LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO COMO BIOIDEOLOGÍA DEL SISTEMA CAPITALISTA ACTUAL

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PARTE III

Carlos Llarandi.

Miembro de Profesionales por el Bien Común y

Militante del Movimiento Cultural Cristiano.

En efecto, si muchos y graves aspectos de la actual problemática social pueden explicar en cierto modo el clima de extendida incertidumbre moral y atenuar a veces en las personas la responsabilidad objetiva, no es menos cierto que estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera «cultura de muerte». Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas, portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia. Mirando las cosas desde este punto de vista, se puede hablar, en cierto sentido, de una guerra de los poderosos contra los débiles. La vida que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por inútil, o considerada como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos. Quien, con su enfermedad, con su discapacidad, más simplemente, con su misma presencia pone en discusión el bienestar y el estilo de vida de los más aventajados, tiende a ser visto como un enemigo del que hay que defenderse o a quien eliminar. Se desencadena así una especie de « conjura contra la vida », que afecta no sólo a las personas concretas en sus relaciones individuales, familiares o de grupo, sino que va más allá llegando a perjudicar y alterar, a nivel mundial, las relaciones entre los pueblos y los Estados.

San Juan Pablo II. Evagelium vitae 12[i]

Después de las experiencias de los regímenes totalitarios, del modo brutal en que han pisoteado a los hombres, humillado, avasallado, golpeado a los débiles, comprendemos también de nuevo a los que tienen hambre y sed de justicia; redescubrimos el alma de los afligidos y su derecho a ser consolados. Ante el abuso del poder económico, de las crueldades del capitalismo que degrada al hombre a la categoría de mercancía, hemos comenzado a comprender mejor el peligro que supone la riqueza y entendemos de manera nueva lo que Jesús quería decir al prevenirnos ante ella, ante el dios Mammon que destruye al hombre, estrangulando despiadadamente con sus manos a una gran parte del mundo

Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, 127

Estas páginas solo intentan ofrecer sintéticamente una perspectiva adecuada para entender correctamente el qué y el porqué de la Ideología de Genero (IG) en el contexto de la sociedad global neocapitalista actual.  Hay muchos libros y buenos sobre este tema. Al final del capítulo aportamos los nombres de aquellos más significativos y que hemos utilizado de una forma directa en este trabajo. Su lectura es muy recomendable, pero nosotros les aportamos una sensibilidad política diferente que esperamos que pueda ser útil para combatir el antihumanismo en el que se ha instalado la IG.

Muchos que afirman estar en contra de la IG defienden el capitalismo. Otros dicen estar en contra del capitalismo y a favor de la IG como ideología progresista. Sin embargo, la realidad es que ambas posiciones incurren en una tremenda contradicción. La vinculación entre IG y capitalismo es intrínseca, no se puede apoyar una sin apoyar la otra y viceversa. La IG es una ideología intrínsecamente capitalista entendiendo por capitalismo lo que manifestó San Juan Pablo II en la encíclica Laborem exercens: cualquier sistema en el que el capital está por encima del trabajo, que es la persona humana, independientemente de la ideología política que diga profesar. Por ello, podemos encontrar capitalismos con muchas denominaciones ideológicas, pero todos compatibles con la IG.

APROXIMACIÓN A LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO Y A SU GÉNESIS Y EVOLUCIÓN

¿Qué es la Ideología de Género (IG)?

La Ideología de Género es actualmente una propuesta cultural y política (bioideología) promovida por el neocapitalismo transnacional desde sus centros de poder (empresas trasnacionales, organismos internacionales y supranacionales) para romper las estructuras solidarias más íntimas del ser humano como son la sexualidad, el matrimonio y la familia y con ello facilitar su dominación y explotación.

El neocapitalismo lleva la mitad del siglo XX y el siglo XXI con una estrategia directa y explícita de control cuantitativo y cualitativo de la población del planeta.  Cuantitativo porque se trata de eliminar población, fundamentalmente población empobrecida, cuya mera existencia pone en peligro su poder ya que la riqueza del planeta cada día está concentrada en menos manos. Y cualitativo, porque se trata de diseñar y construir un modelo de ser humano que se adapte a las exigencias de la cultura neocapitalista. Por eso hay una relación intrínseca entre la antropología de género y el control de población capitalista.

El actual poder neocapitalista ha integrado diferentes elementos del liberalismo y del marxismo para construir una ideología cuyo objetivo principal es diseñar el individuo que el sistema necesita. Diseñado el individuo, las instituciones y estructuras sociales cambiarán por un dinamismo antropológico nuevo. Es una deconstrucción personal y social. Es un totalitarismo a la inversa del totalitarismo tradicional nazi o comunista que conformaba al individuo desde el exterior a base de la violencia ejercida directamente o mediante la configuración de una superestructura rígida a la que tenía necesariamente que someterse el individuo. Hoy en día este totalitarismo trabaja fundamentalmente desde la captura del deseo de los individuos y promocionando un concepto de libertad desvinculado de la verdad sobre el bien (que son, según ella, siempre relativos). Es una libertad de “empoderamiento” individualista y no una libertad orientada hacia la solidaridad y el Bien Común de la sociedad. Por tanto, una libertad alienada y autodestructiva que se expresa perfectamente con el denominado “derecho a decidir” que justifica todo tipo de egoísmos, desde el nacionalismo insolidario al aborto.

La IG parte de la negación de la naturaleza sexual binaria de los seres humanos (por tanto, la maternidad, la feminidad, la masculinidad, el matrimonio, la familia, etc) y, sobre este postulado, transformar, junto con otras bioideologías capitalistas, toda la realidad a favor de un orden capitalista global superior que no ha conocido la humanidad.

Como tal, la consecuencia de la IG no es otro, aunque lo niegue su discurso, que facilitar la explotación y la dominación, patrocinando una antropología reduccionista y dualista: materialista en relación al cuerpo humano, y, al mismo tiempo, espiritualista en relación al género como construcción cultural que crea la realidad. Al combatir la dimensión sexualhumana siempre abierta al otro y a los otros, es una antropología individualista y narcisista, que elimina la dimensión comunitaria y solidaria del ser humano, y estéril, al romper el dinamismo unitivo y procreativo de la donación propia de la sexualidad humana.

La IG deviene en un arma de destrucción masiva, en un antihumanismo que genera miles de víctimas, muchas de ellas inconscientes de ello, especialmente entre los niños y los más jóvenes.

Confusión deliberada entre sexo y género

La IG se propaga mediante una extraordinaria confusión terminológica y conceptual. Algunas personas utilizan la palabra género como substituto erróneo del concepto de sexo, masculino y femenino.

Esta confusión “sexo=género” no es inocente. Surge de la necesidad de generar una nueva lengua, que predetermine el imaginario que se desea imponer. Y es que el género se refiere a la categoría gramatical de las palabras, mientras que el sexo define la condición de los seres vivos por la que se distingue el macho de la hembra. El trasfondo ideológico de la confusión es la eliminación del dato evidente de la naturaleza biológica o corporal del ser humano. Con ello además se niega que la propia naturaleza sexual binaria contiene, superado el dualismo filosófico que degradaba lo corporal en favor de lo espiritual, un mensaje moral inscrito: el sexo es el signo inequívoco de nuestra naturaleza solidaria, complementaria, sólo plenamente realizada en la complexión.

La cuestión de fondo es por qué nuestra cultura, que es técnica y científica, incurre sistemáticamente y de manera generalizada en tal error. Ello nos induce a pensar que el conocimiento se instrumentaliza al servicio de una ideología, y esta es una de sus connotaciones totalitarias.

La IG se consagró explícitamente en la Conferencia de Pekín, (1995) en unos términos que ya mostraban que iban más allá que un asunto de equidad entre hombres y mujeres. Concretamente fue Bella Abzug, exdiputada del Congreso de los Estados Unidos, quien intervino para completar la interpretación del término género: El sentido del término ha evolucionado, diferenciándose de la palabra ‘sexo’ para expresar que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio. No existe un hombre y una mujer como consecuencia de su naturaleza específica. La realidad hombre-mujer, no sujeta a condicionantes biológicos, no es más que una construcción cultural, que da lugar a sujetos cambiantes, fluidos.

En este enfoque las condiciones tan evidentes y estructurales de carácter natural, las diferencias hormonales y sus variadas consecuencias, el procesamiento cognitivo y sus resultados, la capacidad para la maternidad, toda una serie de diferencias muy conocidas y estudiadas, carecen de significación para la perspectiva de género.

La realidad es que tal “perspectiva” no se verifica realmente en más del 98% de la población, que no responde a otra definición que la de ser hombre o mujer, y sí solo en menos del 2% restante[ii]. Es la descripción de la realidad a través de la excepcionalidad. Ningún ámbito del conocimiento, académico o práctico, aceptaría diagnósticos y conclusiones a partir de tal enfoque, pero sí se asume acríticamente en el caso de la perspectiva de género. Seguimos preguntándonos porqué es así.

La identidad de género constituye el núcleo fundamental de la teoría de género. La identidad de género se define como la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a sentirse hombre, mujer, o de uno de los muchos géneros no-binarios[iii], y debe reconocerse como una identidad política portadora de derechos específicos, que comportan obligaciones de la sociedad y de las instituciones políticas hacia ellas.

Desvinculación entre sexo y género

La ideología de género opera desde la desvinculación entre el sexo objetivo de una persona y el llamado género, de forma que el sexo, que es naturalmente binario, se desquicie y sea sustituido por el concepto género entendido este como constructo socio cultural variable, continuo y moldeable. 

La sexualidad binaria está objetivamente vinculada a la procreación y es esta vinculación funcional la primera que hay que sostener para que el sexo no se desquicie. El carácter moral que tiene cualquier decisión del ser humano pide que el acto sexual no sea un mero acto zoológico reproductivo.

Según la IG, la identidad de género es distinta a la identidad sexual, que se relaciona con los órganos sexuales. Es obvio el simplismo de este enfoque dado que la condición sexuada de una mujer y la de un hombre, no son solo su genitalidad, sino su psiquismo, y todas sus implicaciones fisiológicas, incluidas las cognitivas. Esta simplificación radical obedece al esfuerzo de convertir determinadas disfunciones, sobre todo de tipo anatómico, en identidades colectivas marginadas.

En la perspectiva de género la unidad del ser humano y sus derechos comunes deja de existir como realidad universal, y se fragmenta en múltiples identidades de género portadoras de otros derechos, como lo constatan los Principios de Yogyakarta, un remiendo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, a partir de las pseudoidentidades de género.

La perspectiva de género se fundamenta, por lo tanto, en tres principios fundamentales:

1) la diferenciación entre género y sexo.

2) La primacía absoluta del género sobre el sexo, es decir de la identidad subjetiva sobre la objetiva.

3) Primacía de la cultura sobre la dimensión natural del ser humano.

La no coincidencia entre sexo y género, así como la variabilidad o fluidez de este a lo largo del tiempo induce numerosas identidades de género, que fragmentan la naturaleza humana. A la idea que hay un único ser humano portador de derechos, que posee dos especificidades naturales, varón y mujer, complementarias, derivadas de su naturaleza sexual procreativa, se opone la existencia de múltiples identidades.

De la neo realidad que impone la perspectiva de género se deriva tener que aceptar como lo “específico” del ser humano:

Una identidad de género como vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente la cual podría corresponder o no con el sexo del nacimiento.

Una orientación sexual que debe entenderse “correctamente” como capacidad de cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género diferente al suyo, o de su mismo género, o de más de un género, así como a la capacidad de mantener relaciones íntimas y sexuales con estas personas.

La identidad de género no necesariamente corresponde con la orientación sexual. Por ejemplo, una persona cuya biología la categoriza como mujer puede tener una identidad de género masculina y sentirse atraída erótica y afectivamente por hombres. Y a la inversa, y todas las variaciones que se quieran en el marco del cruce entre identidades, preferencias, y determinadas condiciones biológicas. Todo ello sujeto al cambio temporal porque puede modificarse a lo largo de la vida.

Al final, esta bioideología neocapitalista ha conseguido desestabilizar la sexualidad humana hasta tal grado que estamos asistiendo a una auténtica pandemia de trastornos psíquicos y emocionales de diferente intensidad que están afectando fundamentalmente a los más vulnerables: niños y adolescentes. Por ejemplo, la disforia de género en el Reino Unido se ha disparado entre las chicas en más de un 4.500% y en un 1100% entre los chicos[iv].

