El «pensamiento no dirigido»: creatividad y resolución de problemas

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El Profesional por el Bien Común tiene que ser una persona que en lugar de «dar problemas», los soluciona o por lo menos lo intenta. Para resolver un problema, del tipo que sea,  se necesitan competencias en ello. Competencias técnicas, competencias morales y competencias espirituales.  No se pueden resolver problemas profesionales, políticos, familiares si no nos hemos preparado conscientemente. Adquirir estas competencias lleva tiempo y dedicación.
     En otro plano secundario y complementario es también necesario conocer técnicas que puedan facilitar la optimización de nuestras capacidades.  Normalmente el  desconocimiento de nuestra propia naturaleza hace que desperdiciemos muchos recursos de todo tipo.   Desde PBC queremos compartir técnicas que han demostrado su eficacia en diferentes campos de la vida humana. De cara a mejorar nuestra forma de pensar creativa vamos intentar conocer los beneficios del pensamiento no dirigido.
     Se sabe que tenemos dos formas de pensar. El pensamiento indirecto en el que los pensamientos provocan su aparición de manera no lógica. Esto suele suceder cuando realizamos una actividad física ligera y mecánica (pasear,  barrer,…) y de repente evocamos una serie de pensamientos (así son por ejemplo los recuerdos).  Los desencadenantes de este tipo de pensamientos no tienen porque ser evidentes y la secuencia de pensamientos puede ser olvidada inmediatemnte. Si es recordada no tiene porque hacerse de manera lineal sino más bien enrevesada.
     Por otro lado está el pensamiento directo que es cuando intentamos resolver un problema  o formular una respuesta organizada. Este tipo de pensamiento es jerárquico, es decir, establece una serie de etapas sucesivas, tareas y subtareas a relizar. Al mismo tiempo cada pensamiento dirigido genera una tormenta de pensamientos no dirigidos provocando una experiencia mental compleja.
     Los sueños es una forma de pensamiento no dirigido que fabula construyendo una historia a partir de una serie de restricciones o requisitos que fundamentalmente buscan la coherencia. Sin embargo hay una diferencia entre la forma de pensar despierto y dormido. Y es que en el mundo real hay ciertas acciones y pensamientos que no están permitidos, moral o culturalmente,  y que sin embargo pueden suceder en los sueños. Estas restricciones del mundo consciente suelen ser muy necesarias socialmente pero al mismo tiempo pueden reducir recursos y campos de pensamiento. Mientras soñamos, sin embargo,  es como si supiéramos que podemos sobrepasar ciertos límites lo que permite exploraciones nuevas que no podriamos hacer en el mundo real. Los experimentos mentales de Einstein podrían ser un ejemplo de ello cuando se imaginaba montado en un rayo de luz.
     Así, una de las técnicas más interesantes es la  del  » sueño lúcido» que relata Ray Kurzweil. (Ingeniero jefe de Google).

Lo primero que debemos señalar es que el problema que intentamos resolver puede ser de cualquier naturaleza: matemático, profesional, humano en general.

A continuación,  planteamos conscientemente el problema  inmediatamente antes de dormir. Este planteamiento no tiene que ser exahustivo, simplemente recordamos la cuestión y la información de la que disponemos. Reflexionamos sobre el problema (su naturaleza, lo que nos gustaría obtener…) pero sin intentar solucionarlo.

Tranquilamente intentamos dormir. Durante el sueño nuestro cerebro funciona con consciencia de lo que esta viviendo pero con la ventaja de que tanto la razón como los limites morales y culturales están más relajados lo que nos permite explorar campos nuevos de solución.

Una de las claves de esta técnica es  recuperar ese trabajo que ha hecho el cerebro. Para ello es fundamental saber despertarse de forma natural. Esto se consigue regularizando nuestra hora de irse a dormir y despertarse. Acostarnos y levantarnos a la misma hora siempre.

Cuando despertamos recuperamos los recursos racionales desinhibidos al mismo tiempo que mantenemos las imágenes del sueño que hemos tenido. Es un estado de duermevela idóneo para la resolución creativa de problemas.

 Una vez que nos despertamos de forma natural, no hay que levantarse inmediatamente sino dejar unos 20 minutos en duermevela intentando recuperar la información elaborada durante el sueño. Pasados estos 20 minutos tomamos notas de lo que vayamos rescatando.

De esta manera hemos podido orientar la solución de un problema, reorganizar un trabajo pendiente,  tomar una decisión,… etc. El secreto es dejar a la mente a su aire, no ser inquisitivo y no preocuparse sobre el resultado final. Es lo contrario de la disciplina mental.

Una tecnica parecida  de pensamiento no dirigido se puede practicar cuando vamos a pasear, hacer algún  tipo ejercicio o tarea  manual mecánica  ligera ( barrer, fregar,…).

 

Profesionales por el Bien Común
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