La «nueva pornografía» como arma de destrucción masiva, especialmente de los jóvenes.

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Una de las características del nuevo totalitarismo tecno-capitalista es la penetración hasta lo más profundo de la conciencia y de la naturaleza humana para dominar y explotar. La agresión sistemática y planificada a la sexualidad es debido a que ésta, cuando es vivida adecuadamente[1], es una fuente especialmente relevante de amor y solidaridad. Destruir la sexualidad es el paso previo e imprescindible para destruir el matrimonio y la familia, ámbitos privilegiados donde el amor, la gratuidad y la generosidad se educan y se aprenden.  Por ello es el espacio potencialmente más revolucionario si se abre al Bien Común.

Lamentablemente la falsa izquierda renunció inexplicablemente a este patrimonio humano y moral tachando absurdamente al matrimonio y a la familia  de estructuras de opresión. Por otro lado, la derecha convirtió la familia en una cooperativa burguesa de egoísmos que se desentendía de la solidaridad y de la justicia social.  

Actualmente recuperar el matrimonio y la familia como escuela de solidaridad es una prioridad para Profesionales por el Bien Común porque solo desde ahí será posible formar personas libres y solidarias que trabajen por el Bien Común.

 

 

             El capitalismo[2] es el principal enemigo de la familia (Chesterton) por ello desde sus orígenes ataca radical y sistemáticamente a la sexualidad humana. En este sentido, la pornografía y sobre todo la nueva pornografía, son un «arma de destrucción masiva».

La actual revolución tecnológica ha facilitado el acceso masivo a la pornografía a toda la población pero especialmente a los más jóvenes. Las consecuencias psicológicas,  morales, políticas y sociales son incalculables. La persona capturada por la oferta de pornografía, víctima de su adicción, se hace cómplice del propio sistema incrementando una demanda que explota y degrada a otros seres humanos. Un círculo perverso de autodestrucción personal y social. Cualquier adicción, pero ésta tal vez más, incapacita al ser humano para la solidaridad. Es un auténtico ejercicio totalitario de ingeniería social.  La pornografía, la prostitución, la esclavitud sexual, la trata de personas, etc. forman un autentica estructura de pecado del sistema neocapitalista  que devora a las personas. Reducir el problema a algo solo de moral personal o a un problema solo basado en lo económico es no afrontar la realidad, y no digamos ya  promocionar, trivializar o relativizar la pornografía como hace la actual cultura hegemónica dominada por la ideología de género.

 

La «nueva pornografía»[3] es un fenómeno que ha surgido sobre la base tecnológica de la llamada Cuarta Revolución Industrial. A lo largo de los últimos años, entre 2008 y 2018, se ha producido un conjunto de cambios conectados sistémicamente. La convergencia de tecnologías digitales, biológicas y físicas ha cambiado radicalmente el escenario social a una velocidad exponencial.

 

El año 2008 es cuando se inicia el desarrollo y el consumo masivo de nuevos móviles inteligentes y el desarrollo de los servicios 4G que aumentaron la velocidad y la capacidad de transmisión de datos. Ya en  2017, según el informe GSMA  Intelligence, en el mundo había más de 8.000 millones de móviles y casi 5.000 millones de usuarios diferentes. Es una  auténtica revolución cultural puesto que el móvil se ha convertido principal mediador para todo tipo de actividades de comunicación, entretenimiento y productividad. Y por supuesto, entre ellas se encuentra en la visualización de pornografía y la localización de servicios de prostitución.

 

Con las nuevas tecnologías, la prostitución culmina un proceso de «retirada» de la calle y de ocultación. Esto no es ningún avance social. Cuando el mal no se combate desde sus causas sino que se sumerge, su potencial destructivo para la conciencia personal y social es mucho más fuerte. Este proceso de «inmersión» ha tenido cuatro etapas: 1) Presencia dominante de la prostitución en la calle acompañada por clubs de diversos tipos. 2) Desarrollo de la oferta de clubs por la presión policial y vecinal para reducir la presencia de prostitución en la calle lo que ha favorecido la trata y la esclavitud. 3) Incremento de la oferta de pisos privados motivada por la crisis y la incorporación a la prostitución de personas afectadas por la  pérdida de ingresos. Los empobrecidos son empujados a la prostitución 4) Presencia dominante de la oferta de prostitución oculta en pisos tanto basada en la oferta privada, como en oferta comercial encubierta. Una oferta que genera una demanda que al mismo tiempo incrementa la oferta oprimiendo y explotando cada vez a más gente.