La desvinculación de la sexualidad de la procreación, y la procreación de un matrimonio que surge de un amor comprometido, fiel, fecundo, e incondicional, que busca la plenitud del bien, la felicidad del otro, es una de las claves que nos permiten entender el caos deliberado en el que se encuentra hoy nuestra cultura.

La ideología de género como bioideología

La Ideología de Género es una bioideología que ha convertido el “género” en un constructo cultural y, en consecuencia, político, para regularlo todo: la educación, la sanidad, la familia y, en general, todas las relaciones humanas.

Como ideología tiene una consistencia filosófica muy débil, incluso contradictoria (posmoderna), pero su conexión con lo vital la hace muy persuasiva y penetrante[v]. Se mueve más en el plano de las emociones y los sentimientos que en el de la razón. Aunque es de naturaleza totalitaria no tiende a ofrecer una cosmovisión global y coherente de la realidad. Es más bien fraccionaria, líquida, lo que facilita su asimilación masiva y su conexión con otras bioideologías. Tiende a funcionar mediante grupos de presión, lobbies, más que mediante partidos políticos.

Los postulados básicos de la IG han sido tomados de diversos autores, todos los cuales tienen en común la obsesión por liberar al hombre de cualquier determinismo y concebirlo como pura libertad. Podemos mencionar a los más importantes teóricos de la revolución sexual: Wilhem Reich y Herbert Marcuse; Marx y Engels, de quienes asumieron las categorías marxistas de lucha de clases; y a S. Freud, de quien tomaron una explicación pansexualista del hombre y su teoría sobre la lucha de sexos. Las feministas de género (2ª ola) también se apoyaron en algunos postestructuralistas sociales, como Jacques Derrida y sus teorías deconstruccionistas, que el mismo aplicó a la sexualidad en alguna de sus obras, y Michel Foucault, con su defensa del control sobre nuestros propios cuerpos, sobre nuestros deseos y pasiones.

La IG ha manipulado la legítima lucha de muchos colectivos contra su discriminación y marginación. La liberación de la mujer, el reconocimiento de la dignidad de cualquier persona independientemente de su orientación sexual, no son discutibles. La dignidad de todo ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, es inalienable. Sin embargo, el lobby LGTBiQ+ ha instrumentalizado estás reivindicaciones para convertirlas en instrumentos de agresión ideológica y generar una estructura político cultural represiva, reaccionaria y en muchos casos violenta.

De esta manera la IG es uno de los constituyentes fundamentales de la denominada cultura de muerte. La llamada salud reproductiva o los llamados derechos sexuales son eufemismos para encubrir el aborto, las esterilizaciones, o sea, el control de población cuantitativo (eliminación de empobrecidos, marginados sociales, etc.) y también para encubrir el control cualitativo (eugenesia, selección embrionaria, programación genética) cuyo objetivo es la construcción de un individuo a la carta, sin referentes maternos y paternos consistentes y, por tanto, altamente vulnerable. Destruidas o debilitadas las estructuras solidarias del ser humano este queda sometido directamente a los arbitrios del poder político-económico del neocapitalismo.

La actual revolución biotecnológica (capitalismo de la vigilancia) ha acrecentado el poder de agresión de esta ideología logrando un nivel de individuación y penetración sin precedentes.

Antropología subyacente de la Ideología de Género vs Antropología adecuada

Bajo la perspectiva de género el ser humano como identidad fundamental de la fraternidad humana desaparece. Así para poderanalizar la dimensión antropológica de la IG se deben tener claros los elementos esenciales de una antropología adecuada y no perder de vista que la principal agresión que implica la IG es el reduccionismo antropológico de la dignidad humana.

Todo ser humano por el hecho de existir es persona y tiene una inalienable y absoluta dignidad personal desde la concepción hasta la muerte natural. Esto quiere decir que su dignidad es intrínseca. Todo ser humano la posee independientemente de sus circunstancias biológicas o sociales. Sin embargo, la dignidad humana que sostiene la IG es la del neocapitalismo, es decir, una dignidad humana utilitarista y funcional y, por tanto, discriminatoria y reaccionaria. El empoderamiento de unos, so capa de respetar sus derechos, se convertirá en la desposesión real de los derechos de los que no tengan el poder para conseguir que se les respete. Sin dignidad inalienable, se impone la ley del más fuerte.

                  Observemos ahora algunos de las polaridades esenciales de la dimensión antropológica en su versión “ideología de género”:

Cuerpo/alma. Se puede empezar afirmando que la IG es dualista y escinde al hombre en dos elementos: de un lado “lo espiritual” – psique o conciencia- y del otro, el cuerpo. Esta visión es materialista y utilitarista ya que, al escindir el cuerpo, éste es considerado sin ningún significado personal, como mera materia manipulable que se puede deconstruir a gusto del sujeto (biotecnología), a voluntad, negando incluyo el dimorfismo sexual objetivo y negando el mensaje moral que lleva inscrito.

Y por otro lado, no es contradictoria, es espiritualista. Lo importante en la identidad es el género. Y el género no es más que un constructo cultural asignado socialmente, adquirido o autoconstruido. Lo “cultural”, ajeno a lo material, se impone sobre la objetiva identidad sexual (unidad cuerpo-alma) con la que ha nacido. 

                  El feminismo de género (2º ola) reivindican la autoconstrucción del mismo frente al género asignado socialmente, ya que el ser humano es un ser libre y autónomo. Esta autoconstrucción reniega de las estructuras sociales que han creado un género sometido de la mujer al hombre.

Esta esquizofrenia radical entre sexo y género desestabiliza a las personas hasta tal punto que las hace altamente vulnerables al poder político-mediático-cultural del neocapitalismo. Y más cuando las formas de vida urbanas que se han instalado promueven la soledad y la desvinculación social. Sin este proceso de desvinculación no se entendería el éxito de las redes sociales.

Individuo/comunidad.  Si el ser humano es pura libertad auto creador, la identidad no es consustancial. No hay naturaleza humana y por tanto carecemos del fundamento que nos defina como persona. Esto supone un reduccionismo ontológico radical del ser humano. Si no hay persona, masculina o femenina, tampoco hay familia ya que la relación persona y familia es biunívoca y constitutiva. Y si no hay ni persona, ni familia no hay sociedad, sino un sumatorio de individuos auto empoderados.

Sin embargo, lo real es que la persona humana es un ser singular al mismo tiempo que social y comunitario. Ningún ser humano se configura de manera individualista, sino que necesita de diferentes referentes colectivos, sociales, comunitarios y políticos. De hecho, el referente más importante para la conformación integral adecuada de la persona humana es la familia basada en el matrimonio entre el hombre y la mujer. Una sociedad configurada subsidiariamente desde la familia es el mejor fundamento de la comunidad política. La IG combate a muerte esta constitución adecuada de la persona y de la sociedad.

Frente a la objetividad de la sexualidad binaria orientada hacia la vida y hacia el amor, la IG de género promueve un subjetivismo irracional autorreferencial en un contexto neoliberal basado en un individualismo radical. La persona entonces pierde cualquier referencia objetiva y pierde cualquier referencia social, intersubjetiva o comunitaria. El narcisismo identitario enfermizo se convierte en una epidemia que afecta a todo, desde lo personal a lo político; se destruye la solidaridad como camino hacia el bien común y todo finalmente se somete a la voluntad de los más poderosos porque las personas y la sociedad han sido deliberadamente desestructurados.

Varón/Mujer. Esta polaridad es sin duda la más afectada directamente por la IG. La negación e instrumentalización de la sexualidad humana es una de las mayores agresiones que está sufriendo el ser humano para desestructurarlo y así debilitarlo y hacerlo consecuentemente más vulnerable a los dictados del poder neocapitalista hegemónico. La IG es el instrumento ideológico que está intentando fluidificar la sexualidad binaria objetiva hombre-mujer vinculada a la procreación, que, ya está dicho, no es un mero acto reproductivo de la especie sino un acto derivado de un amor y una responsabilidad que existencialmente exigen al matrimonio y a la familia. La desvinculación no sólo es individuación y soledad, es también esterilidad. Lo que conforma a su vez, ¿casualidad?, el impresionante negocio que se está haciendo a costa del sexo,  la soledad y la fecundación.

                  La concordancia entre el sexo biológico y el mundo psíquico y afectivo de la persona es una tarea con la que se enfrenta forzosamente todo ser humano. Y desde la infancia cada uno ha de confrontarse con su propio cuerpo, que le viene dado, y debe ir desarrollando su identidad psíquica de acuerdo con su identidad sexual. No tenemos sexo masculino o femenino, somos hombres o mujeres.

                  No podemos disponer de nuestra identidad como el que dispone de un traje. Nuestra identidad está profundamente enraizada en nuestra condición sexuada. La identidad es permanencia, estabilidad, certeza y es lo que perdura por encima de cambios. Pero es cierto que también el ser humano tiene una dimensión dinámica que parte de lo dado y se construye en interacción con las circunstancias psico-biográficas de cada uno.

                  La sexualidad nos permite comprender que la persona es un ser destinado al encuentro, a la comunión y al amor. La diferencia sexual muestra nuestro límite pues ni lo masculino ni lo femenino por separado agotan la naturaleza humana. Pero, por otro lado, nos indica que nuestra  plenitud se alcanza en la comunión.

Razón/afectividad. Otra de las polaridades víctima de la agresión antropológica es la relación entre afectividad y razón. En el discernimiento humano la clave es siempre la búsqueda de la verdad. La verdad hay que descubrirla como adecuación entre la inteligencia y la realidad. Para ello necesitamos la razón. Una razón que no está en contradicción con la fe del creyente. La fe y la razón pueden trabajar perfectamente coaligadas en la búsqueda de la verdad. Pueden ser las dos alas con las que el ser humano descubre la verdad. Lo mismo que deben poder conectarse Razón y Libertad y Razón y Amor.

La verdad hay que conectarla con la libertad-responsabilidad y con el amor. Por eso la libertad siempre tiene dos momentos. El primero pide la liberación de las coacciones y el segundo, que es lo que orienta al primero, invoca una dirección, un para qué. Por eso debemos hablar de una libertad orientada hacia el Bien (responsabilidad). Solo así la libertad es humana. Lo que me coacciona es lo que me impide asumir mis responsabilidades plenamente, lo que me impide amar, conseguir el desarrollo integral de todos y cada uno, el bien común.

La libertad propiciada desde la IG es la libertad neoliberal, que es una libertad de empoderamiento. El primer momento prevalece al servicio de “mi yo”, mi voluntad. Es, en definitiva, la famosa voluntad de poder hoy eufemísticamente llamada “derecho a decidir”.

Por eso, la auténtica libertad, la que realmente nos libera, necesita la conexión entre verdad y amor, y es la que hace adecuada la relación razón y afectividad. Solamente el amor basado en la verdad sobre el bien del ser humano puede ordenar los afectos y las emociones. Desvincular los afectos del amor y la verdad en un ambiente radicalmente individualista no produce más que una sociedad de enfermos narcisistas.

En definitiva, la IG es una antropología anti humanista que está haciendo de puente entre las antropologías materialistas tradicionales (capitalistas liberales o capitalistas colectivistas) y las nuevas antropologías anti humanistas de naturaleza tecnológica y radicalmente utilitaristas (posthumanismo, transhumanismo).

Estas nuevas antropologías se plantean abiertamente la posibilidad de transformar la naturaleza humana hasta conseguir un presunto mejoramiento, incluso un cambio sustantivo de lo humano llegándose a concebir un ser posthumano. Estas antropologías son eugenésicas y eutanásicas, que es lo mismo que decir elitistas y clasistas, ya que solo los que tengan recursos económicos elevados podrán acceder a las nuevas tecnologías de “mejoramiento” humano, alargamiento vital y cuidados paliativos.

La clave fundamental de la IG como bioideología es el presupuesto falso de que la naturaleza humana no es un dato objetivo que lleva inscrito un mensaje ético. Por tanto, la sexualidad tampoco es un dato objetivo con dimensión moral, sino que esta es algo relativo que depende y emana de la subjetividad (deseo, opinión, opción,) del individuo. Se relativiza lo objetivo, la sexualidad, y se absolutiza lo relativo, el género, lo cual es un sinsentido que logra desquiciar la sexualidad.  El sexo biológico, el género como rol social-cultural y la atracción u orientación sexual se combinan sin limitación alguna.

