NUEVO BIOPODER TOTALITARIO DEL CAPITALISMO DIGITAL (Parte 4)
Grupo de Biopolítica de Profesionales por el Bien Común
La utopía de la certeza.
El poder del capitalismo de la vigilancia se configura como un proyecto social y político. La ubicuidad de la estructura digital se plantea como algo inevitable. El objetivo en esta nueva fase es la visibilidad, la coordinación, la confluencia, el control, y la armonización integral de los procesos sociales en busca de las economías de escala, alcance y acción. El nuevo biopoder totalitario también llamado instrumentario busca la totalidad al igual que el totalitarismo del siglo XX. La experiencia humana y la sociedad se deben subordinar a las exigencias del mercado- estado.
Los capitalistas de la vigilancia se han conjurado para hacer realidad el poder moldear una sociedad nueva que emule el aprendizaje de máquinas de un modo muy parecido a cómo la sociedad industrial fue modelada conforme a las disciplinas y a los métodos de la producción fabril. Se pretende una transformación radical de la sociedad mediante un cambio revolucionario y no gradual (google). Se busca la sociedad perfecta. Se necesita un conocimiento total de toda la realidad para el funcionamiento de los servicios anticipativos que conducen a la solución de soluciones.
Google se originó a partir de la idea de organizar óptimamente la información mundial y desde ahí se descubrió la posibilidad de que la empresa optimice ahora la organización de la sociedad misma. Facebook comparte la misma tendencia totalista. El fundador de Facebook ha sabido captar las inestabilidades de la segunda modernidad y explotarlas al máximo obteniendo un excedente conductual enorme que permite proyectar la sociedad del futuro. El fundador de Facebook afirma que las personas se sienten intranquilas porque mucho de lo que estabilizaba el pasado ha dejado de existir. Y además insiste en la formación de una comunidad global por encima de ciudades y naciones que por supuesto Facebook lideraría. El biopoder totalitario nuevo deberá expandirse hacia la totalidad y borrar así todos los límites y aplastar toda fuente de fricción para satisfacer sus propios imperativos económicos. Todas las reglas, normas y principios que regían la vida anterior y que suponen un freno a esta expansión deben ser barridos.
El biopoder digital va transmitiendo una retórica utópica o tecnoutópica:
la tendencia a tener una visión sumamente estrecha de la situación con la que se simplifican en exceso las dificultades que comporta la utopía en cuestión.
el hecho de captar antes y con mayor agudeza que el resto de sus contemporáneos la presencia de un nuevo estado de la existencia.
la búsqueda y la defensa obsesivas de una idea fija.
la inquebrantable fe en la inevitabilidad de que las ideas propias se hagan realidad.
el impulso hacia la reforma total llevada al nivel del conjunto de la especie y del sistema mundial.
Tanto a escala individual como colectiva el conocimiento, el poder, y la riqueza que hoy controlan los capitalistas de la vigilancia serían la envidia de cualquier potentado de la antigüedad, seguramente tanto como de hecho hoy son la envidia del Estado moderno.
Los capitalistas de la vigilancia invierten la secuencia normal de la teoría y la práctica. Sus prácticas avanzan a gran velocidad aún en ausencia de una teoría explícita irrefutable de estas. Se especializan en hacer exhibiciones de esa singular versión de la táctica de conmoción y pavor característica del poder instrumentario. La única manera de comprender la teoría que se propugna es practicar una especie de ingeniería inversa de sus operaciones y escrutando su significado.
En la misión empresarial de Facebook se dice que en general es importante que la gobernanza de nuestra comunidad escale con la complejidad y las demandas de su gente. Estamos comprometidos con la idea de hacerlo siempre mejor, y si ello entraña fabricar un sistema de votación mundial que dé a cada uno de ustedes una mayor voz y control, que así sea. Nuestra esperanza es que ese modelo proporcione ejemplos de cómo podría funcionar la toma de decisiones colectivas en otros aspectos de la comunidad global.