 

Se puede hablar de una conexión establecida desde 2008 entre cinco fenómenos relevantes social y culturalmente: 1) Cambios en la tecnología móvil: móviles inteligentes y 4G y el acceso a los móviles inteligentes para toda la población; 2) Cambios en la prostitución: de la calle a la diseminación y ocultación en pisos; contactos basados en  imágenes pornográficas; contactos a través de internet; 3) Cambios en la pornografía: de la pornografía en soporte de papel o vídeo de distribución limitada a la nueva pornografía de difusión global; 4) Acceso masivo de los adolescentes a los móviles e inicio del consumo de nueva pornografía en internet; 5) Cambios en las relaciones interpersonales, especialmente de los adolescentes y los jóvenes.

 

No se puede negar el gran impacto que tiene sobre las conductas sexuales la nueva pornografía distribuida por internet. La influencia de internet y la nueva pornografía en el proceso de maduración sexual de los niños y de los jóvenes es enorme. Pero debemos ser conscientes de que no es un cambio cualquiera sino todo un programa sostenido y planificado de agresión social masiva y al mismo tiempo personal e íntima porque afecta a lo más profundo de la conciencia y lo hace directamente sobre cada individuo.

La pornografía clásica tenía un impacto mucho menor puesto que había una mayor dificultad para acceder a ella. La nueva pornografía difundida por internet modifica la distribución superando las limitaciones  especialmente la facilidad de acceso a niños, adolescentes y jóvenes. También modifica los sistemas de producción y las consecuencias que de ello se derivan. Hay una explosión de adicciones (demanda) y hay una explosión de esclavitud sexual (oferta). Así el intrínseco componente mafioso del neocapitalismo queda una vez más evidenciado.

 

Son cinco las notas características principales de la nueva pornografía: 1) Calidad imagen. Filmaciones con mejoras constantes abandonando los soportes tradicionales. 2) Asequible. Oferta mayoritariamente gratuita aunque se vincula a  empresas  de dimensiones variables y se relaciona directamente con cuatro mercados en expansión en el mundo de internet: el de la publicidad; el de las filmaciones pornográficas de alta calidad y de pago; el de los contactos libres y el de los contactos pagados (prostitución). 3) Accesible. Las dimensiones de la oferta son aparentemente ilimitadas con producción y distribución permanente en casi todo el mundo de centenares de miles de filmaciones constantemente ampliadas. 4) Sin límite. Tampoco tienen límite las prácticas sexuales que se pueden observar, desde las más convencionales hasta las prácticas de gran riesgo o directamente ilegales. 5) Anónima o con intensa interactividad. Se pueden encontrar diversos niveles de interactividad desde la mínima interacción visualización de filmaciones hasta la relación cara a cara a partir del contacto a distancia en un nuevo contexto de acceso a la prostitución pasando por modalidades de diversa implicación.

 

El neocapitalismo penetra hasta lo más profundo de la vida privada de las personas y de las familias para desestructurar y degradar.

 

Las dimensiones de esta agresión son brutales. No se sustituyen las filmaciones solo se acumulan cada vez más. Uno de los portales de distribución mundial gratuita de vídeos pornográficos PornHub, el único que hace informes públicos de su actividad, permite hacerse una idea de las dimensiones de este genocidio social. Pornhub es la segunda página de pornografía más visitadas del mundo y la 72º página web más vista de cualquier tema. El portal transmite cada día 5.000 terabytes de vídeos. Para tener una idea de lo que significa basta saber que Facebook procesa cada día 600 terabytes. En el año 2017 recibió 28.500 millones de visitas, es decir, más de 3 millones por hora y unas 900 por segundo.

 

La nueva pornografía tiene un impacto que todavía no se ha cuantificado desde el gran desarrollo de internet en los últimos 10 años. Su presencia se ha normalizado para la mayoría de la población, especialmente masculina, alimentando la oferta y la demanda. Pero sin duda la principal víctima, la más vulnerable, son los niños y los jóvenes.

Los adolescentes son grandes consumidores de internet y se estima que el 50% de los adolescentes españoles de entre 14 y 17 años suelen ver regularmente el porno en internet. Cada vez  consumen pornografía a edades más tempranas, tienen un mayor acceso y más rápido. En ocasiones ni siquiera se trata de encontrar pornografía tras una búsqueda voluntaria sino que se encuentran ventanas que se abren a modo de anuncios y que llevan a adolescentes de edades muy tempranas a la pornografía. Desde las páginas de pornografía esos anuncios les invitan a no masturbarse sino a  acceder a servicios de prostitución cerca de su casa.

 

El acceso a la pornografía es sencillo, gratis y rápido y no deja una señal fácil de rastrear si se sabe un poco de internet. Ofrece imágenes variadas y de alta calidad.  La oferta es ilimitada y responde a la curiosidad de los adolescentes. Es razonable pensar que tiene una clara influencia en dos componentes de la conducta sexual: la formación del imaginario sexual  y el desarrollo de las primeras experiencias sexuales regulares.