Sin embargo, este es uno de los puntos más débiles de esta ideología puesto que la contradicción factual es manifiesta. Si aceptamos el presupuesto de que la sexualidad y la orientación sexual es relativa, optativa y cambiante debe aceptarse en los dos sentidos. Pero esto no se acepta. El paso de la heterosexualidad hacia otras “formas” de sexualidad se presenta como una demostración de la libertad, de pluralismo y de tolerancia democrática. Lo contrario, se estigmatiza, se difama, se persigue y finalmente se penaliza. Sin duda esta contradicción radical es la manifestación más palpable de la mentira que subyace detrás de la Ideología de Género.

Nacimiento y evolución de la IG

La IG se ha ido construyendo a lo largo de los siglos XIX y XX fundamentalmente por la confluencia, sinergia, de varias corrientes ideológicas. El neocapitalismo que es muy dinámico y tiene un gran poder de integración ha ido seleccionando elementos de diferentes posturas ideológicas configurando una ideología transversal a casi todas las opciones políticas. 

Los pioneros de la Ideología de Genero son aquellos que han ido configurando un concepto de libertad “liberal” no subordinada ni a la verdad sobre el bien, ni al amor. Podríamos citar casi todos los filósofos e ideólogos nacidos en el seno de la clase burguesa[vi] triunfante de la Revolución Francesa. En todos había un denominador común: un concepto antropológico contrario al cristianismo. Junto con la filosofía burguesa hay que considerar los intereses dominantes de los ricos y poderosos que van configurando el capitalismo a lo largo de la historia no solo como un sistema económico sino como algo mucho más importante: un sistema cultural, una civilización nueva.

Intentando hacer una agrupación sistemática:

El movimiento malthusiano. Como antecedente de la IG este movimiento tiene su origen en las teorías de Thomas Robert Malthus (1766-1834) que sostenían que la población crece siempre más deprisa que la producción de alimentos. Por tanto, el control de la población de los empobrecidos es un imperativo moral y social. A pesar de que estas teorías se han demostrado absolutamente falsas, el neomalthusianismo ha marcado la estrategia ideológica del capitalismo en los últimos 200 años cambiando de disfraz según los tiempos: Paul Ehrlich y la bomba demográfica; El Club de Roma y los límites del crecimiento; las campañas anti demográficas de las fundaciones corporativas como Rockefeller, Ford, Gates; la aparición de la píldora anticonceptiva en los años 60 del siglo XX y la gradual legalización del aborto; sin olvidar el apoyo sistémico de todo el complejo de Naciones Unidas y de la UE a los planes de control demográfico.

El movimiento eugenésico es otro antecedente importante de la IG. Margaret Sanger (1879-1966) jugó un papel decisivo en el control de población. La higiene racial como política de estado nace en los Estados Unidos y no en la Alemania nazi. Las élites norteamericanas financiaron masivamente a una feminista de orientación comunista generando un movimiento nacional e internacional para el control de la natalidad. En 1921, Sanger fundó La Liga Americana de Control de la Natalidad que abogó abiertamente por la eugenesia con fines racistas. Al mismo tiempo, Marie Stopes abrió una clínica de control de natalidad en Londres.  La anticoncepción como método para mejorar la condición de pobres y desempleados ha sido siempre una estrategia capitalista fervientemente defendida por todo el movimiento “progresista y feminista” y ampliamente financiada por las fundaciones corporativas del capitalismo.  La Liga Americana para el Control de la Natalidad cambió su nombre en 1942 por IPPF (International Planned Parenthood Federation) convirtiéndose en la multinacional del aborto más importante.

El marxismo. Desde la primera mitad del siglo XIX, el marxismo ha sido la referencia filosófica y política “anticapitalista”[vii] más seria. Muchos lo han visto como una versión secularizada del cristianismo. Su influencia ha sido enorme y por ello casi todas ideologías sexuales del siglo XX tienen alguna conexión con el marxismo. De la mano de Engels fundamentalmente (El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. 1884), se señala como primera opresión histórica de clase la de la mujer por parte del varón.  Lógicamente defender la dignidad de la mujer frente a todo tipo de violencia y dominación es incuestionablemente bueno y necesario. Sin embargo, la IG ha convertido una lucha legítima en un campo ideológico lleno de injusticias y contradicciones como el denominado “derecho al aborto” que convierte a la mujer en víctima y también verdugo. Además, sin olvidar que el comunismo tiene a sus espaldas más de 100 millones de muertos.

 Allexandra Kollontai. Fue la primera mujer del Consejo Revolucionario de San Petersburgo. Fue la responsable directa de la legalización del divorcio y del aborto y promovió el amor libre, aunque luego la Revolución Rusa reculó en este sentido. También se intentó el control educativo total sobre los hijos.

Wilhelm Reich. Fue uno de los agitadores sexuales más eficaces de la República de Weimar. El desarrolló sus teorías sexuales sobre el orgasmo a partir de la teoría de la lívido de Freud. Según esto la familia y el matrimonio deberían ser destruidos como base del principio social autoritario que reprime la sexualidad. La sexualización era el instrumento adecuado para destruir el orden social general. Reich intento unificar el psicoanálisis de Freud con el marxismo. Tuvo mucha influencia sobre otras corrientes como la terapia Gestalt y su expansión fue facilitada porque se revistió con los teóricos neomarxistas de la Escuela de Frankfurt.

Magnus Hirschfeld. Activista homosexual y al mismo tiempo muy contradictorio porque consideraba la homosexualidad como una deformidad congénita. Defendía que la sexualidad binaria debe ser abolida en favor de la individualización radical.  El intentó superar la dolorosa contradicción entre su propia homosexualidad y la condena de esta tendencia como una deformación y perversión, disolviendo la identidad sexual dentro del género. Es el precursor de la ideología de género como tal. También abogó por la eugenesia. La Sociedad Alemana para la investigación sexual sociocientífica fundada en 1990premia con la medalla Magnus Hirschfeld a las contribuciones más destacadas en la ciencia sexual y la reforma sexual.

Sigmund Freud y C.G. Jung.  La psicología profunda dio a la sexualización de la sociedad un poderoso impulso al ser considerada en el siglo XX uno de los grandes descubrimientos sobre la naturaleza humana. Freud fue una gran mente que había formulado elocuentemente teorías psicológicas que jugaron un importante papel en el desmantelamiento de los valores cristianos del siglo XX y en la sexualización de la cultura. El heredero de Freud, Jung, fundó su propia escuela de psicología y tendió a unir psicología y espiritualidad diluyendo la imagen cristiana del Dios Amor. Su psicología se configuró como un nuevo gnosticismo pseudo científico.

La ingeniería social. La psicología profunda no es la más adecuada para la ingeniería social y para la manipulación de masas. Para ello es mucho más eficaz el conductismo fundado por John Watson en 1914 donde se propone un control científico de la conducta. En la misma línea destaca el famoso Edwards Bernays, sobrino de Freud, que fue de los más exitosos en la manipulación de masas en los EEUU y planteó una serie de principios fundamentales de la ingeniería social que fueron posteriormente implementados eficazmente por los nazis. Finalmente, otro conductista, profesor universitario de Stanford y Columbia, Bernard Berelson, trabajó al servicio de las fundaciones Ford y Rockefeller en la manipulación masiva de la opinión pública sobre todo en el cambio de opinión de la sociedad americana respecto a la contracepción de modo que los programas de reducción de población pudieran implantarse.

Alfred Kinsey. Este entomólogo, al que se considera el padre de la sexología, consiguió un gran avance en la sexualización del mundo occidental con la publicación de dos obras en 1948 y 1953 sobre el comportamiento sexual del hombre y la mujer respectivamente. La Fundación Rockefeller y la revista Playboy financiaron abundantemente su ascenso e influencia internacional para eliminar la visión antropológica cristiana. Se ha demostrado que Kinsey falsificó sus estadísticas, pero consiguió que los americanos creyesen que divorciarse, ver pornografía, disfrutar de tendencias homosexuales o la sexualización de los niños etc., eran comportamientos “normales”. Las tesis de Kinsey colocaron todas las identidades y orientaciones sexuales al mismo nivel moral, social y antropológico, y la sexualidad pasó a considerarse una opción individual realizada según la propia voluntad.

John Money. Psiquiatra en el hospital John Hopkins en Baltimore. Ha desempeñado un papel clave en la IG ya que promovía la libre elección del género distinguiéndolo del sexo. En la década de los 60 abrió la primera clínica para el cambio de sexo. Propugnó como Kinsey el sexo en grupo y la bisexualidad. Su éxito mediático se basó en el cambio de sexo que provocó en un niño gemelo cuando este sufrió daños irreversibles en el pene al ser circuncidado.  Sin embargo, el caso terminó 38 años más tarde cuando el gemelo se suicidó. El gemelo nunca asimiló el cambio de sexo que descubrió cuando llevaba 13 años creyendo ser una niña, la familia entera fue víctima de este proceso. Su hermano también se suicidó dos años antes.

Simone de Beauvoir y el feminismo. Los esfuerzos eugenésicos y malthusianos de los ricos y poderosos de América (y del mundo) financiaron incansablemente como estrategia un cambio en la antropología sexual y para ello no dudaron en promocionar un tipo de feminismo burgués que no tenía nada que ver con la injusticia real que sufrían las mujeres. El primer feminismo o el feminismo de primera ola luchaba por los derechos civiles que les eran negados a las mujeres, sin embargo, este nuevo feminismo (2º ola) se basó en un hecho clave, la aparición de los anticonceptivos que permitieron separar el sexo de la fecundidad. A continuación, se desvinculó del matrimonio y de cualquier compromiso, incluso del amor. El sexo solo quedo vinculado al placer. Se desquició.

En este sentido la excatólica Simone de Beauvoir, mujer de Sartre, jugó un papel decisivo al afirmar en El segundo sexo (1949) que “una no nace, se hace” frase que se ha utilizado para negar la esencia femenina, especialmente la maternidad. Para este feminismo es fundamental el aborto y la anticoncepción como forma de liberación de su condición femenina. El feminismo tuvo su auge en las décadas de 1970 y 1980 una vez que el dique fue roto por Simone de Beauvoir.

Shulamit Firestone[viii], Betty Friedman[ix], Kate Millet son nombres destacados de este periodo. El objetivo era la renuncia de la heterosexualidad y de la familia y no tanto la igualdad efectiva de derechos entre hombres y mujeres. Un lugar especial lo ocupa Judith Butler, la principal ideóloga de la perspectiva transversal de género que negaba la importancia de la diferencia biológica de género entre el hombre y la mujer. Entramos en el feminismo de la 3ª ola que abandona la distinción entre sexo y género. Y abre las puertas a variables como la raza, la clase, la cultura, la etnia. Supera las definiciones esencialistas del feminismo de 2ª ola que con frecuencia partían de la existencia de una identidad femenina universal que se identificaba con la experiencia de las mujeres norteamericanas de clase media. Para Butler, el término mujer es un término abierto, en proceso, una construcción siempre inacabada. La categoría mujer no debería ser el fundamento de la política feminista.  Se impone una interpretación completamente libre de género y la sexualidad es central para este feminismo de la tercera ola, que con frecuencia incorpora elementos de la teoría queer. Lo importante es que cada uno se defina y construya a sí mismo con plena libertad.

Y finalmente llegamos a teoría ciborg (híbrido organismo humano y máquina) que enlazaría con el movimiento transhumanista. Se considera necesario abandonar las limitaciones de la naturaleza e inaugurar un periodo posthumano en el que la ciencia dará forma al hombre nuevo.

La fusión posmoderna. En los años 60 se produjo la integración neocapitalista de todas estas tendencias y corrientes. Integración que solo era posible en el contexto de las sociedades opulentas. Un papel decisivo en esta fusión lo jugó la Escuela de Frankfurt (Marcuse, Horkheimer, Adorno, etc) que unió el marxismo con el psicoanálisis freudiano en el ecosistema universitario norteamericano donde estaban contratados y financiados por fundaciones corporativas muchos de sus filósofos. La Escuela de Frankfurt neomarxista de tendencia socialdemócrata, que había sido elegida por el staff capitalista norteamericano para reeducar al pueblo alemán después de la II Guerra Mundial, puso las bases junto con el posestructuralismo francés, reciclado también en los campus norteamericanos, para una nueva etapa denominada posmoderna. Encarnación inicial de todo ello fue la revolución de la opulencia de mayo del 68 en la que el principio hedonista individualista era el criterio revolucionario fundamental.

