Entre la negación del hombre y del trabajo humano

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La pinza entre el transhumanismo y la nueva economía (revolución 4.0) minoran la humanidad al máximo, pero hemos de hacerle frente con sentido crítico.

 

Algunos pensadores o «teólogos de la tecnología», resaltan en sus reflexiones la irremediable obsolescencia humana, afirmando de diferentes formas que el ser humano ha sido superado, y que ya ha sido trascendido por el nuevo mecanicismo basado en los algoritmos y la inteligencia artificial. Esto no es más que una gran mentira extendida por el aparato mediático de la cultura de muerte, en medio de este nuevo renacimiento del absurdo y de lo acientífico

 

No nos proponen un hombre que trasciende así mismo en una base solidaria, o en una vinculación con el otro hombre en la cooperación, en la ayuda mutua o en la generación de vida humana en la familia, en el trabajo o el arte, o en la misma humildad de su finitud que le hace participe de algo más grande.

 

Se nos propone en primer lugar a un hombre que ha finiquitado su relación con el trabajo, que ha sido arrancado de cuajo de una de las facetas fundantes de su ser y su personalidad.

 

Así las nuevas tecnologías desarrolladas y monopolizadas por unos pocos, pretenden apartar de los caminos a muchas personas que no llegarán a alcanzar la velocidad del cambio tecnológico, porque entre otras cosas, los que lo protagonizan y “lideran”, nunca han pensado en los más pequeños.

 

La negación del la humanidad se da en esta doble vertiente, por una parte la negación del trabajo, como elemento dignificador de la vida; y por otra parte, la negación del hombre como ser, como propone el transhumanismo, pasando de una evolución biologicista a una evolución algorítmica posthumana, que gestione lo que queda, de los despojos de nuestra humanidad estirada y “mejorada”… Una negación del hombre en toda regla.

 

En las etapas tempranas del transhumanismo, la llamada “Evolución Dirigida” se concibió como un proceso teleológico encaminado hacia el advenimiento de una raza súper-humana, como nos indica el mismo término ‘transhumano’ (es decir, un paso de transición en la evolución humana)

 

Estamos pues en medio de una cultura pretende desvincular la solidaridad del trabajo. Simultáneamente a este divorcio, se potencian las propuestas y traducciones técnicas de las distintas plataformas tecnológicas, que nos hipnotizan y somatizan, secuestrando nuestros datos y nuestra atención, haciendo de opiáceos digitales selectivos, auténticos francotiradores de conciencias … Todo está servido y encaja. Muy peligroso en su traducción política, personas desvinculadas de los nexos solidarios y sometidas este nuevo imperialismo en los más íntimo de sus vidas… ¿Estamos dispuestos a oponernos?

 

Gratuidad, trabajo, solidaridad, cooperación por la existencia, servicio a los últimos, son anticuerpos difíciles de tragar por la actual transformación cultural. Trabajemos por el Bien Común.

 

Alberto Mangas

 

 

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