NUEVO BIOPODER TOTALITARIO DEL CAPITALISMO DIGITAL (Parte 2 )

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Grupo de Biopolítica de Profesionales por el Bien Común

El componente antropológico del biopoder. La deconstrucción antropológica.

El ser humano, todo ser humano es esencialmente persona, desde la concepción hasta la muerte natural y por ello posee una dignidad humana ontológica máxima independientemente de sus condiciones sociales, culturales o biológicas. Su dignidad es intrínseca y no depende ni de su grado de autonomía, ni de su calidad de vida, ni de sus capacidades cognitivas. Esta dignidad de la vida humana debe ser respetada siempre. El ser humano tiene inscrito en su naturaleza un mensaje moral (vocación al amor-comunión) cuyo desarrollo y actualización es el fundamento del auténtico progreso personal y social. El ser humano tiene básicamente tres polaridades que deben desarrollarse adecuadamente: polaridad materia-espíritu; polaridad varón-mujer; polaridad individuo-comunidad.

Para que la esencia humana se actualice adecuadamente son necesarias una serie de estructuras solidarias como el matrimonio, la familia, la comunidad profesional, política y religiosa para que se desarrollen vínculos fundantes y fundamentales del ser humano como la paternidad-maternidad, la filiación y la fraternidad, la amistad y la solidaridad social.

La cultura transhumanista de este neocapitalismo que se está imponiendo es la heredera natural del liberalismo de la ilustración y podemos caracterizarla por una serie de reduccionismos y bioideologías cuyo objetivo es destruir y degradar al sujeto humano.

Reduccionismo ontológico: Materialismo. Todo es materia incluido el ser humano; materia que se puede cuantificar, manipular y trasformar. Lo espiritual es un epifenómeno emergente de la complejidad de ciertos niveles de la materia. Por ejemplo, el alma es un fenómeno cerebral.

Reduccionismo antropológico. Individualismo, datismo. Como consecuencia del reduccionismo materialista. El ser humano pierde su dignidad intrínseca y se reduce. La sociedad se concibe como un sumatorio de individuos de una especie. Una vez que el ser humano se reduce a individuo, la pendiente resbaladiza del reduccionismo funciona implacablemente. El ser humano se puede reducir a animal, a material biológico o químico y actualmente todo su ser puede ser reducido finalmente a datos.

Reduccionismo epistemológico. Cientifismo. Si la realidad se reduce a materia, el conocimiento adecuado solo puede ser el “científico”, pero desvinculado de la filosofía, de la ética y de la religión. El conocimiento se empobrece radicalmente y el concepto de verdad también se debilita.

Reduccionismo moral. Escepticismo, relativismo, y nihilismo. La reducción del conocimiento y de la verdad hacen que no se pueda afirmar una idea de bien objetivo que pueda orientar nuestras decisiones morales y políticas. No tenemos acceso a la verdad sobre el bien, por tanto, debemos suspender el juicio (escepticismo). Todo es opinable, relativo, circunstancial, subjetivo. Se impone el sentimiento y la emoción sobre la razón y la voluntad. No hay principios ni valores ni virtudes que puedan guiarnos salvo la voluntad de poder, empoderamiento. Somos libertad pura, pero sin horizonte. Los derechos humanos se desnaturalizan y son un terreno de permanente conflicto. Todos los derechos se reducen finalmente al llamado derecho a decidir (empoderamiento) que es la puerta de entrada de todos los nuevos falsos derechos con los que se están legitimando un montón de atentados contra la dignidad e integridad de la vida humana: aborto, esterilizaciones, eugenesia, eutanasia, …

Reduccionismo político. Es la voluntad de poder, por tanto, la guía de la acción política. Ni la verdad, ni la justicia, ni el Bien Común son categorías políticas con significado. Solo queda la razón instrumental, la razón de estado y el derecho positivo que de ello se derive.

