¿Se ha democratizado la tecnología de impresión en 3D..y 4D?

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La impresión 3D consiste en procesos en los cuales los materiales (cómo moléculas liquidas, polímeros, metales, polvo, concreto, etc.) se mezclan en una máquina de impresión láser controlada por un computador (incluso con inteligencia artificial) y se imprimen capa a capa para producir objetos de casi cualquier forma geométrica, a partir de un archivo de manufactura aditiva (AMF) generado usando un software de modelado 3D.

Su uso en sectores tan variados como la ingeniería (mecánica, aeronáutica, automotriz, civil, etc.), la arquitectura, la joyería, y la biomedicina (recreación de órganos para trasplantes, odontología, farmacéutica, ortopedia, etc.) en donde se estima que esta tecnología para el año 2021 moverá más de 1.3 mil de millones de dólares.

En MIT, el equipo interdisciplinario del arquitecto computacional Skylar Tibbits ha venido desarrollando en los últimos años la impresión 4D. A diferencia de la impresión 3D, en la impresión 4D se usan materiales biológicos y físicos programados para tener alta capacidad de adaptación a diferentes entornos, materiales que tienen la propiedad de ensamblarse, transformarse y repararse a sí mismos. Esta tecnología parece tener sus principales potenciales aplicaciones en los campos de la medicina, espacio extraterrestre, pero incluso pudiera ser adoptado en diseño de vestuario.

De momento muchas son las iniciativas que están surgiendo entorno a la impresión 4D aunque lo cierto es que todavía queda mucho camino por recorrer. Entre las aplicaciones que reales que puede tener esta tecnología, por ejemplo, gracias a la impresión 4D se podría crear un vestido que, dependiendo de la temperatura, sea más o menos ajustado o una cinta que se pueda expandir o contraer controlando así la capacidad de drenaje.

La posibilidades son muchas, pero como ocurre en estos casos, con la impresión en 3D algunos esperaban la “democratización” de la producción con software libre y con impresoras “universales” con acceso a todos.

La posibilidades son muchas, pero como ocurre en estos casos, con la impresión en 3D algunos esperaban la “democratización” de la producción con software libre y con impresoras “universales” con acceso a todos. Lo cierto es que la impresión en 3D está controlada mundialmente por muy pocas empresas: 3D System, ExOne, Hewlett-Packard; Materialise NV; NanonDimension; Organovo; Stratasys; SLM Solutions; y Voxeljet, entre otras.

Rifkin afirmaba en su libro “La sociedad del coste marginal cero” que asistíamos a la aparición de una nueva y extraordinaria infraestructura tecnológica, el internet de las cosas. Para el autor existe el potencial de reducir a casi cero los costes marginales de grandes segmentos de la vida económica en los próximos años. Según Rifkin, este descenso de los costes marginales está dando lugar a una economía mixta: en parte mercado capitalista y en parte procomún colaborativo que tiene repercusiones de gran alcance para la sociedad. De esto segundo hemos visto muy poco.

Volvemos inevitablemente otra vez al problema institucional, si unos pocos controlan la tecnología, los polímeros y materiales inyectables, nos pasará como con otros aspectos de la sociedad 4.0 y su industria, su tendencia será la de eliminar cualquier competencia.

Alberto Mangas

Profesionales por el Bien Común

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