Por tanto, se habían sentado las bases de una nueva cultura neocapitalista que es la que se ha venido desarrollando en los últimos cincuenta años y que han configurado la sociedad líquida en la que estamos actualmente.

El movimiento homosexual. Junto con la instrumentalización del feminismo, la instrumentalización de la justa lucha contra la discriminación de los homosexuales es una de las mayores tragedias producidas por la IG.

El punto de inflexión se produjo en 1973 con la decisión de la Asociación Americana de Psiquiatría de eliminar la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Después la OMS hizo lo propio. Las encuestas más representativas de las sociedades occidentales indican que entre el 1 y 3% de la población se identifica como homosexual. Sobre las posibles causas, actualmente se señalan los conflictos de identidad en la infancia como los más habituales. Conflictos actualmente agudizados y extendidos por la desestructuración creciente del entorno familiar.

Para provocar una visibilidad mayor de la real hay una inducción social y mediática por parte del lobby LGTB de tendencias sexuales excepcionales igualándolas a la heterosexualidad, lo que genera la proliferación artificial de las mismas produciendo un efecto de “profecía autocumplida”.  Con ello la sociedad queda desestructurada y sometida deliberadamente a problemáticas sexuales de todo tipo que no pueden ser afrontadas de forma adecuada porque se “normalizan”, ocultando las verdaderas causas de su existencia y provocando una autentica pandemia de comportamientos autolíticos[x] y antisociales de diferente grado y naturaleza.

La punta de lanza de toda esta estrategia social ha sido la instrumentalización de las personas con PMS (proyección por el mismo sexo, concepto más apropiado que homosexualidad), que han sido utilizados sistemáticamente y han acabado siendo las primeras víctimas ya que se ha impedido que se pudieran investigar y tratar adecuadamente las causas de la PMS. Se ha generado un clima social y político dictatorial y reaccionario que bloquea cualquier debate científico público. Además, se han ido implementado una serie de leyes de gran calado antropológico y social como el llamado “matrimonio” homosexual o la adopción de niños que modifican sustantivamente el concepto de matrimonio y familia debilitándolos gravísimamente.

La promoción de la pornografía.

Uno de los factores más perversos de toda la desestructuración sexual de la cultura neocapitalista es la proliferación masiva de la pornografía, uno de los mayores negocios del mundo, acrecentado por la difusión masiva por redes sociales. Pornografía y capitalismo forman una unidad indisoluble.

La pornografía está directamente conectada con la prostitución, la trata de personas, la esclavitud sexual y el abuso sexual, especialmente con menores de edad.

Son constatables los efectos perversos de la pornografía sobre la psicología humana con repercusiones individuales y sociales que afectan a la concepción y vivencia de la sexualidad; la destrucción de la mente, la adicción, el aumento de la violencia sexual.

Las primeras víctimas de la pornografía son los niños y los jóvenes que son abusados y educados desde la pornografía. Hoy cualquier niño con un móvil tiene acceso a páginas pornográficas y sin embargo la sociedad se sorprende y se escandaliza cuando se constata el aumento de las violaciones colectivas. Lógica consecuencia de una generación educada desde la pornografía.

Cuando se relativiza la sexualidad humana y se la desquicia como está haciendo la IG se está abriendo la puerta a un agujero negro que devora literalmente a hombres, mujeres y niños.

La revolución sexual de mitad del siglo XX se puede afirmar ya que era y es el contexto cultural en el que nacería y se desarrollaría la Ideología de Género. Y en este punto es necesario recordar a San Pablo VI que promulgó el 25 de julio de 1968 una encíclica histórica y profética, la Humanae vitae.

Las revueltas estudiantiles del mayo del 68 francés tenían una componente muy importante de lo que se llamó “liberación sexual” identificada en gran parte con la llamada “liberación de la mujer”. La píldora anticonceptiva nacida en esta época fue fundamental para plantear la separación entre sexualidad y procreación y unir la liberación de la mujer con la liberación de la maternidad entendida como explotación y la liberación, por tanto, del matrimonio y la familia. Junto a ello se planteaba también el control de la supuesta superpoblación mundial.

En definitiva, la separación entre sexualidad, procreación, amor, matrimonio y familia conformó una visión de la realidad humana cualitativamente revolucionaria a favor, paradójicamente, del capitalismo contra el que decían rebelarse. El neocapitalismo que empieza fraguarse en esta época tiene ya germinalmente una potencia antropológica y cultural determinante que asumió como propia la nueva izquierda. Esta nueva izquierda se tragó el mito de la superpoblación e incluyó dentro de su estrategia el control demográfico del planeta hasta el presente, convirtiéndose en uno de los pilares fundamentales de la dominación global del capitalismo.

Esta mentalidad había calado dentro de la Iglesia Católica y el Papa se encontró prácticamente solo ante el dilema de aceptar la revolución sexual y el control de población o mantenerse firme y que fuera acusado de retrógrado e irresponsable ante la bomba demográfica. La firmeza de Pablo VI en la defensa de la verdad y el bien del amor conyugal rechazando las conclusiones de la comisión de teólogos mayoritariamente a favor de las tesis pro-capitalistas ha sido providencial y profética.  Humanae vitae ha acertado plenamente en su análisis y en sus pronósticos.

El relevo fue tomado con fuerza, tenacidad y creatividad por un joven obispo polaco que llegaría a ser el papa San Juan Pablo II que desarrolló una pastoral incansable a favor de una antropología adecuada en base a la nueva Teología del Cuerpo sistematizada en 134 catequesis sobre el amor humano. Juan Pablo II ofreció la fundamentación antropológica que no tenía la Humanae vitae. Juan Pablo II también nos entregó Familiaris consortio, una guía fundamental para redescubrir el valor del matrimonio y de la familia. Mientras, la revolución sexual avanzaba con las alianzas entre el feminismo, el lobby gay, la promoción de las filosofías constructivistas de Michel Foucault y Jacqes Derrida. La IG fue derivando hacia el movimiento queer y cyborg.

LA DESESTABILIZACIÓN SEXUAL COMO FORMA DE DOMINACIÓN PSICOPOLÍTICA

¿Cómo es posible que, con ideas tan arbitrarias, negadas por la realidad, haya alcanzado tal predicamento?

Pues porque la desestabilización de la vocación sexual del varón o de la mujer produce una herida ontológica que hacen a la persona humana radicalmente vulnerable a los imperativos del poder al imposibilitar la donación sincera de uno mismo a los demás en el matrimonio, en la familia y en la sociedad.

La IG encontró el marco de referencia adecuado en la razón subjetiva, que se populariza a partir de finales de la década de los sesenta del siglo XX y la cultura de la desvinculación que surge de la transformación de la realización del deseo individual en el hiperbien humano. El bien es lo que deseo, no importa qué. El mal es lo que no me gusta. Todo lo que deseo constituyen derechos, todo lo que rechazo debe ser prohibido.  El narcisismo identitario y subjetivista se convierte en una auténtica pandemia alimentada y acelerada por las formas de vida urbana, las redes sociales y el solitarismo[xi].

La captura del deseo es la base de nuevo capitalismo. Ya no es un capitalismo que trabaja para cubrir las necesidades materiales principalmente, siempre limitadas, sino que trabaja para satisfacer deseos que son por definición infinitos e individualizables. Bajo esta dinámica de múltiples singularidades, tantas como deseos humanos, se desencadena una nueva lucha, la del formateado de las mentes, la del lenguaje, la de ganar el marco de referencia dentro del cual se piensa y decide. La psicopolítica y la biopolítica se integran en la captura del deseo y el moldeamiento de la naturaleza humana.

En esta tarea la perspectiva de género ha conseguido un gran éxito, sobre todo por la incomparecencia de las tesis racionales. La perspectiva de género implica el descrédito de la razón tanto teórica como práctica y la emergencia de la pasión, las emociones y el deseo. Por ello, bajo la amalgama de la IG existe un trasfondo irracional que explica porque lo que se plantea como “la revolución de la igualdad” y tiene explicaciones tan extrañas, logra el decidido apoyo de las élites económicas globalizadas, empezando por las mayores empresas del mundo por su cotización en bolsa como Apple, Google, Amazon, Facebook.

Las políticas de género son en gran medida políticas del deseo, convirtiendo en categoría política la pulsión sexual. La IG es en realidad la voluntad de construir una política de la satisfacción del deseo, sobre todo en su dimensión sexual, que recoge el reconocimiento de las reivindicaciones del feminismo de segunda generación: libertad sexual plena de la mujer como la que posee el hombre y por ello relevancia del aborto y descrédito de la maternidad, que castiga las relaciones sexuales en unos términos que el hombre no sufre. También ha significado reconocimiento en igualdad de condiciones de comportamientos sexuales especiales, homosexualidad, y bisexualidad. Finalmente, asignación en el mismo orden de reconocimiento de alteraciones del psiquismo, el transgénero y el transexual (la persona cuyo psiquismo siente un sexo distinto del biológicamente mostrado).

 Todo esto da lugar a una maraña de identidades personales[xii] que exigen reconocimiento político y derechos específicos, porque el término transgénero incluye la clasificación de distintas identidades de género, y como consecuencia divide a la sociedad frente al poder y difumina las verdaderas causas de las injusticias.

Desde que Kate Millet, la teórica más importante delfeminismo radical saliera del armario en 1970 en la portada de la revista Time, el lesbianismo fue tomando un protagonismo autónomo dentro del feminismo, que se afirmó de manera singular a partir de los años 80, en gran parte por influencia del movimiento del orgullo gay. Uno de los grandes efectos de la revolución sexual, al desvincular la maternidad de la práctica sexual, es la vindicación del placer sexual autónomo de las mujeres; es cuando surge la nueva identidad del feminismo como reivindicación del lesbianismo y del movimiento gay en general.

Poco después de la redada realizada en julio del 69 por la policía de New York, en el bar de copas Stonewall Inn concurrido habitualmente por homosexuales, se fundó el primer grupo político de reivindicación gay llamado Gay Liberation Front. Su creación hay que entenderla en el contexto de la nueva izquierda de mayo del 68.  Posteriormente el movimiento gay ha ido evolucionando de tal forma que fue perdiendo su carácter “revolucionario” de querer transformar la realidad política y social y ha quedado reducido a reivindicaciones del orgullo gay y lésbico. Las organizaciones empezaron a tomar forma de lobby o grupos de presión bien relacionados con el sistema capitalista. La epidemia del SIDA supuso una reacción conservadora contra los gays que reforzó de la influencia del lobby gay. En este momento se produjo la conexión con la teoría Queer. Hasta este momento el movimiento homosexual había tratado de fundamentar su tendencia en algún criterio biológico o natural pero siempre ha sido un fracaso. Por ello se abrió paso la teoría de que la homosexualidad no es una variación natural sino un rol social de control biopolítico (Michel Foucault). Con la teoría Queer, el movimiento gay se integra y se apropia de la concepción constructivista del sexo. La realidad se reduce a pensamiento y lenguaje. Hay que cambiar palabras, los conceptos, los símbolos y estaremos cambiando la realidad.

La Teoría Queer (espiritualismo radical constructivista)

Esta ideología tiene como referencia teórica fundamental a una autora ya citada, Judith Butler que es, sobre todo, una activista política del movimiento lesbiano y gay, que trasladó su deseo sexual al plano filosófico, lo “objetivó”, y convirtió la querencia personal en categoría política. Lo hizo en términos de una cierta sofisticación (era bastante mala filósofa y bastante mala escritora), y sin ningún fundamento empírico, pero el fuerte apoyo de académicas feministas y su alineamiento en el progresismo estadounidense, la proyectó, y blindó a la crítica. Butler, el fluido y múltiple afirma que el sexo el performativo, va construyéndose con la práctica. El objetivo es la destrucción del orden heteronormativo. Pero la estrategia performativa no solo afecta al sexo, afecta al género también y por tanto supone la supresión de todas diferencias. El modelo queer es el dragqueen. La teoría Queer termina rechazando cualquier identidad y con ello al sujeto porque considera que siempre tiene efectos excluyentes en concordancia con Lacan. El problema es que la teoría Queer al dejar al sujeto sumido en un proceso de autoconstrucción de identidades cambiantes y performativas, se convierte en un agente activo hacia sí mismo, pero no hacia los demás. Ello conduce inevitablemente hacia el solipsismo.