 Las bioideologías. En el terreno de las ideologías, las ideologías políticas clásicas de la Ilustración como el liberalismo y el marxismo dan paso a un conjunto de bioideologías, orgánicamente vinculadas, que se han ido configurando en las sociedades enriquecidas de la mano del capitalismo posterior a la II Guerra Mundial propiciando una fusión entre el neoliberalismo y el neo-marxismo. Las bioideologías fundamentales son: 1) La ideología de género que relativiza y deconstruye la naturaleza humana desde el núcleo más profundo e íntimo de la sexualidad. 2) El eco-capitalismo que promueve un reduccionismo antropológico biologicista brutal como medio para hacer sostenible el expolio capitalista de la naturaleza y de la humanidad. 3) La ideología de la salud que impone un concepto utilitarista de salud al precio que sea mediante la noción de calidad de vida. Con ella se consigue una velocidad de implantación de medidas sociales sin precedentes. (eutanasia, pasaporte covid, etc)Desde finales de los años sesenta del siglo XX las bioideologías han sido el soporte del capitalismo hasta el momento actual donde todas han convertido en el gran super-ideología del trans-posthumanismo.

El transhumanismo es la culminación filosófica, ideológica, política y religiosa que cree (religión secular) que la naturaleza humana es modificable científica y tecnológicamente y por tanto necesariamente mejorable. Y si es así, es un deber hacerlo; y no hacerlo es inmoral y por tanto puede ser penalizable. La conexión natural entre transhumanismo y totalitarismo casi es una evidencia que solo habría que mostrar.

Solo desde esta perspectiva antropológica es posible comprender el verdadero trasfondo del biopoder totalitario del nuevo capitalismo digital. Los críticos social-liberales de este neocapitalismo de la vigilancia, que obvian esta dimensión antropológica dando por buena la antropología liberal y centrándose solo en la ilegitimidad evidente de la extracción de datos y en la consecuente trágica perdida de privacidad y libertad, no están planteando una oposición adecuada al nivel de la agresión de este nuevo totalitarismo.

Nuevo totalitarismo vs democracia liberal vs democracia de Bien Común.

Aunque ya se ha señalado de alguna forma es importante resaltar que en la crítica al nuevo totalitarismo digital no se puede aceptar volver a un capitalismo anterior de corte liberal o conservador. El que sean menos perversos que el neocapitalismo actual es una cuestión de grado no de principios o fines. El capitalismo digital ha desarrollado en muy poco tiempo un biopoder descomunal sobre la humanidad que ha empequeñecido la perversidad de los modelos capitalistas anteriores. Pero hay que reconocer que el actual modelo es heredero por evolución o revolución del anterior capitalismo.

También hay que insistir el capitalismo en cualquiera de sus versiones presenta un modelo antropológico totalmente inadecuado que reduce la esencia y dignidad humanas. Cierto es que el nuevo capitalismo digital acentúa todavía más este reduccionismo que los capitalismos anteriores, pero de ninguna forma el mal menor es justificación.

Lo adecuado es plantearse una crítica radical y constructiva al capitalismo planteado un modelo económico, político y antropológico basado en la idea de Bien Común. Un bien objetivo del ser humano que armonice la dimensión singular de cada persona sin exclusión de nadie con el bien de la sociedad entendida no como un sumatorio sino como una comunidad de personas que deben implementar una serie de condiciones sociales que permitan el desarrollo de cada ser humano en solidaridad con el conjunto y viceversa. Tanto el individualismo liberal como la democracia formal deben ser superados por un concepto de persona y de democracia basados en la dignidad inalienable de cada ser humano y de la sociedad en su conjunto.

El biopoder digital capitalista es la base de un nuevo sistema totalitario que cree que puede alterar y modificar la naturaleza humana.

Este poder nuevo conecta con toda la base biopolítica del transhumanismo configurada por las grandes bioideologías y asume todos los principios del capitalismo neoliberal: competitividad productiva, máximo beneficio, productividad y crecimiento, etc. A los que añade los específicos del capitalismo de la vigilancia que es una libertad total para las grandes corporaciones tecnológicas. Es decir, una ausencia total de regulación, la exigencia de un “conocimiento absoluto” de toda la realidad y el dominio sobre territorios humanos, sociales y políticos.

