El Bien Común como referencia de la Vocación Profesional

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El Bien Común es una antigua noción  filosófica que, usada en el presente, busca expresar el bien que requieren las personas en cuanto forman parte de una comunidad y el bien de la comunidad en cuanto ésta se encuentra formada por personas.

Sin embargo, una noción aparentemente sencilla ha tenido un largo y a veces tortuoso proceso de definición. El Bien Común  es un concepto moral desde el que se juzga la realidad de la sociedad y la convivencia humana. La guerra, el hambre, los conflictos políticos y sociales, la justicia social, el desempleo son hechos   que ponen de manifiesto la tensión entre el bien y el mal en el plano de la coexistencia humana.

        Plantearse el Bien Común es , de alguna manera, ineludible. ¿Cómo contribuyo yo a que haya más o menos justicia; más o menos paz; más o menos concordia? ¿Soy indiferente a los conflictos sociales? ¿Me preocupa la marcha de la sociedad o solo me preocupan mis intereses particulares?

La perspectiva más adecuada de la noción de Bien Común es la que ha ido madurando a lo largo de tiempo la corriente personalista la cual pone en el centro  de su moral el bien de la persona humana. Esta corriente parte  de la recepción de la filosofía clásica griega y romana, especialmente Aristóteles . Asume la profundización de la escolástica (medieval y renacentista) y la doctrina social cristiana y culmina con el Personalismo   propiamente dicho en el siglo XX, surgido después de la II Guerra Mundial tras la experiencia dramática de los totalitarismos nazi y comunista. El Personalismo incorpora también  la noción de solidaridad vivida por el del movimiento obrero militante de tal forma que Solidaridad y Bien Común forman hoy un tándem inseparable.

El concepto de Bien Común  está fundamentado en un mensaje ético que acepta que el ser humano tiene un fin  (bien) al que tiende  (vocación) de forma natural. Este fin es su bien, plenitud, desarrollo o perfección.  Esta tendencia al bien se manifiesta tanto de manera individual como de manera social . Y esta sociabilidad humana tiene lugar no solo porque al  hombre le convenga para solucionar algunas cuestiones materiales o técnicas (utilidad) sino porque su ser solo alcanza su plenitud en relación «a» y «con»  los demás seres humanos. El Bien Común es una noción  que armoniza  el bien del hombre en su dimensión individual y social.

La perspectiva personalista considera que la persona  es el centro y el sujeto de todo el orden institucional.  El concepto de persona integra la dimensión singular y social del ser humano. Cada persona es única e irrepetible; un fin en sí misma.  No somos átomos, partes de un todo, piezas de un engranaje,  individuos de una especie que podemos ser reemplazados sin más.  La dignidad del ser humano es una dignidad personal.  Por ello la economía, la política o la cultura deben estar al servicio del ser humano y éste debe ser el protagonista directo de su propio desarrollo. Cuando la economía explota al hombre; cuando la política oprime al hombre o cuando la cultura aliena al hombre se está produciendo un atentado a la dignidad humana  y por tanto al Bien Común.

Además, la corriente personalista considera la persona «en acción», es decir, la persona actuando directamente sobre la realidad y transformándola. Mediante la acción, además, la persona se expresa y  se transforma a sí misma. No es el  punto de vista de un  observador pasivo, exterior y neutral a la realidad.  Por tanto, es un planteamiento esencialmente práctico que no renuncia sino que integra la teoría necesaria para su comprensión y profundización.

Por todo ello es clave tener una noción adecuada del ser humano y de su historia porque sin ello no es posible construir los cimientos del Bien Común y sin conciencia histórica es imposible construir algo sólidamente.

Por otro lado hay una relación directa y esencial entre Bien Común y Solidaridad. La Solidaridad es el Bien Común en acción.  Solo es posible construir el Bien Común si somos hombres y mujeres de acción solidaria. Y entendemos la solidaridad no como un sentimiento superficial, sino como la firme determinación de trabajar por el Bien Común, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos. Esto nos va a llevar, necesariamente, a un cambio en nuestras formas de vida, de tal forma que lleguemos a compartir hasta lo necesario para vivir.

En este sentido, creemos que la vocación profesional, una de las dimensiones de la vocación humana, va a ser el camino más adecuado para concretar nuestra aportación a la construcción del Bien Común. Descubriendo y desarrollando nuestra vocación profesional podremos, sin duda, transformar la realidad construyendo ámbitos de solidaridad, libertad, justicia y en definitiva de paz.

Carlos Llarandi

Profesionales por el Bien Común

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