Butler convirtió el lesbianismo en un paradigma feminista en contra de la propia mujer paradójicamente. El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad (1990) y Deshacer el género (2004) han sido de aportaciones básicas a la perspectiva de género, necesarias para entender todo el andamiaje actual de la perspectiva de género, constituyendo con Eve Sedgwick, Teresa de Lauretis y David Halperin autoras dedicadas a la homosexualidad, o el lesbianismo, o la teoría queer, un bloque decisivo en la formación de la ideología política de la IG. La constatación es obvia: esta creencia no surge fundamentalmente del feminismo, sino del lesbianismo, y ese punto de partida marca todo su enfoque, anti heterosexual.

Las feministas heterosexuales empezaron a ser consideradas sospechosas ya que “se acostaban con el enemigo”. La heterosexualidad fue identificada con explotación de las mujeres. La poetisa lesbiana Adrienne Rich proclamó que la heterosexualidad no es una realidad necesariamente natural sino socialmente construida impuesta a las mujeres por fuerzas estructurales controladas por hombres. En definitiva, aplicó las tesis del filósofo Michel Foucault y concluyó que la heterosexualidad es el dispositivo del poder actual para controlar a las mujeres. El lesbianismo más que una orientación sexual se convirtió en una opción personal y además una opción política.

Butler propugna que el ser mujer u hombre es algo que uno se construye. El género es un estado construido con independencia de la naturaleza. Su planteamiento es político, y esta militancia política surgió a través de la proyección colectiva de su preferencia lésbica. Sin embargo, la deriva anti heterosexual es una deriva no solo contra el llamado cisheteropatriarcado falocrático blanco, sino que es una deriva contra el propio feminismo que reivindica los derechos legítimos de las mujeres (entre los que no debería estar el aborto).

La deriva anti heterosexual termina en la anti sexualidad negando por todos los medios posibles la objetividad sexual binaria que es biológicamente indiscutible, aunque el sujeto tenga una orientación “homo” (más adecuadamente llamada pps: proyección sobre el mismo sexo.

En este sentido, la activista y filósofa burgalesa hoy llamada Paul B. Preciado (antes Beatriz Preciado) es la representante actual más influyente de la teoría queer, un modelo de transexualidad fármaco quirúrgica absolutamente entregado a las fauces del más salvaje capitalismo neoliberal del que paradójicamente no deja de renegar.

La Teoría Queer aparece aquí como la más potente disruptiva de la normatividad sexual binaria. Se presenta a sí misma como antisistema cuando no solamente no lo es, sino todo lo contrario. La teoría Queer fortalece la estrategia de conectar la llamada revolución sexual (anticapitalista) con las problemáticas de minorías marginadas ocultando las verdaderas y objetivas causas de la dominación política y económica del capitalismo. Jamás el neoliberalismo podría haber soñado con un aliado tan eficaz. Esta es la auténtica razón de que el neocapitalismo global potencie, promocione, financie masivamente todo lo que favorezca el generismo y persiga y ataque todo aquello que verdaderamente se opone a la primacía del capital. Así vemos como las grandes corporaciones financieras y tecnológicas financian sistemáticamente cualquier iniciativa que promueva la IG incluido el aborto al tiempo que impiden la sindicación de sus trabajadores en defensa de la dignidad del trabajo.

La Teoría Cyborg. (materialismo radical constructivista)

La evolución de la IG señala que el sexo genital es un dato biológico escasamente importante. Sin embargo, es imposible obviar las diferencias biológicas entre el varón y la mujer, expresión material del orden heteropatriarcal que hay que destruir, por ello se hace necesario un paso más. Hay que deconstruir el cuerpo. Hay que eliminar la naturaleza y cambiar el cuerpo. Para eso llega la teoría Cyborg (cybernetics organism) que se sitúa del lado de la perversidad y la transgresión según su activista fundamental Donna Haraway (Manifiesto cyborg). La biotecnología es la baza decisiva para la emancipación de la mujer porque se podrá eliminar el sistema natural de reproducción. Haraway da un paso definitivo en la confianza en la biomedicina y han sido los primeros en establecer vínculos entre tecnologías reproductivas, ingeniería genética y eutanasia.

Las teorías Queer y Cyborg proporcionan una proyección utópica a la IG: una sociedad sin sexos y sin géneros; ambas son la deconstrucción del cuerpo sexuado. Cyborg es la solución a un mundo sin reproducción sexual, sin maternidad, sin paternidad… Es un construccionismo totalmente materialista y artificial que supone romper una serie de fronteras: 1) la frontera entre lo humano y lo animal. Todos somos animales. 2) Todos animalizados hay que romper la frontera entre lo animal y la máquina. 3) Romper la frontera entre lo físico y lo virtual o no físico. Es decir, un antihumanismo total. Cuando se niega la naturaleza humana el resultado puede ser cualquier cosa.

Feminismo vs Generismo

Un aspecto importante, al que ya hemos hecho referencia tangencialmente, es la oposición radical entre feminismo y generismo. El generismo al negar la existencia de la diferenciación sexual está borrando a los varones y también a las mujeres y lo diluye todo en una constelación irracional y absurda de géneros que oculta finalmente las verdaderas injusticias que afectan a la dignidad de las mujeres como es la antimaternidad capitalista, el abandono de las viudas en muchos países del mundo o la esclavitud de la prostitución, sin citar la discriminación laboral y salarial.

Pero sin duda, uno de los fenómenos más dramáticos del generismo trans o queer hegemónico es el crecimiento exponencial inducido de llamada la disforia de género que está afectando especialmente a los niños y a los jóvenes, especialmente a las chicas, a los que está empujando literalmente a tratamientos fármaco quirúrgicos de cambio de sexo, muchos de ellos irreversibles, pero que engordan las cuentas bancarias de toda la industria que se esconde detrás. El crecimiento descontrolado de la disforia femenina sobre todo, indica que se puede estar convirtiendo en una salida diferente a una problemática psicológica sistémica que antes se orientaba en parte hacia otros tipos de trastornos como por ejemplo la anorexia. Además, la gran influencia desestabilizadora de la sexualidad por parte de la IG probablemente sea la propia causa del aumento de la discordancia de género.

Desde luego, para nada está comprobado que a medio y largo plazo el malestar psicológico se resuelva con el cambio de sexo. Además, hay una dinámica creciente de personas que se arrepienten de haberse cambiado de sexo y que lamentablemente no van a poder revertir el proceso. Todo ello corrobora la tesis de que “nadie nace en un cuerpo equivocado”. Más bien hay una inducción mediática y política que está disparando la disforia de género en un ecosistema social muy frágil, muy líquido especialmente en el terreno familiar y educativo que afecta fundamentalmente a niños y jóvenes. Se genera un círculo vicioso en el que el transexualismo se convierte en una profecía autocumplida.

Y las leyes que se están promulgando en este sentido suponen una auténtica colonización de la infancia y la juventud en contra de los padres y de la familia en general que podrían actuar como factor protector. La implantación de la terapia afirmativa casi obligatoria en muchos ámbitos se hace automáticamente (autodiagnóstico), sin hacer ningún tipo de estudio profesional como si su idoneidad fuera evidente cuando la realidad está demostrando que esto no es así.

Estrategia política de la ideología de género

La estrategia fundamental del sistema capitalista es destruir o degradar las estructuras solidarias (sexualidad binaria, matrimonio, familia, asociacionismo por el Bien Común y Religioso…) que conforman a la persona tanto individualmente como socialmente y con ello romper o degradar los vínculos fundantes y fundamentales (paternidad, maternidad, filiación, fraternidad, amistad, solidaridad incluso mismidad) y facilitar la explotación y dominación personal y social.

                  La estrategia de implantación[xiii] de esta bioideología es compleja y tiene varios niveles: la manipulación del lenguaje[xiv], la imprevisibilidad promocionada desde el poder neocapitalista de los medios de comunicación que distorsiona la realidad, el emotivismo… Uno de estos niveles es la imposición de una serie de leyes que bajo la excusa de combatir la discriminación por orientación sexual introducen todo un programa de ingeniería social de naturaleza totalitaria. La lucha contra la discriminación de cualquier ser humano por razón sexual, racial, étnica, religiosa, política o económica está avalada por la Declaración de Universal de los Derechos Humanos de 1948. Inventar nuevos derechos para diluir los auténticos y utilizar torticeramente la lucha contra una discriminación particular para imponer una ideología es un mecanismo político y social perverso.

Los campos de acción fundamentales de la estrategia del lobby LGTB son:

Control del sistema educativo. Imponiendo una antropología sin el mínimo consenso filosófico y científico.

Control del sistema sanitario. Imponiendo unas prácticas políticas antes que sanitarias.

Control del sistema mediático. Imponiendo una opinión pública y censurando, de hecho, otras.

Control del sistema político. Imponiendo leyes LGTB de naturaleza totalitaria.

Las leyes LGTB son una pieza fundamental de la estrategia del poder neocapitalista. Se intentan implementar verticalmente de arriba a abajo, del vértice del poder a la base de la sociedad y de afuera a dentro, es decir desde los poderes trasnacionales subordinando las legislaciones nacionales y regionales. Se impone un falso consenso establecido en convenciones internacionales mediante una serie de pseudoexpertos cooptados por el poder que elaboran programas, principios, memorándums, etc. que lógicamente se aprueban por “unanimidad” porque previamente se ha eliminado la posible disidencia. Para ello, el control de los medios de comunicación es muy fuerte porque es fundamental crear una opinión pública que sostenga la mentira.

Los principios de Yogyakarta

En el caso concreto de las leyes del lobby LGTB todo emana escrupulosamente de los principios elaborados en 2006 en la Conferencia Internacional de Yogyakarta (Indonesia). Los 29 principios es un manual detallado para la aplicación de la ideología de género en todo el mundo. Se presentaron en la sede de la ONU en Ginebra en marzo de 2007. Su redacción está diseñada para ser directamente trasladada a las legislaciones nacionales. Los objetivos son claros y se ponen de manifiesto en todas las legislaciones LGTB:

Disolución de la identidad sexual. Promoción ideológica de la transexualidad y la intersexualidad.

Relativización de la conducta heterosexual y, por tanto, del matrimonio, la maternidad, la paternidad y la familia.

Subordinación de los auténticos derechos humanos (libertad de expresión, de religión, de conciencia) a los nuevos pseudoderechos LGTB.

Imposición del concepto de matrimonio con derecho de adopción a las uniones homosexuales.

Promoción de privilegios sociales, políticos y económicos al colectivo LGTB a costa de las libertades de los demás.

                  La táctica más habitual de este neototalitarismo es la confusión:

Presunción de una falsa legitimidad. En este caso el aval es de Naciones Unidas lo que permite ejercer una presión indecente sobre las naciones especialmente sobre las más débiles y empobrecidas. Estas naciones son chantajeadas. Si quieren “ayuda al desarrollo” deben tragar las leyes LGTB.

Manipulación de términos. Nuevos y viejos conceptos son reformulados para ocultar la realidad: salud reproductiva y derechos sexuales, dividendo demográfico, tolerancia, diversidad, otros tipos de familia, matrimonio homosexual, género, empoderamiento …

Falsa pretensión de concordancia con el derecho internacional. En este sentido la degradación deliberada de los derechos humanos es evidente ya que se los subordina a los llamados nuevos derechos imponiendo una dictadura. La IG desnaturaliza los derechos humanos hasta hacerlos irreconocibles.

                  Los métodos de aplicación son:

Imposición supranacional sobre las naciones, especialmente sobre las más pobres, a través de los organismos internacionales, supranacionales, ONGs  y los tratados. Se ha creado una auténtica red mundial para imponer la Ideología de Género.

Conseguir recursos financieros millonarios mediante la ONU, UE, Estados, Fundaciones privadas (Rockefeller, Ford, Bill & Melinda Gates, etc) para las organizaciones pro LGTB. Más del 60% del presupuesto de la asociación Internacional de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (ILGA) está financiada por la Comisión Europea complementada por contribuciones del multimillonario y especulador neocapitalista George Soros y otros grandes donantes.