La materia prima de este nuevo biopoder es toda experiencia humana de la que se puedan extraer datos. La extracción de datos es una “expropiación privada unilateral”; un auténtico “secuestro” y una supresión de los “derechos de decisión” de las personas.  La clave de este sistema es la obtención masiva y automatizada de datos de cualquier experiencia humana.

En el origen de este sistema extractivo estuvo el descubrimiento del llamado excedente conductual. Un conjunto de datos secundarios que quedaban registrados en los sistemas informáticos de los usuarios y que no tenían una utilidad directa. Una vez analizados se observó que poseían un gran poder predictivo. Esto cambió la naturaleza del sistema desde un capitalismo informacional en el que los datos del servían para mejorar el producto o servicio digital hacia un sistema donde los datos podrían servir para predecir la conducta del usuario y por tanto aumentar la certeza de su comportamiento. No se puede olvidar que Google, el pionero de este nuevo capitalismo, estaba sometido a una gran presión financiera por parte de los inversores puesto que el capitalismo informacional no presentaba rentabilidades mínimamente significativas.

En este cambio deliberado de modelo motivado por razones económicas se establecieron cuatro fases:

Extracción de datos

Análisis de datos mediante la “inteligencia de máquinas”.

Customización o personalización al cliente

Entrenamiento continuo de algoritmos.

El objetivo era establecer un UPI (perfil de usuario) que actuara instantáneamente orientando las decisiones.

El producto final del proceso era establecer una conducta predecible en el mayor grado posible e incluso moldeable. Y esa conducta era vendible a las diferentes corporaciones del sistema productivo que podrían eliminar la incertidumbre de su sistema de marketing. El usuario digital ya no es ni el sujeto ni el producto es simplemente la propia materia prima. Con ello se generaba un mercado de futuros conductuales que proporcionaban miles de millones de ingresos. La conducta no solo se puede conocer, sino que se puede moldear. Las llamadas leyes de la oferta y la demanda saltan definitivamente por los aires. La demanda es literalmente fabricada. No hay incertidumbre. Lo que se abría en esos momentos es una competencia brutal por la obtención de ese producto conductual predictivo. Así, todo el sistema productivo se subordina a ello. El mercado se concibe como un proyecto de certeza total.

Para conseguir este proyecto de certeza total había que construir una arquitectura informática ubicua en permanente expansión que pudiera extraer datos continuamente. Esta arquitectura obedece a la metáfora de un “espejo unidireccional”, es decir un espejo que permite la observación desde un lado de lo que sucede al otro lado sin que los de este lo sepan o lo controlen; es un espejo que permite la observación permanente de cada individuo y de la sociedad en su conjunto. El análisis masivo de datos conecta de una forma sin precedente lo cuantitativo y lo cualitativo. Y, además, la calidad máxima de los algoritmos se consigue precisamente con la utilización masiva de los datos, es decir, con la totalidad de los datos.

Esta arquitectura informática ha evolucionado bajo los principios del capitalismo de la vigilancia. Todo comenzó con la información que suministraban los usuarios de los buscadores. Posteriormente se descubrió el excedente conductual y el capitalismo informacional viró hacia la extracción de datos de cualquier aplicación de internet. La aplicación ya no se oferta para cubrir un servicio. El objetivo de la aplicación es recabar el máximo de información explícita o implícita del usuario. Posteriormente se descubrió que los datos con mayor capacidad predictiva son aquellos que se obtienen fuera del mundo online. Y por tanto había que generar una serie de tecnologías que monitorearan toda la realidad empezando por zonas cautivas como los centros de trabajo hasta cubrir toda la realidad. Y finalmente solo quedaba por conquistar el cuerpo y la mente humana registrando los datos biométricos físicos y psíquicos en tiempo real de cada ser humano. Para ello la red 5G, 6G… se ha convertido en un elemento estratégico.

