Biopolítica y Gestión del tiempo. El fraccionamiento como forma de control biopolítico.

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El tiempo es vida y quien controle nuestro tiempo, controla nuestra vida.  El tiempo y su control ha sido una de las claves biopolíticas más importantes a lo largo de la historia.  Si queremos construir una sociedad que se oriente hacia el Bien Común tenemos que gestionar el tiempo de forma adecuada. ¿Qué hace con nuestro tiempo la actual civilización digital?

Todas las civilizaciones han desarrollado  formas de medir y estructurar el tiempo que aun hoy nos sorprenden por su filosofía  de la vida y por su precisión; calendarios que integraban lo religioso, lo político, lo ecológico y lo económico. Por ejemplo, cada 50 años ( 7 semanas de 7 años) se celebraba el año jubilar en la cultura judía. Se trataba de un año sabático en el cual se descansaba, se ponían los esclavos en libertad, se dejaban de trabajar las tierras y se restituían las posesiones que se habían comprado.

Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia.   Levítico 25, 10

            En la Edad Media, los monasterios y parroquias con sus campanas, señalando la liturgia de las horas, estructuraban la jornada desde la salida del sol hasta el ocaso. Las fiestas religiosas fueron una de las formas más eficaces de combatir la esclavitud.

En  la época contemporánea podemos recordar aquel lema  del movimiento obrero militante  cuando se enfrentaba al capitalismo más salvaje del siglo XIX: «8 horas de trabajo, 8 horas de cultura y 8 horas de descanso». Uno de los lemas revolucionarios más importantes de la historia moderna es una simple de división del día en tres tercios: Trabajo, Cultura y Descanso. Sin duda esto nos quiere decir que el tiempo es importante[1].

En la actualidad se calcula que para formar a un buen profesional se necesitan miles de horas de estudio y de prácticas, entre 5.000 y 10.000 horas . Esto significa dedicación y  concentración. La promoción humana ya sea profesional o moral exige tiempo. Educar exige tiempo. Cultivar la amistad exige tiempo.  Lo importante en la vida exige tiempo. Y no un tiempo cualquiera.

Sin embargo,  la cultura digital actual ha subordinado deliberadamente lo importante a lo (falsamente) urgente. Se nos exige  una hipercoenctividad constante consiguiendo que nuestro tiempo esté roto, fraccionado y por tanto incapacitado para la formación en intensidad. Se calcula que nuestra vida se interrumpe cada tres minutos de media por algún tipo de mensaje digital. Es muy significativo que Bill Gates prohibiera a sus hijos el móvil hasta los 14 años y no dejaba usarlo ni cuando estaban en casa o cuando hacían los deberes.

El tiempo y su calidad es una de la formas más eficaces para medir la esclavitud moderna. Trabajadores precarios que trabajan si responden a un mensaje o una llamada inesperada. Padres y madres de familia con jornadas infinitas y partidas, que no pueden educar ni ver a sus  hijos,  ni pasar con ellos un fin de semana o unas vacaciones. Jóvenes enganchados a las redes sociales que ni estudian ni se concentran, ni reflexionan ni duermen.

Recuperar el tiempo para lo realmente importante es una clave fundamental de la biopolítica liberadora.  ¿Cómo lo vamos a hacer?

Carlos Llarandi.

Profesionales por el Bien Común

[1] No vamos a tratar la  importancia que el concepto de tiempo ha tenido  y tiene en la teología, la filosofía y la física.

 

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