Una de las cuestiones más importantes que se plantea el biopoder es la confluencia hacia las relaciones de máquinas. Es decir, la elevación de las relaciones entre máquinas a la categoría de modelo o plantilla de las relaciones de una nueva era. La inteligencia artificial aprende de la información e interactúa con el mundo físico. La potencia del aprendizaje de máquinas progresa de manera exponencial a medida que los dispositivos aprenden mutuamente de sus experiencias, y así alimentan la inteligencia del centro de operaciones y, al mismo tiempo se sirven de ella. El todo está en todos los sitios y se hace plenamente manifiesto en cada dispositivo insertado en cada máquina. En realidad, todas las máquinas son la misma máquina. El aprendizaje de sus máquinas es convertido aquí en una mente colectiva, una mente de colmena, en la que cada elemento aprende y funciona de forma concertada con todos los demás elementos: un modelo de acción colectiva en el que todas las máquinas conectadas a través de un sistema en red se mueven sin interrupciones hacia la confluencia, partícipes todas de una misma concepción y funcionando al unísono con la máxima eficiencia para conseguir los mismos resultados.
A partir de ahora los algoritmos serán los encargados de aplicar unas reglas que sustituirán ciertas funciones sociales conocidas como la supervisión, la negociación, la comunicación y la solución de problemas. También se podrá movilizar la acción humana, pues se activarán procesos de influencia social a modo de labor preventiva para la evitación de una anomalía. El más profundo cambio así introducido es que las personas y su relación con otras personas son ahora un objeto de primera clase en la nube. Las personas y sus relaciones con todos sus instrumentos de trabajo, sus horarios, sus planes de proyecto, sus documentos; todo eso queda recogido y manifiesto en un grafo.
Los actuales lugares de trabajo son laboratorios donde se experimenta todo el biopoder. En la nube, hombres y máquinas quedan unidos en su idéntica condición de objetos en la nube. Todos estaremos seguros en la medida en que cada organismo opere en armonía con todos los demás organismos. En el siglo XX, los factores claves de éxito del capitalismo industrial: la eficiencia, la productividad, la estandarización, la intercambiabilidad, la administración jerárquica, la separación entre conocimiento y acción, etc. fueron descubiertos y forjados en el lugar de trabajo y fueron luego trasplantados a la sociedad donde quedaron institucionalizados en forma de escuelas, hospitales, vida familiar, y personalidad. Ahora hemos entrado en un nuevo ciclo de ese tipo con el objetivo de reconvertir la sociedad del siglo XXI en un objeto de primera clase organizado a imagen y semejanza de la colmena de las máquinas y en interés de la certeza del biopoder capitalista.
Los científicos de las grandes empresas tecnológicas del biopoder llevan años trabajando en trasplantar toda la inteligencia de máquinas y su funcionamiento a las relaciones sociales para detectar cualquier desviación respecto a una conducta normal o aceptable. Se trata de encaminar todo el comportamiento hacía unos parámetros predeterminados alineados con unas normas y unos objetivos sociales dados. Para ello es fundamental la recopilación de todos los datos conductuales que sean posibles. Se trata de reforzar conductas congruentes con las políticas correctas y castigar sus desvíos. La colmena de las máquinas, la mente confluente creada por el aprendizaje de máquinas es el medio material para llegar a la eliminación definitiva de los elementos caóticos que interfieren en la materialización de los resultados garantizados. Es necesario que las personas se asemejen a la forma de aprendizaje de las máquinas conectadas en red. Así la evolución humana cambiará drásticamente porque cuando un individuo aprenda una modificación de su comportamiento hacia pautas más adecuadas eso servirá para que todos los individuos orienten en esa dirección su comportamiento. El biopoder del neocapitalismo digital pretende la integración simbiótica del mundo de las máquinas y el mundo social operando en armonía. La colmena de las máquinas se convierte en el modelo de conducta de una nueva colmena humana en la que todos desfilamos pacíficamente al unísono hacia una misma dirección basada en una misma concepción o interpretación correcta encaminada a construir un mundo libre de errores, accidentes y desastres aleatorios. En esta colmena humana, la libertad individual se sacrifica en aras de la acción y del conocimiento colectivos.
El colectivo instrumentario.