Es el negocio de la realidad: de lo virtual, a lo real. De lo real, a lo social y a lo político. Se implementaron tecnologías invasivas en muchos terrenos: la geolocalización, drones, eliminación del pago en efectivo, videovigilancia, realidad aumentada, identificación facial, smart things, biochips. Se trataba de generar una nueva realidad social: una sociedad instrumentaria, es decir, una simulación humana basada en los sistemas de aprendizaje automatizado.

Se generó toda una economía de la vigilancia utilizando las grandes asimetrías de conocimiento y de poder que poseían las grandes empresas tecnológicas. Desde el punto de vista tecnológico se vendió la idea de que el capitalismo de la vigilancia es una evolución natural del capitalismo informacional. Se decía que había una especie de determinismo tecnológico que obligaba a un uso determinado de la tecnología. Junto con este determinismo se aducía también la naturaleza disruptiva de esta tecnología y para ello se apoyaban falazmente en el llamado principio de destrucción creativa de Schumpeter. La realidad es más bien otra. Es la lógica económica del capitalismo de la vigilancia la que impone el desarrollo y el uso de la tecnología de esta forma. Siempre ha sido así. Es la economía la que condiciona el proceso tecnológico, es decir, son decisiones humanas, concretas las que dirigen el proceso.

La economía de la vigilancia ha generado un nuevo poder, el llamado poder instrumentarioque se caracteriza porque conoce y moldea el comportamiento humano y cree que puede modificar la propia naturaleza humana. El objetivo final es un nuevo orden colectivo basado en la certeza absoluta.

Recursos naturales humanos. 

Una de las características del capitalismo a lo largo de su historia es intentar convertir todo en mercancía, es decir, someterlo todo a las leyes del mercado. El historiador Karl Polanyi en el relato de la “Gran Transformación” (1944) señalaba tres ficciones de la mercancía: 1) la vida humana puede subordinarse al mercado en forma de “trabajo” que se puede comprar y vender. 2) la naturaleza podía también subordinarse al mercado en forma de “tierra” o “bienes raíces”. 3) Los intercambios podrían renacer convertidos en dinero. Marx, 80 años antes había hablado de la acumulación originaria del capital moderno. Hanna Arendt señaló también que el capitalismo iba subordinando aspectos de la vida social y natural a la dinámica del mercado. Así actualmente ya podemos comprar órganos, bebés, o incluso alguien que haga cola por nosotros…. Cada día hay más aspectos que se mercantilizan.

Podemos hablar también de acumulación por desposesión (David Harvey): liberación de un conjunto de activos a un coste muy bajo o nulo. El capital sobre-acumulado puede apoderarse de dichos activos y rentabilizarlos. En el capitalismo de la vigilancia comprendió que la experiencia humana podría mercantilizarse mediante una extracción son ningún coste adicional. (desposesión digital, datos conductuales). Cuerpos, pensamientos, sentimientos. La experiencia humana se mercantiliza en forma de datos conductuales. Somos exiliados de nuestra propia conduta. Se rechaza cualquier tipo de regulación. El conocimiento, la autoridad y el poder están del lado del capitalismo de la vigilancia. Para ello se han servido de: 1) Una defensa férrea de “su libertad de acción”. 2) El paradigma neoliberal.  3) Una serie de fortificaciones (políticas, culturales) para proteger su dominio impidiendo el control.

Libertad de acción: Se aprovecharon de la alegalidad. Las corporaciones van más deprisa que los estados. La alegalidad es el ecosistema ideal para la innovación tecnológica. La cantera extractiva debe estar desprotegida para que su extracción acumulativa sea a coste cero. Hay que conseguir un artificial consentimiento colectivo. Fomentaron la auto-autorización frente a la democracia. La autorregulación frente a la regulación jurídica.