Promulgar sanciones jurídicas y sociales contra la oposición. Aquí juegan un papel fundamental el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Justicia.

Restricción de la libertad de contrato.

Restricción de la libertad de expresión.

Supresión de la información no compatible. Control de las investigaciones y terapias.

Criminalización de la oposición

Cambio en la mentalidad de la población.

Promoción de manifestaciones públicas, como el día del “orgullo” …

Influencia mediática unánime (lo que demuestra que es una ideología del poder)

Aplicación de la agenda LGTB en el sistema educativo donde todos los partidos parlamentarios han demostrado la obediencia al amo neocapitalista.

Formación de una burocracia adecuada a la agenda: policía, judicatura, funcionarios de prisiones, empleadores, trabajadores sociales, profesores…

Un nuevo totalitarismo

La consecuencia primera y directa de este ataque sistémico al ser humano es la generación de un ser humano hiperindividualista, herido, fragmentado y aislado. Perfecto caldo de cultivo para el totalitarismo digital que se está gestando.

El nuevo totalitarismo que se está promocionando desde los centros de poder del neocapitalismo global está atacando lo más profundo de la persona que es su auténtica vocación al Bien Común y para ello utiliza como punta de lanza al lobby LGTB, instrumentalizando la sexualidad, una de las dimensiones fundamentales del ser humano.

Desde estas páginas animamos, especialmente a los jóvenes, a que no se dejen engañar por la mentira de la parafernalia del “orgullo” y que vivan adecuadamente su sexualidad desde el amor y la vida y siempre como referencia el Bien Común de toda la sociedad.

Nunca como ahora ha sido necesaria una nueva Revolución Sexual por el Bien Común que plantee sin complejos modelos adecuados de vivencia de la sexualidad: masculinidad y feminidad adecuadas, maternidad y paternidad responsables, matrimonio y familia, familia de familias, amor, fidelidad, respeto…. Y todo para cuidar personalmente y defender políticamente a los más débiles, necesitados y oprimidos.

BIBLIOGRAFÍA

Errasti J, Pérez Álvarez M.(2022) Nadie nace en un cuerpo equivocado. Éxito y miseria de la identidad de género. Deusto. 3ª Ed. Barcelona.

Kuby, G. (2017). La Revolución Sexual Global. Destrucción de la libertad en nombre de la libertad. 1ª Ed. Madrid.

Negro, D. (2009). El mito del hombre nuevo. Encuentro. Madrid.

Trillo Figueroa J.  (2007). La revolución silenciosa. La política sexual del feminismo socialista. Libros libres. Madrid.

Larrú, J. de D. (2013). La grandeza del amor humano. BAC. Madrid.

Notas bibliográficas

[i] Cfr. Caritas in veritate 75 (Benedicto XVI), Amoris laetitia 56, Laudato Si’ 118 (Francisco)

[ii] Errasti J., Pérez Álvarez M. Nadie nace en un cuerpo equivocado. Éxito y miseria de la Identidad de Género. Deusto. 3ª Ed.  Barcelona. 2022. p.37

[iii] Se pueden encontrar referencias de hasta 251 géneros posible de la especie humana. Errasti J, Pérez Álvarez M. Nadie nace en un cuerpo equivocado. Éxito y miseria de la Identidad de Género. Deusto. 3ª Ed.  Barcelona. 2022. p.251

[iv] Errasti J, Pérez Álvarez M. Nadie nace en un cuerpo equivocado. Éxito y miseria de la Identidad de Género. Deusto. 3ª Ed.  Barcelona. 2022. p.196 ss

[v] Es una mezcla de relativismo, emotivismo, cientifismo que proviene de la síntesis de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt y el posestructuralismo francés recalentados con dinero corporativo en los campus universitarios de Norteamérica y regurgitados al resto del mundo.

[vi] Filósofos liberales, Rousseau, Comte, Sain Simon, Fourier, Nietzsche, Marx, Freud,…

[vii] Sostenemos con San Juan Pablo II que comunismo es un tipo de capitalismo justamente por su materialismo que pone al capital, dimensión objetiva, por encima de la persona, dimensión subjetiva.

[viii] Para suprimir la explotación de la mujer había que instaurar una sociedad todo fuesen iguales, sin diferencias entre sexos.

[ix] Publicó en 1963 El espíritu femenino. Este espíritu constituía una imposición con la que había que romper.

[x] En muchos estudios la tasa de comportamientos suicidas en el colectivo homosexual es muy superior en varias veces a la de población general y desde luego no es achacable a la discriminación. Por ejemplo, el estudio Remafedi de 1991 en Berlín la tasa era 7 veces superior.

[xi] Término acuñado por el militante cristiano, Guillermo Rovirosa

[xii] Hay publicaciones en donde se recogen hasta 251 identidades de género diferentes. (ACTUES. Asociación Trans Cuirgénero Estatal). La lista de LGTB wiki supera los 4000 géneros con sus 4000 banderas.

[xiii] No hay espacio para un análisis institucional de todo el entramado de la nueva gobernanza formada por las principales corporaciones trasnacionales financieras y tecnológicas; los organismos internacionales y supranacionales, especialmente las NNUU y la UE; los diferentes estados y gobiernos y también por las grandes organizaciones filantrópicas de la llamada sociedad civil capitalista. Este entramado es el principal protagonista de la estrategia de dominación de la que forma parte sustantiva la IG.

[xiv] Se podría dedicar todo un capítulo a la manipulación y degradación del lenguaje y por tanto del pensamiento. Hay una estrategia deliberada de reducción y eliminación del pensamiento crítico de la mayoría de la población hasta llegar a conseguir que las personas no entiendan y no expresen correctamente el malestar que padecen. Es una forma muy eficaz de dominación: la creación de neologismos y neomorfemas; el cambio de significado de palabras; la utilización del participio pasivo que elimina la responsabilidad personal; reducir la discrepancia racional a “fobias” irracionales basadas en el miedo o el odio; estigmatizar y suprimir palabras; el uso de pronombres en contra de la gramática.

ANEXO CIENTÍFICO I

¿EXISTE UN DETERMINISMO DE LA ORIENTACIÓN SEXUAL?

Nicolás Jouve.

Catedrático Emérito de Genética de la Universidad de Alcalá[1]

En una serie de informes desarrollados entre 1948 y 1953, Kinsey, considerado por muchos como el responsable de la revolución sexual en los EEUU, llegó a la conclusión de que la sexualidad humana es polimórfica. La aplicación de la discutida escala de Kinsey, basada en una declaración personal, daba como resultado que en varones se exageran los extremos, entre totalmente homosexuales o totalmente heterosexuales, frente a los bisexuales, mientras que en mujeres la distribución aparecía descendente desde heterosexuales a homosexuales, con una mayor proporción de bisexuales que entre los varones [1].

Independientemente del sexo, este resultado tropieza con la dificultad de interpretar la orientación sexual en base a una determinación genética consistente en genes simples o mayores, que permitirían una clasificación en clases fenotípicas mendelianas claras (caso de los sistemas monogénicos que delimitan claramente los fenotipos). De hecho, tras más de cincuenta años de investigación y quince años de la culminación del Proyecto Genoma Humano, sigue sin aparecer el gen gay o gen simple relacionado con la homosexualidad, a pesar de los múltiples estudios realizados. Pero, además, la orientación sexual no es un carácter consistente ni estable, lo cual contradice su posible determinismo genético.

Descartados los genes simples, de existir una base genética de la homosexualidad debería suponerse determinada por múltiples genes menores o poligenes, relacionados con caracteres complejos de efectos cuantitativos (QTLs, quantitative trait loci), que actúan sumando sus efectos para la manifestación del carácter siempre en dependencia de influencias ambientales.

Antes de señalar los resultados de los análisis desarrollados en este sentido, hay que indicar que en la manifestación de los caracteres dependientes de sistemas poligénicos puede haber una importante influencia ambiental. En tal caso, la varianza fenotípica, representada por VF, depende no solo del componente genético, VG, sino además de un componente ambiental, VA, y de la interacción genotipo–ambiente, VGA, del siguiente modo:

VF = VG + VA  + VGA

En los casos de sistemas poligénicos, para conocer la importancia del componente genético del carácter frente a la influencia del ambiente, habría que estimar un parámetro denominado heredabilidad, que revela la parte de influencia de los genes respecto a la variabilidad total:

H = VG/ VF  = VG/ VG + VA.

A su vez, el cálculo de la heredabilidad requiere conocer la varianza debida al ambiente, lo cual no siempre es fácil, pero que en el caso de los rasgos de conducta humanos se ha tratado de resolver estudiando la concordancia del carácter en parejas de gemelos idénticos (monocigóticos) criados en el mismo o diferente ambiente, como se verá más adelante.

Antes de ello, conviene aclarar que la influencia del ambiente en la expresión de los caracteres del comportamiento humano, como puede ser cualquier tipo de orientación sexual, se refiere a las influencias recibidas en la etapa infantil y adolescencia en que se edifica la personalidad. En este sentido, los distintos tipos de orientación sexual se han relacionado con factores psico-biográficos, como deficiencias de educación por parte de los padres, soledad, tristeza, falta de autoestima y auto-aceptación personal, desconfianza, miedo, abuso o maltrato sexual en la infancia y en la adolescencia, rechazo de los compañeros de escuela, narcisismo, fobia social, falta de identificación con el propio sexo, ausencia del padre o de la madre en la infancia, etc. [2]. En este sentido son especialmente críticas las influencias recibidas desde el nacimiento hasta la madurez sexual.

En cualquier caso, el análisis de la posible base genética de la orientación sexual debe abstenerse de cualquier calificación, juicio moral, presión social, intereses políticos, etc. Aparte de la catalogación como homo o heterosexual basada en una declaración personal, se han hecho estudios de caracteres biológicos comparativos neuro–anatómicos, anatómicos, de concordancia en gemelos genéticamente idénticos, y de marcadores moleculares en el ADN genómico. A continuación, se exponen muy resumidamente los principales resultados.

Estudios neuro-anatómicos y anatómicos

                  En 1992, Simon Levay, un neurólogo del Salk Institute de San Diego (California), publicó un trabajo en el que creía demostrar que la región INAH3 –un grupo celular de núcleos intersticiales del hipotálamo anterior–, de una pequeña muestra de varones presumiblemente heterosexuales duplicaba con creces a la región equivalente de varones homosexuales [3]. Levay concluyó que las diferencias estructurales de los cerebros están presentes desde el nacimiento o incluso desde antes, contribuyendo así a establecer la orientación sexual del varón. Sin embargo, admitía que cualquier conclusión en este aspecto es especulativa ya que la respuesta de cada cerebro a los andrógenos supone unos procesos moleculares complejos que implican la interacción de receptores y una serie de proteínas desconocidas codificadas por genes en aquel momento no identificados. Una objeción a este trabajo es el número muy reducido de individuos en que se habían hecho los análisis. Desde un punto de vista experimental, una muestra de un individuo, o incluso dos docenas de individuos, para un estudio de un carácter cuantitativo tan sensible como la orientación sexual, es inadmisible y falto de rigor. Además, se objetó que se había realizado en cerebros de personas fallecidas como consecuencia del SIDA, lo cual podía haber influido en el carácter que se analizaba.

Dos años después, William Byne, investigador del New York State Psychiatric Institute, de la Universidad de Columbia, demostró que, si bien el INAH3 es un carácter dimórfico en relación con el sexo, las diferencias son de número de neuronas y no de tamaño ni de densidad de las neuronas entre varones y mujeres. En su trabajo demostró que en los varones homosexuales se aprecia, al igual que en los cerebros de mujer, un menor número de neuronas, sin que esto signifique que estas diferencias se pueden relacionar con la orientación sexual [4].

 Tampoco han resultado concluyentes los estudios de la relación de la longitud de los dedos índice y anular (2D:4D), que algunos autores han creído estar correlacionados con la orientación sexual. En un trabajo publicado en Nature en una muestra de más de 700 adultos californianos, la ratio 2D:4D de la mano derecha en mujeres homosexuales era significativamente menor que en mujeres heterosexuales, al igual que ocurre en los varones [5]. Sin embargo, otros estudios sobre este mismo carácter han dado resultados contradictorios e incluso opuestos [2].