Los ejecutivos del nuevo biopoder (como Page, Nadella y Zuckerberg) no dicen gran cosa acerca de sus teorías. Pero todo un cuadro de científicos de datos y científicos sociales computacionales se han apresurado a llenar ese vacío con explicaciones experimentales y teóricas detalladas que hablan del ímpetu creciente del nuevo biopoder. Un destacado ejemplo es el trabajo de Alex Pentland director del Human Dynamics lab. integrado en el Media lab del MIT. Pentland es un prolífico autor y un destacado actor institucional que asesora a un elenco de organizaciones como el Foro Económico Mundial, Data pop Alliance, Nissan, Telefónica o la Secretaría General de Naciones Unidas. Su laboratorio de investigación está financiado por las grandes corporaciones empresariales globales, consultorías y gobiernos: Google, Cisco, IBM, Deloitte, Twitter, Verizon, la Comisión Europea el Gobierno Federal estadounidense, el Gobierno chino y diversas entidades interesadas por saber por qué desconocemos aun lo que sucede en el mundo. Aunque Pentland no es el único especialista en este campo sí podría decirse que actúa como una especie de sumo sacerdote de un exclusivo grupo de popes. Pentland es el padrino de la tecnología ponible y su trabajo completa al trabajo de Skinner al llevar a la práctica el proyecto social de este gracias a la tecnología de los macrodatos, la instrumentalización digital ubicua, las matemáticas avanzadas, las teorías generalizadoras, el elevado número de reputados coautores la legitimidad institucional, la generosa financiación y los amigos empresarios y ejecutivos en las altas esferas y todo ello sin haber concitado ni una reacción mundial adversa ni la repulsa moral ni las ácidas críticas de las que fuera objeto el conductista de Harvard por su franqueza. Este dato indica ya por sí solo la hondura del entumecimiento psíquico y moral en el que hemos caído y la pérdida de nuestro sentido colectivo de la orientación.
Pentland es un entusiasta de la mirada distante, desapegada que denominaría vista a ojo de Dios y que ha sido esencial para la concepción de la nueva sociedad totalitaria. Todo ello está recogido en el libro Social Physics.
Se empezó configurando la llamada minería de la realidad extrayendo datos de toda la realidad digitalizada especialmente de la realidad social. Se generaron unos retratos detallados de la vida individual y grupal. Esta minería de la realidad siguió evolucionando rápidamente siendo uno de los avances tecnológicos más destacados en el año 2008. Fue una auténtica invasión de la realidad. Además, Pentland fue uno de los pioneros en reconocer la relevancia comercial del excedente conductual aceptando la realpolitik del capitalismo de la vigilancia como condición necesaria de la sociedad instrumentaria.
A lo largo de los primeros años de la segunda decena del siglo XXI se fueron desarrollando los análisis sociológicos hasta el punto de poder afirmar la eficacia radical de los mismos si fuesen capaces de ir más allá de los límites de la consciencia porque entonces se eliminarían todas las resistencias. A partir de este momento empezaron a surgir empresas de la vigilancia como servicio. Pentland considera que sus experimentos pagados en entornos laborales son representativos de los desafíos más generales. Son laboratorios vivos.
Pentland sostiene que lo que siempre estropea el funcionamiento de sus experimentos son las personas. En un informe de 2011 dice:
…basándome en una excepcional colaboración de varios años con los jefes de grandes empresas de informática, redes de telefonía móvil, equipos de hardware, salud y finanzas, así como con los jefes de las organizaciones regulativas estadounidenses, europeas y de otros países, y con diversas ONGs, entre otras el Foro Económico Mundial, describo aquí el potencial ya existente para desplegar sistemas móviles y extensos de percepción sensitiva y computación a lo largo de la próxima década.
De ahí, su razonamiento da un salto de varias inferencias hasta hilvanar una justificación crucial de una sociedad totalista construida, sostenida y dirigida por el nuevo biopoder. La premisa inicial era bastante razonable: la tecnología de la era industrial revolucionó en su día el mundo con unos sistemas fiables para la gestión del agua, los alimentos, los residuos, la energía, el transporte, la policía, la sanidad, la educación, etc. Pero esos sistemas se han vuelto viejos, centralizados, obsoletos e insostenibles. Se requieren nuevos sistemas digitales que sean integrados, holísticos, receptivos, sensibles, dinámicos, autorregulados. “Necesitamos un replanteamiento radical de los sistemas sociales. Debemos crear un sistema nervioso para la humanidad que mantenga la estabilidad de los sistemas de nuestras sociedades en todo el planeta”. Pero esto no sería posible si no se lograba una buena compresión de la conducta humana.