El paradigma neoliberal: Toda una cultura académica contra la regulación estatal del mercado. Se fomenta la autorregulación. De alguna forma es una vuelta al feudalismo (poder privado). Proteger toda la materia prima conductual de cualquier injerencia. Con los atentados del 11-S se primó la seguridad por encima de la privacidad lo que favoreció el excepcionalismo de la vigilancia. Seprodujo una sinergia entre capitalismo de la vigilancia y el poder policial-militar. Se diluían los límites entre lo público y lo privado. Todo ello favoreció el crecimiento del biopoder digital. El camino estaba despejado.

Fortificaciones: Se han normalizado y se creen inevitables una serie de prácticas del capitalismo de la vigilancia. El descubrimiento del excedente conductual y las masivas acumulaciones de capital y material conductual; la proliferación de dispositivos y servicios; la integración de flujos de datos; y la institucionalización de los mercados de futuros conductuales. Son cuatro terrenos clave en los que Google, pionera de la economía de la vigilancia, ha fortificado su negocio: 1) La política electoral, demostrando su poder predictivo en este terreno (campaña de Obama). 2) La difuminación deliberada entre los intereses públicos y privados. 3) Las puertas giratorias entre la empresa y la administración con el objetivo de desbaratar cualquier iniciativa legislativa sobre protección de la privacidad o cualquier limitación de la libertad) 4) Control del ámbito académico y cultural (ámbito fundamental para la conformación de normas, opinión pública y percepciones políticas.

Elaboración del capitalismo de la vigilancia. El imperativo extractivo. Proceso de institucionalización del capitalismo de la vigilancia.

El descubrimiento del excedente conductual se produjo a principios del siglo XXI (2001-2002). Se trataba degenerar un mundo sin vía de escape secuestrando la experiencia humana. Era necesaria una economía de escala en la extracción de datos. Capturar del excedente conductual (desde el correo electrónico a los dispositivos wearable, drones, conducción autónoma, etc.) y adquirir los derechos de decisión y luego venderlos en mercados de futuros conductuales. La materia prima debe adquirirse muy barata.

Desarrollo de toda una arquitectura extractiva: Ubicuidad e intensificación. Software de rastreo. Cookies (trozos de código de rastreo insertados en nuestros ordenadores); Sistema Android y sus derivaciones como la geolocalización y los sistemas de pago; “Terceros” que adquieren todos los derechos en el mercado de datos; apps de primer y segundo plano. Sistemas de rastreo no desactivables.

Presión financiera sobre el capitalismo de la vigilancia. Los inversores exigían ingresos. Fue una clave fundamental para entender el nacimiento de la vigilancia. Si las nuevas tecnologías del capitalismo informacional no eran rentables, debían pararse las inversiones.

El ciclo de la desposesión: la desposesión de la experiencia humana es un sistema complejo de acciones políticas, sociales, administrativas y técnicas que exigen una gestión astuta durante un tiempo sustancial.

Tiene cuatro fases:

1) Incursión en un espacio desprotegido. Nuestro ordenador, nuestro hogar, nuestro cuerpo, mente, etc. Expansión salvaje debida al imperativo extractivo.

2) Habituación. Las prácticas novedosas y controvertidas se van convirtiendo en hechos institucionales cada vez más consolidados y velozmente reafirmados sobre unos ecosistemas crecientes de actores interesados en la supervivencia de aquellas. Nueva normalidad. Vender la idea de la inevitabilidad.

3) Adaptación obligada por la presión política pero superficial y táctica. Se mantiene lo fundamental.

4) Redirección. Los métodos y prácticas controvertidas se redirigen para que parezcan adaptarse a las demandas sociales.

