Blockchain, la tecnología disruptiva con consecuencias políticas

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Blockchain, la tecnología de “contabilidad distribuida”, ha surgido como objeto de gran interés en el sector tecnológico y en otros sectores. La tecnología Blockchain ofrece una forma de registrar las transacciones o cualquier otra interacción digital de un modo diseñado para ser seguro, transparente, altamente resistente a las interrupciones, verificable, eficiente, y distribuida (descentralizada). Institucionalmente es una herramienta que nos va a influir mucho en poco tiempo.

En estos momentos existen grandes corporaciones están usando esta tecnología, como ejemplo Spotify que ha adquirido una empresa que está construyendo una base de datos en la que vincula creadores y autores originales con el contenido que creaban.

Por ejemplo IBM está trabajando con la agroindustria y los minoristas para rastrear los alimentos desde la granja hasta la tienda utilizando las tecnologías de Blockchain. Después de abordar la seguridad de la información en Blockchain basado en la nube, IBM ahora lo aplica a la seguridad alimentaria, ya que controlan toda la trazabilidad del producto.

Para identificar nuevos usos para las tecnologías de Blockchain en la cadena de suministro, IBM está colaborando con un consorcio de fabricantes y distribuidores de alimentos como Nestlé, Tyson Foods, Dole, McCormick, Walmart y Kroger. Dole se especializa en verduras y frutas, Tyson en productos cárnicos y McCormick en aromas.

Otro ejemplo, este sistema puede eliminar intermediarios como UBER  o Airbnb y poner en contacto a cliente y proveedor de servicio (generador de valor con su trabajo), sin necesidad de las plataformas que ahora imperan para hacer las transacciones por servicio realizado.

La moneda virtual usada con esta tecnología, se salta los intermediarios, que no es poco a nivel institucional. Por ejemplo si quiero enviar 250 euros a mi familia en Rumanía tendré que pagar algo más de 12 euros a Wester Union, una cantidad nada despreciable de comisión.

Hay proyectos de organizaciones descentralizadas con esta tecnología que mueven millones de dólares, por ejemplo en donaciones, y generan un importante dilema jurídico,  ¿quién es la persona jurídica que está detrás de una organización como esta? Realmente este modelo de organización no parece estar clasificada ni como persona jurídica, ni como persona física, algunos expertos hablan de una nueva figura que es la PERSONA CRIPTOGRÁFICA.  Un concepto nuevo, que no está contemplado un ningún marco jurídico, del  mundo.

Blockchain no es principalmente una herramienta financiera. Es una tecnología con muchas variantes y se puede usar, en un sistema de participación política distribuido y directo, entre otras. ¿Esto quiere decir que nos hará más democráticos? No, pero generará cambios y tendrá consecuencias sociopolíticas.

Por ahora esta tecnología no ha despegado lo suficiente a nivel de los ciudadanos de a pie… ¿Le sucederá como a Linux o a otras tecnologías que se han estancado por lo complejas que resultan para los usuarios o por el boicot de los grandes? Otra cuestión que se plantea es si realmente la desconfianza hacia las instituciones actuales será lo suficientemente fuerte para volcarse en estas tecnologías. Recordemos que su máximo empuje coincidió con la crisis financiera de hace 7 años. Por otra parte el marco legal va detrás de estas realidades y muchos paises están a la espera de su evolución. Tendremos que estar atentos a las consecuencias que tenga para el Bien Común en los futuros años.

Alberto Mangas

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