“Por primera vez en la historia, la mayoría de la población está conectada. (…) Gracias a ello, nuestra infraestructura inalámbrica móvil permite practicar una “minería de la realidad” con la que (…) monitorizar nuestros entornos y planificar el desarrollo de nuestra sociedad (…) La minería de la realidad sigue el rastro de migajas digitales que vamos dejando en nuestra vida diaria y nos brinda un gran potencial para crear modelos asombrosos, segundo a segundo, de las dinámicas y las relaciones grupales a lo largo de períodos de tiempo prolongados. (…) en definitiva, ahora disponemos de la capacidad de recopilar y analizar datos sobre las personas con una amplitud y una profundidad antes inconcebibles.”
Nuestro amigo Pentland insiste en que las viejas categorías sociales del status, la clase, el nivel educativo, la raza, el género, y la generación han quedado obsoletas y son ya tan irrelevantes como los sistemas energéticos, alimentarios o hídricos que él pretende sustituir. Esas categorías describen las sociedades a través de la óptica de la historia, del poder, y de la política, pero Pentland prefiere hablar de poblaciones antes que, de sociedades, o de estado. Se necesita hablar de estadística antes que hablar de sentido, o de computación antes que de ley.
Pentland aporta el principio de la influencia social como base explicativa de los mecanismos de diseño con los que arrear a millones de seres humanos hacia unos resultados garantizados y propicios a la seguridad, la estabilidad y la eficiencia. También esboza un principio de la eficacia social con el que entiende que la participación debe tener un valor para el individuo, pero también para el sistema en su conjunto. Pentland cree que lo que nos arriesgaríamos a perder por esa vía se vería más que compensado por las recompensas sociales de tener unas empresas y unos gobiernos eficientes.
En 2014 Pentland publica el libro Social Physics en el que el autor integra sus propias herramientas y métodos dentro de una versión expandida del futuro que imagina para todos nosotros: una sociedad instrumentaria movida por los datos y gobernada por la computación. Pentland recalca que los fenómenos sociales son, en realidad, meras agregaciones de millones de pequeñas transacciones entre individuos. Ese es un argumento clave, porque según él, para que la física social reemplace por fin a las viejas formas de pensar, se necesita llegar al conocimiento total de esos millones de pequeñas cosas: “ los macrodatos nos ha dado la oportunidad de ver la sociedad en toda su complejidad, a través de los millones de redes de intercambios de persona a persona. Si tuviéramos un ojo de Dios, una visión que todo lo ve, entonces podríamos potencialmente llegar a adquirir un verdadero conocimiento de cómo funciona sociedad y tomar medidas para arreglar nuestros problemas. Según Pentland el conocimiento social está a nuestro alcance. Él afirma que, en pocos años, es probable que tengamos ya disponibles datos increíblemente detallados y continuos sobre el comportamiento de la práctica totalidad de la humanidad. De hecho, en su mayoría esos datos ya existen.
Esta teoría trata de establecer unas leyes de la conducta social comparables a las leyes de la física, y Pentland introduce dos en concreto que, según dice, determinan el éxito de todo organismo social. La primera es la calidad del flujo de ideas que se caracteriza por la exploración en busca de ideas nuevas y por la implicación para coordinar los comportamientos en torno a las mejores ideas. La segunda es el aprendizaje social, por el que las personas se imitan mutuamente y propagan así las nuevas ideas hasta convertirlas en hábitos poblacionales (el aprendizaje social es definido como una relación matemática derivada de cómo impacta el estado de una entidad en los estados de otras entidades, y viceversa). Pentland señala que el concepto de aprendizaje social tiene su origen la física estadística y en el aprendizaje de máquinas. Se trata pues de que la colmena social reproduzca a la colmena de las máquinas, y para ello, Pentland aboga por métodos que permitan acelerar el aprendizaje social e influir en él por presión social.