Al final el ciclo de la desposesión se va perfeccionando y empieza a vislumbrarse la posibilidad de influir en la conducta real cuando esta se produce en los espacios no virtuales de la vida cotidiana. Los comportamientos impredecibles equivalen a ingresos perdidos por ello empieza el autoritarismo político hacia los usuarios. Si no facilitas toda la información posible, los dispositivos dejan de funcionar correctamente. Hay que situar a la gente en el mapa y luego viene el imperialismo de las corporaciones:

Audacia. Incursión de tecnologías muy intrusivas: Reconocimiento facial, tecnologías wearables…

Competencia por la desposesión. Google, Facebook en primer lugar. Luego se suma Microsoft, Amazon. Puesta en marcha de asistentes digitales que producen la rendición agradecida del usuario. Conversaciones con bots. Nuevos sistemas operativos. Microsoft adquiere LinkedIn.

La presión financiera por los ingresos provenientes del capitalismo de la vigilancia empujó a otros actores hacia el capitalismo de vigilancia. Operadores telefónicos. Utilización de identificadores ocultos y no apagables. Protocolos de baja super-complejos. A lo que hay que añadir la influencia sobre la autoridad regulativa.

Sinergia financiera del capitalismo de la vigilancia: Solo los mercados financieros pueden facilitar las recompensas generosas y atrayentes.

La vigilancia como servicio en sí mismo:  Software como servicio (SCS). Para sectores como los prestamos financieros, los seguros. (control de pobres). Se venden evaluaciones profundas de empleados, inquilinos, … Los individuos no tienen posibilidad de contrarrestar la información. Existen empresas SCS que peinan internet en busca de excedente conductual para luego venderlo a recursos humanos o para campañas electorales.

Analogía con el capitalismo financiero (especulación y rentabilidad accionistas) ahora el capitalismo de la vigilancia desarrolla sus propias leyes de la dinámica: conseguir excedente conductual y mejorar el carácter predictivo y performativo. Migración de lo virtual a lo real.

La división del aprendizaje social.

La conquista por declaración: 6 declaraciones de Google semejantes a como se hizo la colonización de los países de África, Asía y América por parte de las potencias occidentales:

La experiencia humana es materia prima gratuita. No hay derecho, ni intereses sobre su conocimiento, comprensión o apropiación de los individuos.

Declaramos nuestro derecho de capturar la experiencia y traducirla en datos conductuales.

Somos propietarios de los datos conductuales derivados de la experiencia humana.

Los derechos de captura y propiedad nos otorgan el derecho al conocimiento revelado.

Adquirimos también el derecho a decidir a cómo usar ese conocimiento.

Nuestro derecho de captura, propiedad, conocimiento y decisión nos otorgan también el derecho a establecer las mejores condiciones para su preservación.

Casi nada, a excepción de un virus biológico, puede aumentar de escala con la rapidez, la eficiencia o la agresividad con la que pueden hacerlo estas plataformas de tecnología, y eso hace que las personas que las construyen, las controlan y las usan sean poderosas también.

Valiéndose de la fortaleza de estas concentraciones sin precedentes de conocimiento y poder, el capitalismo de la vigilancia consigue ejercer su dominio sobre la división del aprendizaje social que es el principio axial del orden social en una civilización informacional.

La introducción de nuevas tecnologías ha supuesto una polarización del empleo: trabajos muy cualificados y otros de muy baja cualificación.  El neoliberalismo (ideología, política, cultura, modelos institucionales) ha introducido la división del aprendizaje en el terreno económico (algo más moderado en el modelo europeo que en el americano). Esta división del aprendizaje no solo afecta al terreno económico sobre todo afecta al orden social.

En primer lugar, toda la realidad se está digitalizando, no solo la oficina y la fábrica. Toda la realidad, toda la cultura, el lenguaje, las tradiciones, las instituciones, las normas, las leyes están siendo digitalizados y luego devueltos a la sociedad a través de algoritmos inteligentes utilizados para administrar una variedad rápidamente creciente de funciones comerciales, gubernamentales y sociales. Sobrepasando ampliamente el terreno económico.