Estudios genéticos con gemelos

En general se admite que un carácter tiene base genética cuando se da con más frecuencia entre parientes genéticamente relacionados que con otros individuos de la población. Por ello, un modo de acercarse al estudio de la base genética de las diferentes formas de orientación sexual es mediante un análisis comparado en gemelos monocigóticos o idénticos con respecto a los fraternos o a los hermanos no gemelos.

En este tipo de estudios se trata de averiguar el grado de concordancia del carácter, homosexual o heterosexual, entre los pares de gemelos monocigóticos y los fraternos, teniendo en cuenta a la vez el factor ambiental, es decir, si se han criado en el mismo o diferente ambiente, lo que permite estimar la heredabilidad. Los diferentes estudios llevados a cabo por diversos autores en los años cincuenta dieron resultados dispares e incluso opuestos, probablemente debido a la arbitrariedad de la escala utilizada en la clasificación del carácter [6]. En estudios más recientes se ha encontrado una concordancia de la homosexualidad entre los gemelos monocigóticos del 20%–37% para varones y del 24%–30% para mujeres, dependiendo de la clasificación más o menos restrictiva de la escala utilizada, lo que sugiere la posible existencia de un componente genético moderado, pero también de importantes influencias ambientales de carácter social y educacional [7].

En general, los trabajos llevados a cabo en diferentes poblaciones concluyen que las concordancias son bajas como para apoyar la hipótesis de una base genética de la homosexualidad.

Estudios con marcadores moleculares

Otro modo de abordar la búsqueda de factores genéticos asociados a los diferentes patrones de orientación sexual es mediante la utilización de la información que ofrecen las secuencias de ADN del genoma de los grupos de individuos homosexuales frente a los heterosexuales. El problema se ciñe a la búsqueda de los llamados “marcadores moleculares”. Se trata de detalles distintivos en las secuencias del ADN de una región concreta del genoma. La ventaja de este tipo de análisis, si se demuestra la correlación entre determinados marcadores y el carácter fenotípico de que se trate, es su gran objetividad y valor diagnóstico.

En 1993, el investigador Dean Hamer y sus colaboradores del Instituto Nacional del Cáncer de Bethesda (Maryland), desarrollaron un análisis de ligamiento entre 22 marcadores del tipo microsatélites localizados en el cromosoma X, y la orientación homosexual en 40 parejas de hermanos ambos homosexuales y pertenecientes a familias que no mostraban indicios de transmisión no materna [8]. Sus resultados señalaron que había cinco marcadores pertenecientes a la región Xq28 (región próxima al extremo del brazo largo del cromosoma X) que segregaban conjuntamente con la orientación homosexual en 33 de los 40 pares de hermanos analizados. El resultado fue ratificado un par de años después por los mismos autores [9].

Sin embargo, en 1999, unos neurólogos clínicos canadienses, que habían desarrollado un estudio con más grupos familiares que el de Hamer, concluyeron que no existe ninguna relación entre el comportamiento homosexual y los pretendidos marcadores moleculares del Xq28 [10]. La crítica más importante al trabajo de Hamer fue que carecía de un grupo control, es decir de unas referencias obligadas en que apoyar los resultados cuantitativos obtenidos por contrastación.

Dada la oportunidad que ofrece el conocimiento de las secuencias completas del genoma humano, pronto se aplicaron otros tipos de marcadores moleculares distintos a los microsatélites, pero igualmente útiles para la búsqueda del ligamiento con el carácter que se indaga, en este caso la homo o heterosexualidad. Entre los diversos tipos de marcadores moleculares que se pueden utilizar en este tipo de análisis, los más utilizados son los llamados SNPs –polimorfismos de una sola base-, que han dado excelentes resultados en el diagnóstico de patologías determinadas genéticamente. Los primeros análisis con SNPs, aplicados a la búsqueda de su ligamiento con la homosexualidad, fue llevado a cabo y publicado en 2012, en una muestra de cerca de 8.000 varones y más de 5.500 mujeres. Al igual que con los microsatélites no se evidenció ninguna correlación ni con la región Xq28 ni con la orientación sexual [11].

Contradictoriamente, en un trabajo más amplio publicado dos años después, Sanders y sus colaboradores, encontraron una asociación significativa entre la orientación sexual y unos SNPs localizados en la región Xq28 y en otra región del cromosoma 8, confirmando los hallazgos de Hamer de 1993 [12].

Muy recientemente, en el Congreso Anual de Genética Humana, celebrado en Boston en octubre de 2018, un grupo de investigadores del Broad Institute en Cambridge, Massachusetts, y de Harvard Medical School han presentado unos resultados en una muestra aún más grande de población, y han encontrado lo que parece una relación de cuatro variantes genéticas asociadas a lo que los investigadores llaman comportamiento no heterosexual [13]. En este estudio se analizan los marcadores moleculares en el genoma de personas que contestaron “sí” o “no” a la pregunta de si habían tenido relaciones sexuales con alguien del mismo sexo. Para el análisis comparativo se utilizaron muestras de dos procedencias, de un Biobanco del Reino Unido y de la firma privada 23andMe. El estudio incluía 450.939 personas que dijeron que sus relaciones habían sido exclusivamente heterosexuales y 26.890 personas que dijeron haber tenido por lo menos una experiencia homosexual, que fueron clasificados como individuos de comportamiento “no heterosexual”. No obstante, los autores advierten sobre la heterogeneidad de experiencias sexuales del segundo grupo, que van desde personas que siempre habían tenido relaciones con personas del mismo sexo a otras que solo las habían tenido una o dos veces.

Los investigadores buscaron marcadores moleculares comunes en el ADN de las personas del grupo “no heterosexual” e identificaron cuatro variantes en los cromosomas 7, 11, 12, y 15. De estos marcadores, dos eran específicos de varones. Otro se localiza en una región de ADN del cromosoma 15, que se había encontrado previamente asociada a la calvicie en varones. El cuarto marcador se localiza en una región relacionada con receptores olfativos en el cromosoma 11. El investigador Andrea Ganna, que presentó la comunicación en el Congreso de Boston, sugirió que este factor está relacionado con la atracción sexual.

Sin embargo, en la presentación se insistió en que las variantes moleculares detectadas no han sido todavía relacionadas con genes reales y que no está claro aún si se localizan en regiones codificantes (exones) o no codificantes del genoma (recordemos que solo un 2% del genoma humano es codificante), por lo que las cuatro variantes genéticas de ADN identificadas no pueden relacionarse confiablemente con la orientación sexual. Según expresó el autor “estas variantes moleculares realmente no tienen ningún poder predictivo”.

Las cuatro variantes genéticas identificadas también fueron correlacionadas con una mayor propensión a experimentar desórdenes mentales de la salud, como depresión y esquizofrenia en ambos sexos, y desorden bipolar en las mujeres. En la presentación se sugirió que este tipo de alteraciones psicológicas podrían ser una consecuencia de la discriminación a la que se ven sometidas las personas con orientación no heterosexual. Este argumento es difícilmente relacionable con una determinación genética simple, y en todo caso podría relacionarse con un sistema poligénico.

De hecho, en la presentación del congreso, Andrea Ganna, uno de los autores de la investigación, dijo: “Me complace anunciar que no hay un ‘gen gay’ […] Más bien, la no heterosexualidad está en parte influenciada por muchos pequeños efectos genéticos”. Es decir podríamos estar ante la detección de varios QTLs, propios de caracteres cuantitativos, regulados por poligenes, que a su vez dependen en su manifestación cuantitativa de una influencia ambiental, como ocurre con otros relacionados con enfermedades mentales como la esquizofrenia, las depresiones, etc. que también son de este tipo.

El hecho de que los autores de la comunicación indiquen que alguna de las regiones cromosómicas encontradas, relacionadas con la no heterosexualidad, coincide con las que se asocian a las depresiones u otras alteraciones mentales, muy influenciadas por factores ambientales, podría indicar que se trata en todo caso de QTLs. Lo que parece más cuestionable es asociar estas alteraciones neurológicas a la “discriminación” que sufren las personas de los colectivos LGTBIQ.

Estudios fisiológicos. Efectos hormonales

Otra de las hipótesis más extendidas para quienes achacan factores biológicos o genéticos como determinantes de la orientación sexual que se revela en la infancia o en la adolescencia, es la que propone desequilibrios en el nivel hormonal durante el desarrollo embrionario y fetal. El nivel hormonal durante la gestación es de una gran complejidad, con momentos críticos en que el exceso o defecto de determinadas hormonas puede dar lugar a trastornos en el desarrollo sexual, con consecuencias en el fenotipo gonadal y sexual del niño al nacer. De hecho, se han descrito efectos de alteraciones congénitas debidas al desequilibrio hormonal que influyen en el desarrollo gonadal de al menos cinco hormonas: la testosterona, la dihidrotestosterona, el estradiol (derivado de la testosterona por acción de la enzima aromatasa), la progesterona y el cortisol.

Cada hormona tiene un período crítico de acción, especialmente a partir de la séptima semana, cuando ya se han empezado a diferenciar los testículos o los ovarios y se empiezan a desarrollar los genitales externos. Los genes responsables de la síntesis de estas hormonas o de sus receptores en las células diana, son los que, en caso de mutación o alteración de su expresión, podrían conducir a algunos de los casos de disgénesis sexual. Pero también pueden producirse desequilibrios en las hormonas motivados por estrés u otros factores fisiológicos durante la gestación. Así, se ha relacionado el estrés materno durante el embarazo con un desequilibrio en el nivel de cortisol con consecuencias en el desarrollo gonadal, el sistema nervioso y las conductas posteriores típicas de cada sexo en la primera infancia [14].

También se ha demostrado que más del 90% de los casos de hiperplasia suprarrenal congénita –HSC–, una de las alteraciones de carácter hormonal más estudiadas en mujeres, son consecuencia de una mutación del gen CYP21A2, que codifica una enzima que ayuda a sintetizar el cortisol, lo que puede derivar en una virilización genital [15]. Estos casos están tipificados como alteraciones estructurales o funcionales relativas al desarrollo genital. Sin embargo, estudios recientes demuestran que el estrés de la madre durante el embarazo no explica de forma significativa las diferencias en la población de hijos o hijas homosexuales o heterosexuales [16].

También son contradictorios los resultados de diferentes estudios sobre la influencia hormonal en las tendencias de orientación sexual relacionadas con el orden fraternal del nacimiento [17].

Si bien hay cierta evidencia de que las mujeres con derivaciones lesbianas, en promedio, muestran una posible exposición prenatal a niveles más elevados de andrógenos que los grupos de mujeres no lesbianas, más de 50 años de estudios no han logrado demostrar que los factores biológicos, genes u hormonas, influyan de manera determinante en el desarrollo de la orientación sexual femenina [18], y tampoco se han demostrado diferencias en los niveles de hormonas masculinas en la etapa prenatal entre varones homosexuales y heterosexuales [19].

La disgénesis sexual de causa genética no ha de confundirse con la orientación sexual…

Puede haber casos, en que mutaciones o modificaciones epigenéticas en los genes, o regiones del genoma que intervienen en el desarrollo gonadal determinen su anulación, silenciamiento o sobreexpresión, dando lugar a una disgénesis estructural en el desarrollo gonadal o a desequilibrios hormonales, con consecuencias en el desarrollo del aparato genital masculino o femenino. Los efectos de las mutaciones en alguno de los múltiples genes que intervienen en el desarrollo gonadal son la principal causa de la mayoría de los casos de disgénesis genital, como la reversión de sexo, ambigüedad genital, el seudohermafroditismo, etc. No se deben confundir estos casos, con causa genética, con la orientación sexual, en la que las motivaciones son preferentemente de carácter psico-biográfico. En cualquier caso, estas alteraciones pediátricas merecen toda la atención que las personas afectadas se merecen y en la medida de lo posible la corrección farmacológica o quirúrgica es una obligación de los médicos que las atienden.