Este es el contexto en el que se está educando la sexualidad de los jóvenes. La pornografía tiene un efecto formativo y performativo. Es un habitus formado y modificado en privado, en soledad. La sexualidad no se ha educado en la familia, ni en el colegio, ni en los entornos sociales propios  que ahora tienen una relevancia secundaria [4]. Y este habitus implica un ejercicio modificado de la sexualidad respecto al de generaciones precedentes.

Una de las actitudes que se modifica claramente es la relativa a las prácticas de alto riesgo. Habría que destacar la violencia abierta incluso la simulación de violaciones. La familiaridad con dichas prácticas en la nueva pornografía es muy común alterando la percepción sobre su aceptabilidad. Las experiencias de los adolescentes y jóvenes se ven influidas por la nueva pornografía de manera negativa siendo imprevisibles las consecuencias a medio y largo plazo.

 

El mecanismo de la adicción exige siempre cantidades mayores de «droga» para conseguir los mismos efectos. Por ello, se produce una espiral en la adicción a la pornografía que exige de forma creciente mayores dosis de violencia de todo tipo. El cinismo social  y la perversión política en este sentido es apabullante:  escandaliza  que aumenten las agresiones sexuales de todo tipo cuando no se está haciendo nada por atacar la verdadera y profunda causa  de la violencia sexual.

 

La nueva pornografía, además de la adicción, está modificando las prácticas sexuales de los grandes consumidores en dos direcciones complementarias: la familiaridad con las prácticas de riesgo y la demanda a sus parejas sexuales de dichas prácticas o el consumo de prostitución para realizarlas.

 

Las consecuencias de la nueva pornografía en las relaciones personales es muy destructiva. Sobre todo la mercantilización de las relaciones y la cosificación de las personas a veces independientemente de la voluntad de los sujetos. Las personas eligen a las personas por internet como si fuese un mercado. Uno puede tener relaciones sexuales sin el menor coste en términos de responsabilidad o compromiso personal.

 

Internet también ofrece una nueva vía de acceso a la prostitución. La variedad de empresas distribuidoras de anuncios de contactos así como de compra directa de servicios sexuales es muy amplio. Se puede acceder a comprar servicios sexuales pagados de forma fácil supuestamente privada y sin complicaciones. No hay limitación económica cultural o territorial en el acceso.

 

Los seres humanos nos convertimos en productos de consumo de otros seres humanos con una facilidad descarnada. Es la nueva economía «bajo demanda» que afectaa todo y  a todos porque «yo esclavizo» y «otros me esclavizan a mí». Y mientras, el neocapitalismo cada día más gordo y más poderoso.

Frente a ello PBC quiere que las familias y los profesionales no aceptemos pasivamente como nos roban a nuestros hijos y pongamos todas nuestras capacidades en construir otra sociedad, más justa y solidaria.

 

Carlos Llarandi

Profesionales por el Bien Común

 

 

 

 

 

[1] La Ideología de Género es la punta de lanza ideológica de neocapitalismo para destruir la sexualidad humana. El lobby LGTB es una organización internacional para imponer este nuevo totalitarismo. https://profesionalesporelbiencomun.com/frente-a-la-nueva-esclavitud-el-lobby-lgtb-es-cabeza-de-lanza-del-totalitarismo-neocapitalista/#.XSmvIOszaG4

[2] Entendemos por capitalismo, en cualquiera de sus versiones, los que decía Juan Pablo II, cualquier régimen en el que la persona se subordina al capital. http://auladsi.net/trabajo-y-capital-desde-la-doctrina-social-de-la-iglesia

[3] Nos basamos en este artículo en este trabajo porque  ofrece datos muy interesantes pero para nada compartimos su filosofía que nos parece absolutamente incoherente. No puedes hablar de una pornografía buena y otra mala. Es absurdo sostener que una puede educar y la otra pervertir. Es como hablar de que la coca es buena y la metanfetamina es mala. https://www.researchgate.net/publication/332423069_Nueva_pornografia_y_cambios_en_las_relaciones_interpersonales_de_adolescentes_y_jovenes

[4] La influencia política del lobby LGTB ha convertido la escuela en un espacio de adoctrinamiento sexual que favorece una visión ideológica de realidad que facilita la penetración destructiva de la nueva pornografía en lugar de una visión de la sexualidad orientada hacia el amor, la vida, la responsabilidad y la solidaridad que pudiera ser una gran factor de protección de la conciencia de los niños y jóvenes.

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