El control social del capitalismo empieza con el problema de los dos textos. Un texto público y otro oculto, en la sombra. El texto en la sombra es una acumulación en expansión del excedente conductual. El texto público está condicionado por el texto en la sombra mediante los algoritmos correspondientes. Crean el mundo. (secretismo, continuo crecimiento,) y crean un conocimiento del que estamos excluidos. Se generan unas asimetrías de conocimiento y poder sin precedentes. El capitalismo de la vigilancia controla (gracias a los inmensos beneficios) en solitario la infraestructura material y el potencial intelectual experto que se necesitan para administrar la división del aprendizaje social. Solo 10.000 profesionales en el mundo son capaces de manejar la Inteligencia de Máquinas para extraer conocimiento del magma de datos y ponerlo al servicio del capitalismo de la vigilancia.

El capitalismo de la vigilancia controla los derechos de decisión del aprendizaje social.  Los actos de desposesión digital que comete el capitalismo de la vigilancia imponen una nueva forma de control sobre los individuos, poblaciones y sociedades enteras. La invasión de la privacidad es ya una dimensión predecible de la desigualdad social, pero no viene sola.  Hay una división patológica del aprendizaje social. El capitalismo de la vigilancia es profundamente antidemocrático. Al imperativo extractivo le sucede de el imperativo predictivo que agranda la complejidad de las acciones que se realizan con el excedente, pues a las economías de escala se les suman las economías de alcance y las economías de acción que impulsan al capitalismo de la vigilancia hasta los rincones más profundos de nuestras vidas, cuerpos, hogares, emociones… Estas operaciones ponen en cuestión nuestro elemental derecho al tiempo futuro, que es el derecho a actuar libres de la influencia de fuerzas ilegítimas.

El negocio de la realidad.

Entorno computacional. Toda la realidad debe someterse (imperativo) a una computación ubicua, silenciosa, calmada y voraz. Lo virtual solo podrá ser un terreno en la sombra. Hay que sumar al imperativo extractivo, el imperativo predictivo. Aparecen las economías alcance y de acción. La economía de alcance exige un excedente conductual muy grande pero también muy diverso. El aumento de la diversidad se logra a través de dos dimensiones. La extensión al mundo real donde se vive la vida de verdad. Y una segunda dimensión de profundidad buscando el contenido altamente predictivo en las pautas de conducta más íntimas del individuo (personalidad, estados de ánimo, emociones, mentiras, vulnerabilidades, …)

Pero la economía de alcance no es suficiente para alcanzar la máxima calidad de la predicción. Hay que llegar a moldear el comportamiento. Esto es lo que se denomina economía de acción. Hay que configurar procesos automáticos de máquinas para que intervengan en el estado de interacción en el mundo real entre personas y cosas reales. Se trata de mejorar las certezas de las predicciones: empujoncitos, afinando, pastoreando, manipulando, modificando comportamientos. Es el negocio de la realidad.

El negocio de la realidad obliga a implantar esas arquitecturas basadas en máquinas en el mundo real: instrumentación, datificación, conexión, comunicación, computación, en todas partes y siempre en marcha, de todas las cosas animadas e inanimadas, de todos los procesos, sean naturales, humanos, fisiológicos, químicos, mecánicos, administrativos, vehiculares o financieros. Una rendición continua de la actividad del mundo real convenientemente convertida al ámbito digital, donde cobra una nueva vida en forma de datos listos para transformarse en predicciones llenando páginas del texto en la sombra. La arquitectura extractiva se combina con una arquitectura ejecutiva. Unos medios de modificación conductual. Fabricar el futuro para predecirlo. Es importante señalar que el mundo de la tecnología capitalista está dominado por la hipérbole y las proyecciones siempre apuntan más alto que los hechos reales lo cual aumenta su poder ideológico,

Toda orden enviada por el imperativo predictivo exige para su cumplimiento de esa ubicua presencia material cognoscente y hacedora el mundo real.

Una de las principales aspiraciones es la obtención de datos de los rebaños humanos sin que estos sean conscientes de ello. Datos obtenidos “en libertad”. Toda la tecnología wearable tiene este objetivo. Se trata también de generar un sexto sentido (del colectivo animal global) que oriente comportamientos colectivos. La tele-estimulación se utiliza en la economía de acción para inducir una serie de conductas y no para salvar al rebaño humano de la catástrofe, sino para incrementar la predictibilidad de su comportamiento.