En un reciente editorial de Nature, se señala que los médicos tienden a menudo a utilizar métodos quirúrgicos en los raros casos que se presentan de genitales ambiguos al nacer el bebé, con el fin de hacerlos coincidir con el sexo biológico, lo que puede resultar contraproducente [20]. Con frecuencia, se cometen errores. Debe recordarse al psicólogo y sexólogo americano John Money (1921–2006), considerado como el introductor de las operaciones de reasignación de sexo, que utilizó como cobaya a un niño que por un error en la circuncisión y ante la preocupación de sus padres fue sometido a un cambio de sexo hacia niña. El cambio de sexo en este niño, llamado Bruce, convertido en niña a la que llamaron Brenda, supuso su ruina como persona y la de toda su familia, incluido su hermano gemelo. Bruce nunca quiso ser niña y al alcanzar la madurez deseó volver a su condición natural de niño, pero ya era demasiado tarde. Él y su hermano gemelo terminaron suicidándose. Más recientemente, en 2004, New England Journal of Medicine publicó el caso de un seguimiento de 14 niños varones con disfunción genital a los que al nacer se les intervino para revertir sus genitales como femeninos. De ellos, 8 terminaron identificándose como varones y la intervención quirúrgica les causó una gran angustia [21].

La Asociación Americana de Psiquiatría y la Organización Mundial de la Salud señalan que el deseo de cambio de sexo es un trastorno o una alteración de la personalidad, no de la genética ni de la fisiología humana. Es muy importante tener en cuenta que las cirugías transgénero, para el cambio de sexo, son irreversibles. Por ello ante un caso de rechazo del propio sexo en los niños de tres o más años es importante lograr un diagnóstico médico, pediátrico y psicológico definitivo y fiable, como base para establecer un plan de tratamiento apropiado.

De acuerdo con Mayer y McHugh, «las condiciones hormonales que intervienen en trastornos de desarrollo sexual pueden contribuir al desarrollo de una orientación no heterosexual en algunos individuos, pero eso no demuestra que dichos factores expliquen el desarrollo de una atracción, deseo o conducta sexual concreta en la mayoría de los casos» [22].

Conclusiones

Cincuenta años de investigación con estudios neuro-anatómicos, genéticos con parejas de gemelos y análisis de marcadores moleculares en el ADN, no han revelado genes o regiones del genoma humano relacionadas con la orientación sexual.

Todos los intentos de demostración de un determinismo genético de la homosexualidad, adolecen del rigor suficiente y no han aportado ningún tipo de evidencia concluyente.

La realidad es que los seres humanos nacen con un sexo cromosómico, genético y gonadal normalmente concordantes. El sexo es el resultado del desarrollo del aparato reproductor interno y externo y también del tipo de cerebro de varón o de mujer, bajo la influencia de señales genéticas y hormonales.

Raramente, algunas mutaciones o factores fisiológicos pueden alterar la organogénesis del aparato genital y conducir a una disgénesis estructural o funcional dando lugar a una identidad sexual atípica.

La orientación sexual, o identidad de género, es algo que se adquiere al margen de la constitución genética y que podría no coincidir con el sexo biológico.

Ante los casos de rechazo del propio sexo en los niños de tres o más años es importante lograr un diagnóstico médico, pediátrico y psicológico definitivo y fiable, como base para establecer un plan de tratamiento apropiado.

Referencias

[1] Kinsey, A., Ch., Pomeroy, W.B. y Martin, C.E. (1998). «Sexual Behavior in the Human Male». Indiana University Press. [reimpresión del original del 1948]

[2] Mayer, L.S, y McHugh, P.R. «Sexualidad y género. Conclusiones de la Biología, la Psicología y las Ciencias Sociales». The New Atlantis, 50 (2016).

[3] LeVay, S. (1991) A difference in hypothalamic structure between heterosexual and homosexual men. Science J. 258:1034.1037.

[4] Byne, W. and Parsons, B. (1993) «Human sexual orientation: The biologic theories reappraisal». Archives of General Psychiatry. 50: 229 – 239.

[5] Terrance, J., Williams y col. (2000) Finger-length ratios and sexual orientation, Nature 404 (6777): 455–456,

[6] Shields, J. Slater, E. (1968). Heredity and psychological abnormality. En Handbook of abnormal Psychology (Ed. H.H. Eysenck), Pitma.

[7] Langstrom, R.Q., Rahman, Q., y col. (2010). Genetic and environmental effects on same-sex sexual behavior: A population study of twins in Sweden. Arch. Sex Behav. 39: 75–80.

[8] Hamer, D.H., Hu, S. y col. (1993). A linkage between DNA markers on the X-chromosome and male sexual orientation. Science 261: 321–327.

[9] Hu, S., Hamer, D.H. et al. (1995). Linkage between sexual orientation and chromosome Xq28 in males but not in females. Nat. Genet.11: 248–256.

[10] Rice, G., Anderson, C, y col. (1999). Male homosexuality: Absence of linkage to microsatellite markers at Xq28. Science 284: 665–667.

[11] Drabant, E.M,, Kiefer, A.K. y col. (2012). Genome-wide linkage association study of sexual orientation in a large web-based cohort. American Society of Human Genetics Conference (abstract 1957T). San Francisco.

[12] Sanders, A.R., Dawood, K., y col. (2014). Genome-wide scan demonstrates significant linkage for male sexual orientation Psychological Medicine, Nov, 2014: 1-10.

[13] Michael Price (2018). Giant study links DNA variants to same-sex behavior. Science, Brain and Behavior, Oct. 20, 2018, doi:10.1126/science.aav7875

[14] Cohen-Bendahan, C.C., van de Beek, C. y Berenbaum, S.A., (2005) Prenatal sex hormone effects on child and adult sex–typed behavior: methods and findings. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 29 (2): 353–384.

[15] Speiser, P.W. y White, P.C. (2003). Congenital Adrenal Hyperplasia.  New England Journal of Medicine, 349 (8): 776–788.

[16] Ellis, L., Peckham W., y col. (1988). Sexual orientation of human offspring may be altered by severe maternal stress during pregnancy, Journal of Sex Research 25 (2): 152–157,

[17] Balthazart, J. (2011). The biology of homosexuality. Oxford University Press, Oxford.

[18] Peplau L.A., Spaulding, L.R. y col., (2012). The Development of Sexual Orientation in Women. Annual Review of Sex Research 10 (1): 70–99.

[19] Breedlove, S.M. (2017). Prenatal influences on human sexual orientation: expectations versus data. Archives of sexual behavior 46(6): 1583–1592.

[20] Nature – (2018). US proposal for defining gender has no basis in science. A move to classify people on the basis of anatomy or genetics should be abandoned. Editorial 30-Oct-2018.

[21] Reiner W.G. y Gearhart J.P. (2004). Discordant Sexual Identity in Some Genetic Males with Cloacal Exstrophy Assigned to Female Sex at Birth. New England J. Med. 350, 333–341; 2004

[22] Mayer, L.S. y McHugh, R.S. (2016). Sexualidad y género. Conclusiones de la Biología, la Psicología y las Ciencias Sociales. The New Atlantis, 50.

ANEXO CIENTÍFICO II

SEXUALIDAD Y GÉNERO

CONCLUSIONES DE LA BIOLOGÍA, LA PSICOLOGÍA Y LAS CIENCIAS SOCIALES

Lawrence S. Mayer, M.B., M.S., Ph.D. y Paul R. McHugh, M.D.

Informe publicado en la Revista New Atlantis el 2 de septiembre 2016[2]

Este informe ofrece una explicación minuciosa, resumida y actualizada de los resultados de investigaciones en el ámbito de las ciencias biológicas, psicológicas y sociales acerca de la orientación sexual y la llamada “identidad de género.” Esperamos que esta exposición facilite la labor de los médicos, científicos y ciudadanos en general, a la hora de abordar las dudas que tienen algunas personas en nuestra sociedad.

                  Algunos hallazgos fundamentales:

Primera Parte: Orientación sexual

1.- Las pruebas científicas no respaldan la visión de que la orientación sexual es una propiedad innata y biológicamente fija del ser humano (la idea de que los individuos “nacen así”).

2.- Si bien hay pruebas de que los factores biológicos, como los genes y las hormonas, están asociados a la conducta y a la atracción sexual, no existen explicaciones convincentes de que la orientación sexual en los seres humanos tenga una causalidad biológica determinista. Aunque los científicos han detectado ciertas diferencias menores en la estructura y la actividad cerebral de sujetos homosexuales y heterosexuales, esos descubrimientos neurobiológicos no aclaran si son innatas o fruto de factores ambientales y psicológicos. No aclaran si son causa o efecto de conductas humanas.

3.-Los estudios longitudinales en adolescentes apuntan a que la orientación sexual en algunas personas podría ser bastante flexible a lo largo de la vida. En este sentido, en un estudio se estimaba que hasta un 80% de los adolescentes del sexo masculino que indican una atracción hacia el mismo sexo dejan de sentirla al alcanzar la edad adulta (no obstante, algunos investigadores cuestionan hasta qué punto esa cifra refleja realmente los cambios en la atracción hacia el mismo sexo o es consecuencia de defectos metodológicos de la encuesta).

4.- Se encuentran antecedentes de haber sufrido abusos sexuales dos o tres veces más frecuentemente en personas que no son heterosexuales en comparaciones con personas heterosexuales.

Segunda Parte: Sexualidad, indicadores de salud mental y estrés social

1.- En comparación con la población general, las subpoblaciones no heterosexuales tienen un riesgo más elevado de padecer diversos problemas de salud general y salud mental.

2.-Se estima que los miembros de la población no heterosexual tienen 1,5 veces más riesgo de trastornos de ansiedad que los miembros de la población heterosexual, así como aproximadamente el doble de riesgo de depresión, 1,5 veces más riesgo de abuso de sustancias y casi 2,5 veces más riesgo de suicidio.

3.-Los miembros de la población transgénero también presentan un mayor riesgo de sufrir diversos problemas de salud mental en comparación con los miembros de la población no transgénero. Resulta especialmente alarmante que en el colectivo transgénero, la tasa de intentos de suicidio a lo largo de la vida y para todas las edades se estime en un 41%, mientras que es menos de un 5% para la población general de los Estados Unidos.

4.-Hay pruebas, si bien limitadas, de que diversos factores de estrés social como la discriminación y la estigmatización, contribuyen a elevar el riesgo de problemas de salud mental de las poblaciones no heterosexual y transgénero. Es necesario llevar a cabo más estudios longitudinales de calidad para que el “modelo de estrés social” sea una herramienta útil para entender esos problemas de salud pública. Sin embargo, las diferencias antes descritas se encuentran incluso en entornos sociales donde no existe un ambiente de discriminación contra estas personas.

Tercera parte: Identidad de género

1.-Los estudios científicos no corroboran la hipótesis de que la identidad de género sea una propiedad innata y fija del ser humano e independiente del sexo biológico, es decir, que una persona sea “un hombre atrapado en un cuerpo de mujer” o “una mujer atrapada en un cuerpo de hombre,” como si hubiera un error en su cuerpo y sus órganos genitales.

2.-De acuerdo con una reciente estimación, aproximadamente el 0,6% de la población adulta estadounidense se identifica con un género que no se corresponde a su sexo biológico.

3.-Los estudios comparativos de la estructura cerebral de personas transgénero y no transgénero han demostrado la existencia de correlaciones débiles entre la estructura cerebral y la identificación transgénero. Esas correlaciones no constituyen una prueba de que la identificación transgénero tenga una base neurobiológica.

4.-En comparación con la población general, los adultos sometidos a cirugía de reasignación de sexo siguen experimentando un mayor riesgo de problemas de salud mental. En un estudio se observó que, en comparación con los grupos control, los individuos con reasignación de sexo tenían aproximadamente 5 veces más probabilidades de intentar suicidarse y 19 veces más de morir por suicidio.

5.- Los niños son un caso especial al abordar las cuestiones transgénero. Solo una pequeña minoría de los que manifiestan una “identificación de género cruzada” durante la niñez siguen haciéndolo en la adolescencia y la edad adulta.

6.-Son escasos los estudios científicos que avalen el valor terapéutico de los tratamientos para retrasar la pubertad o modificar las características sexuales secundarias en adolescentes, aunque algunos niños puedan mostrar un mayor bienestar psicológico si son apoyados y animados en su identificación de género cruzada. No existen pruebas de que a todos los niños con pensamientos o conductas de género atípicas haya que animarlos a convertirse en transgénero.

[1]

.https://profesionalesporelbiencomun.com/existe-un-determinismo-genetico-de-la-orientacion-sexual/#.YqB6xHZBxPY

[2]

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