Los fines científicos de la física social de Pentland dependen de un conjunto estrechamente integrado de normas sociales y adaptaciones individuales que podemos resumir en cinco principios:
Una conducta en interés de un bien superior. La sociedad instrumentaría se concibe como un punto de inflexión histórico en el que una inteligencia colectiva actúa al servicio de un bien superior. Claro que es evidente que es el bien superior que fija el capitalismo de la vigilancia.
Los planes sustituyen a la política. El conocimiento perfecto debe sustituir a la política especialmente a la política democrática. La verdad computacional debe reemplazar necesariamente a la política como base de la Gobernación. No hay necesidad de deliberación racional, negociación y compromiso. Para ello ya están los algoritmos. La computación reemplaza a la vida política de la comunidad como base de la gobernanza. Pero lo más importante es que la instrumentación da la posibilidad a quienes pueden verlo todo a vista de Dios de modificar la conducta de otros. El concepto de flujo de ideas que se obtiene por métodos matemáticos nos permite afinar redes sociales para que se tomen mejores decisiones y se logren mejores resultados.
La presión social hacia la armonía. Hay que eliminar las emociones que pongan en peligro la cooperación. Hay que elaborar unos calendarios de refuerzo científicamente calibrados que ofrezcan incentivos. Se tienen que proponer ciertos procesos de conducta que induzcan al individuo a moldear su propio buen comportamiento. La presión social puede ser instrumentalizada de forma efectiva en las redes sociales especialmente entre personas que mantienen vínculos fuertes. “podemos observar a los seres humanos exactamente del mismo modo que observamos a los simios o a las abejas, y derivar de ello unas reglas de comportamiento, reacción y aprendizaje. Regrese a la colmena y emprenda el vuelo con el resto de la bandada. Pues bien, los flujos de ideas emulan el patrón de funcionamiento de la colmena de las máquinas, la vanguardia se fusiona con el centro, la identidad cede ante la sincronía, las partes se diluyen en el todo. Este giro nos lleva de la sociedad al enjambre y de los individuos a los organismos. Es la piedra angular sobre la que se sostiene la sociedad instrumentaria.
La utopística aplicada. Los utopistas tienen autoridad para imponer su plan. La sociedad instrumentaria es una sociedad planificada, producida mediante el control total de los medios de modificación conductual. Es necesaria una gobernanza computacional sobre el conjunto de la actividad humana en aras de un destino colectivo. Una nueva clase social de afinadores ejerce una vigilancia permanente para curar flaquezas de la naturaleza humana a base de garantizar que las poblaciones estén bien afinadas, arreadas y condicionadas para generar las conductas más eficientes. Las herramientas de los incentivos de las redes sociales son lo único que se necesita para establecer nuevas normas de conducta, sin necesidad de recurrir a penalizaciones regulativas ni a la competencia del mercado. La eficiencia social es un objetivo deseable, a la vista de los conocidos defectos de la naturaleza humana. El proyecto de la sociedad instrumentaria no solo es deseable, sino que es un imperativo moral.
La muerte de la individualidad. La individualidad es una amenaza para la sociedad instrumental. Hay que abandonar la idea de que el individuo es la unidad básica de la racionalidad. Hay que abolir el hombre autónomo. Es la obsolescencia del individuo. Pentland no ignora cuestiones como la privacidad y la confianza social. Son problemas que deben ser solucionados técnicamente. En sus trabajos para el Foro Económico Mundial en la elaboración de un new deal sobre datos que favorezca la propiedad individual de la información personal, pero sin que se cuestione de entrada la rendición-conversión ubicua de dicha información personal.
La colmena digital.
La sociedad penetrada por el biopoder se ha transformado en una colmena digital donde los jóvenes, adolescentes y adultos emergentes, son las principales víctimas de la adicción a las redes digitales. Cuando no están conectados sufren síndrome de abstinencia, ansiedad, depresión, sentimientos de desposesión y aislamiento.