La computación ubicua carece de sentido sin la sensibilidad ubicua que transmita la experiencia para que sea computada. Se ha desarrollado toda una tecnología sensitiva brutal desde la piel hasta las ciudades. Se está creando un sistema nervioso continuo que abarca todo el planeta. 

El capitalismo de la vigilancia va a ejercer todo el poder posible para configurar toda la realidad a sus intereses. Hay que licuar todo el mundo físico. Los datos de escape o los datos oscuros o los datos desestructurados deben convertirse en datos observables. Todo debe iluminarse para poder ser contado y arreado con el resto del rebaño humano. Cada uno de los bits rendidos queda liberado de su vida en el ámbito social pues ya no está lastrado por la moral, la política, la norma social, el derecho, el valor, la relación, el sentimiento, la situación o contexto de cualquier tipo. Todo se objetiva en forma de datos que luego se convierten en activos informacionales.

La certeza con ánimo de lucro (y poder). Recordamos los cuatro usos que Hal Varian, economista de Google, señalaba de la mediación informática de las transacciones:

1) extracción y análisis de datos.

2) la monitorización.

3) la personalización y customización.

4) Experimentos continuos.

Ello implica que para las corporaciones hay posibilidad de observar comportamientos que antes eran inobservables y actuar en tiempo real. La certeza va sustituyendo a la incertidumbre. Es el amanecer de una nueva era de control conductual. Esto ha cambiado toda la realidad del sector de los seguros (de coche, de salud, etc.); la domótica, la conducción de coches, etc… Y para facilitar la interacción telemática por parte del rebaño humano se utilizan técnicas de gamificación o ludificación porque son las más eficaces.

Se institucionaliza en anti-contrato. La extracción-desposesión de la experiencia; la conversión de la experiencia en datos; el conocimiento derivado de esos datos, etc. otorgan a las corporaciones una información conductual que es ignorada por el propio individuo-cliente al que se le imponen unas condiciones de uso que es una rendición en toda regla y que otorga a las corporaciones la capacidad de actuar con brutal determinación-coacción. El contrato (supuesto) liberal , que siempre ha sido un elemento privado de organización social, ahora salta por los aires. Serán los algoritmos los que organicen lo social bajo los imperativos del capitalismo de la vigilancia.

Se extiende la conciencia del inevitabilismo o más bien la retórica de la inevitabilidad. Es una nueva ideología. Desde finales del siglo XVIII la utopía o antiutopía predictiva se ha convertido en la forma más importante del pensamiento imaginativo. Los proselitistas de la computación ubicua se suman a los utopistas modernos postulando una nueva fase de la historia a sabiendas que el inevitabilismo es antitético de la historia y la política. Silicon Valley es el axismundi del inevitabilismo. Todo estará conectado, todo será cognoscible y todo será accionable en un futuro próximo. (omnisciencia digital). Todo problema tiene una solución tecnológica. En el fondo la inevitabilidad o inevitabilismo es un caballo de troya que oculta los imperativos del capitalismo de la vigilancia. Toda la teoría de la inevitabilidad es portadora del virus del nihilismo moral programado para atacar la libre capacidad de acción humana y suprimir la resistencia y la creatividad. El inevitabilismo es la realpolitik del capitalismo de la vigilancia.

Sobre el terreno, son las ciudades los espacios elegidos para el capitalismo de la vigilancia. Cisco cuenta ya con 120 ciudades inteligentes. Todo el espacio público se ha convertido en un laboratorio de experimentación total. La ciudad es toda entera rentable (for profit-city). Y se están desviando millones de recursos públicos en digitalizar las ciudades para ponerlas al servicio del capitalismo de la vigilancia. Todo es una combinación de funciones públicas y ganancias privadas. Se trata de generar un entorno autónomo y libre de regulaciones.

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