España: ¿Un país en vías de extinción?

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El nacionalismo es un problema para España pero sin duda uno mayor y  de los más graves es su imparable crisis demográfica. La irresponsabilidad de los partidos políticos respecto a este tema roza el delito. El desempleo estructural, especialmente el juvenil y la precariedad laboral,  el desprestigio sistemático del matrimonio y la familia, la cultura consumista y materialista, etc.  sin duda están el origen de esta situación que debemos afrontar sin demora.

En 2016, por segundo año consecutivo, el número de muertes superó al de nacimientos, que siguen cayendo, datos que consolidan la crisis demográfica. En 2016 nacieron 408.384 niños, 11.906 menos que en 2015 (2,8 %), año en el que murieron 409.099 personas, el 3,2 % menos. La caída de los nacimientos es más alarmante aún si se echa la vista atrás: desde 2008, cuando se produjo el máximo histórico en 30 años con 519.779 alumbramientos, el descenso es del 21,4 %.

Además, el número de mujeres de entre 15 y 49 años (en edad de ser madres) se ha reducido hasta 10,6 millones, dato que mantiene la tendencia a la baja iniciada en 2009 que, según explica el INE, obedece a que en ese rango están las generaciones menos numerosas nacidas durante la crisis de natalidad de los 80 y primera mitad de los 90.  La edad a la que las mujeres son madres por primera vez ha alcanzado la cifra histórica de 32 años y sólo tienen 1,33 hijos. Solo nacen 8,8 niños por cada mil habitantes. Todo muy lejos de conseguir el reemplazo generacional.

De los 408.384 niños que nacieron en España en 2016, 75.220 son de madre extranjera (18,4 %) y, mientras que el número medio de hijos por mujer se redujo una centésima entre las españolas, hasta 1,27, el de las extranjeras aumentó cuatro centésimas, hasta 1,70. Las madres españolas tiene su primer hijo tres años más tarde que las extranjeras, de modo que las primeras lo tienen a los 32,5 años y las foráneas a los 29,6 años. Al mismo tiempo, la esperanza de vida sigue aumentando y ya se sitúa en 83,2 años, 80,4 años para ellos y 85,9 para ellas.

En 2016 se casaron 172.243 parejas. Hay 3,7 matrimonios por cada mil habitantes. El 27 % de los matrimonios (46.436) se oficiaron por el rito católico y 126.000 fueron civiles (71,2 %), datos que se han ido invirtiendo con el paso de los años. En 2005 el 60 % de los enlaces era católicos. Los varones se casan a una edad media de 37,5 años y ellas un poco antes, a los 34,7.

Las comunidades que perdieron más población fueron Galicia (12.683), Castilla y León (11.698) y Principado de Asturias (6.851) frente a las que tuvieron saldos vegetativos positivos, Comunidad de Madrid (17.785), Andalucía (9.820) y Cataluña (5.148).

El número de nacimientos se redujo en todas, encabezadas por Castilla y León (4,3 %), Aragón (3,8 %) y Comunidad Valenciana (3,7%), al igual que el de defunciones, salvo en Ceuta, donde aumentaron el 1 %.

La esperanza de vida más alta es la de los residentes en Madrid (84,7 años), Castilla y León, Navarra y La Rioja (83,9 años), mientras que la menor se sitúa en Melilla (80,6 años), Ceuta (80,9), Andalucía (81,9) y Canarias (82,3).

Es decir, que si la edad de jubilación se mantiene en 65 años, cuando dejemos de trabajar y, por lo tanto, de aportar al sistema, a los hombres les quedarán 19,2 años de vida y a las mujeres 23,1.

La radiografía de la población española no es nada halagüeña y alerta de una situación que compromete no sólo la pirámide poblacional, sino el futuro del país, el mercado laboral, la productividad o el sistema de pensiones y prestaciones etc.

Carlos Llarandi

Profesionales por el Bien Común

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