Las redes digitales han institucionalizado una presión social generalizada como medio de influencia social. Esta presión ha sido meticulosamente fabricada por la ciencia de la ingeniería conductual. Aunque las redes digitales están diseñadas para atraer y retener a todo tipo de personas, están principalmente amoldadas a la estructura psicológica del adolescente. La adicción está reconocida como una fuente ilimitada de rentabilidad. La experiencia de los casinos hace que se busque un estado en el jugador (usuario) que se llama zona máquina donde la máquina juega con el ser humano y no al revés. Hay una pérdida de autoconciencia, se automatiza el comportamiento y una absorción rítmica total arrastrada por una ola de compulsión. Se presume de que estas tecnologías pueden conseguir que el usuario nunca tenga que apartar la mirada. Se trata de consumir el máximo de tiempo posible y la conciencia de los usuarios. Para ello regularmente hay que suministrar un pequeño chute de dopamina que produzca placer. Hay 5 elementos que caracterizan el estado de compulsión: 1) la frecuencia de uso. 2) la duración de la acción. 3) la potencia. 4) la ruta de administración. 5) Y los atributos del jugador.
En los adolescentes el gregarismo es un factor crucial. En muchos casos el adolescente es una simple prolongación del grupo. Una de las características grupales de la adolescencia es el potencial de agresividad relacional y eso es determinante dentro del ecosistema digital. La mayoría de los psicólogos coinciden en que el alargamiento de nuestras vidas, unido a los desafíos planteados por una sociedad tan intensa de información, han dilatado mucho el tiempo entre la infancia y edad adulta. Surge así la categoría de adulto emergente como la etapa entre los 18 y los 30 que equivale en el siglo XXI a lo que la adolescencia era en el siglo XX. Pues bien, el adulto emergente es la zona cero de la lucha por la autonomía relacional que prepara a los jóvenes para la edad adulta. Y esta zona está siendo literalmente arrasada por las redes digitales que ejercen una presión social para que el joven no desarrolle autónomamente su yo interior que es fundamental para una madurez adecuada e independiente. Las redes digitales están rompiendo la adecuada relación entre el exterior grupal y el interior del sujeto haciendo que este esté fusionado con la colmena y necesite de está para ser alguien. El biopoder digital está intentando extinguir todos los recursos interiores que debe desarrollar el ser humano para ser el mismo y tener un conjunto de relaciones adecuadas, ya sean personales, familiares, sociales y políticas.
En los tiempos actuales, donde las tradiciones se han disuelto y la complejidad social es muy alta, el proceso de individualización se ha acelerado. Por otro lado, la conexión digital se ha convertido en un medio necesario de participación social lo que ha modificado significativamente la comunicación humana. Y finalmente el capitalismo de la vigilancia domina e instrumentaliza todas las conexiones digitales lo que hace que la vida de los jóvenes se despliegue en los espacios del biopoder digital capitalista orientados por su finalidad mercantil y totalista mientras los gestores de estos espacios permanecen en secreto.
La invasión del hogar.
El biopoder digital ha entrado y arrasado los hogares para acrecentar el lucro y el poder. El hogar es algo fundamental para la persona y para la familia y por tanto para la sociedad. Es una parte esencial de la estructura solidaria familiar. El biopoder es consciente de ello y de su poder configurador de las relaciones humanas, por ello es clave degradarlo y destruirlo. Todos sabemos el sufrimiento interior de las personas sin hogar y ello es una medida de su importancia. El hogar debe ser abierto a la solidaridad y cerrado a la invasión hipercapitalista que considera estratégico derribar todos los muros. La serenidad, la oración, la lectura, el diálogo deben ser proscritos. También son cuestionados, lógicamente, el derecho de asilo y de refugio históricamente y culturalmente vinculados al concepto de hogar como refugio de las personas. Por otro lado, el hogar y su intimidad es fundamental para la conformación psicológica de la persona. La intimidad exige un espacio y un tiempo que deben ser sagrados.
La normalización de la vigilancia.
Una de las formas más eficaces de normalizar una injusticia es que se hable de ella desde los parámetros de la propia injusticia. Utilizar las redes digitales para combatir las redes digitales y no plantear un combate alternativo y de fondo, radical, sirve para normalizar la vigilancia de biopoder digital.
