella.

La sociedad liberal ( de izquierdas y derechas)  en la que vivimos nos está educando en el más feroz de los individualismos y sin embargo la generosidad de muchas personas que están dejando su salud y sus intereses particulares en el empeño de su profesión nos alegra el corazón y sobre todo demuestra que el Bien Común no es una quimera utópica sino que es lo más real y lo más eficaz para resolver una crisis de esta intensidad. Muchos, como siempre, se están aprovechando de esta crisis movidos por el lucro, el poder o el simple interés privado. Pero también se está demostrando que la generosidad y la creatividad van de la mano;  que se pueden hacer muchas cosas que nos parecían imposibles por el bien de la sociedad. Es la hora de tomar buena nota de ello porque una vez que pase la crisis los poderosos van a querer convencernos  otra vez de que este sistema es el «mejor de los posibles». Van a querer implementar aquellas medidas de control político y económico que les pueden beneficiar pero no aquellas que realmente han sacado las castañas del fuego.

Finalmente y tal vez sea lo más importante, hemos de reconocer también que  nuestra conciencia ha sido sacudida porque hemos sido nosotros, los miembros de una sociedad opulenta,  los directamente afectados. No podemos olvidar que el 80% de la humanidad vive, debido al neocapitalismo mundial,  en una  permanente «crisis» alimentaria, sanitaria, laboral y política que produce millones de víctimas inocentes. El clamor de los más empobrecidos y de los más oprimidos del mundo no puede ser silenciado por esta crisis. Al mismo tiempo que el coronavirus se extiende por Europa, en el último año 6.000 personas han muerto «silenciosamente» por sarampión en el centro de África. Tragedia que se podía haber evitado con una simple y barata vacuna. O sin ir más lejos, los 8 millones de pobres que hay en España La magnitud de esta crisis evidencia que muchos de los problemas sociales son injusticias políticas que pueden y deben ser erradicadas.

La solidaridad es la solución porque la solidaridad verdadera es la decisión firme y perseverante de trabajar por el Bien Común. El bien de todos y de cada uno de tal forma que todos seamos verdaderamente responsables de todos.  Pero nuestro bien común para que sea auténtico no puede ser a costa o al margen del bien común de toda la humanidad sino que debe ser en concordancia con él.

Carlos Llarandi

Profesionales por el Bien Común

 

Print Friendly, PDF & Email

Leave a reply

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Más información.