La innovación más trascendental de Facebook en ingeniería conductual fue el botón “me gusta” estrenado en 2009. La directiva de la compañía estuvo debatiendo el asunto durante año y medio. Con ello se consiguió pasar de la lectura pasiva a un océano activo de reflejos mutuos que enganchara a los usuarios a sus hilos. El excedente conductual se disparó exponencialmente y fue el inicio de un nuevo mundo social.
El capitalismo de la vigilancia se aparta del capitalismo tradicional.
Exige una libertad y un conocimiento sin trabas. El mercado deja de ser invisible y por tanto se establece una lucha compulsiva por la totalidad. Hay una acumulación de libertad y conocimiento de los poderosos sin precedentes en la historia de la humanidad.Abandona las reciprocidades orgánicas con la sociedad.
Ya no dependen de las personas como consumidoras. Los usuarios son la materia prima para la fabricación de productos conductuales que se venden al mejor postor privado o gubernamental.Emplean muy poca gente en comparación con corporaciones capitalistas de etapas anteriores. Es la llamada hiperescala. Muy poca fuerza de trabajo, muy formada dispone de una inmensa infraestructura intensiva de capital. Esto plantea desafíos sociales y económicos significativos.Como consecuencia el patrón sociopolítico de las sociedades dominadas por las empresas de hiperescala
La colmena digital es un proyecto colectivista de mercado y no tanto del Estado. Y para ello utilizan lo que se ha llamado “la indiferencia radical” una forma intrínsecamente asocial de conocimiento. El contenido se valora por su volumen, su rango y su profundidad de excedente conductual. No hay diferencia entre el bien y el mal, lo importante es que aporte excedente conductual para que los productos conductuales afecten a todos sin excepción. Esto intoxica brutalmente a la sociedad y afecta a la moral de los profesionales de la comunicación y a su responsabilidad social. Toda la información digital pública tiende a corromperse y toda la información y conocimiento en la sombra de los capitalistas de la vigilancia tiende a incrementar exponencialmente su poder. La lucha contra la desinformación no es una prioridad.
La toxicidad de la circulación de datos personales.
Los datos personales pueden envenenar las vidas individuales las instituciones y las sociedades. El experto en seguridad Bruce Scheier sostiene que los datos son un activo tóxico puesto que son la base para una enorme cantidad de delitos. Recopilar y guardar datos personales es una bomba de relojería. Los datos personales son peligrosos porque son un material sensible, muy susceptible de mal uso: extorsiones, chantajes, fraudes, manipulaciones electorales, manipulaciones de la opinión pública, amenazas a la seguridad nacional, amenazas a la democracia, …
Degradación de la democracia.
Llegados a este punto es claro que el biopoder desarrollado por este nuevo capitalismo tiene una naturaleza esencialmente antidemocrática. Eso no significa que se esté defendiendo un sistema de democracia liberal ya que desde el principio hemos apostado por un concepto de democracia basada en el Bien Común como forma adecuada de desarrollo de los derechos humanos fundamentales.
La forma en que se ha instaurado el biopoder digital de este neocapitalismo de los datos ha sido un auténtico golpe de estado o golpe desde arriba, desde los centros del poder tecno financiero mediante el caballo de troya de la emancipación tecnológica. Con ello se ha perpetrado una concentración de poder y conocimiento sin precedentes.
El objetivo fundamental es el dominio de la naturaleza humana mediante un biopoder que modifica y moldea las facultades humanas que configuran el comportamiento. Es una auténtica domesticación para evitar el caos, la incertidumbre, el conflicto, la anomalía y la discordia en beneficio de la predecibilidad, la regularidad automática, transparencia, la confluencia, la persuasión y la pacificación. Se quiere convencer de la “inevitabilidad tecnológica” de todo este proyecto.
Todo este proyecto se está configurando (causa o consecuencia) en medio de una tendencia mundial a la pérdida de credibilidad de los sistemas democráticos. Hay una trayectoria descrita por Hanna Arendt que va desde la individualidad frustrada hasta una ideología totalizadora. Sin duda en estos momentos hay una campaña desde los centros del biopoder digital contra la democracia para el establecimiento de un nuevo sistema totalitario.
¿Qué respuesta vamos a dar al nuevo biopoder del capitalismo digital?