El 8 de Marzo y la posverdad . Por un auténtico feminismo

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Nuevo Totalitarismo.

Herbert Marcuse afirmaba acertadamente que el nuevo totalitarismo toma forma de relativismo en donde verdades y mentiras coexisten en la más absoluta indiferencia. El pasado 8 de marzo ha sido una demostración evidente de ello. Nosotros no podemos aceptar esta situación y por ello vemos necesario manifestar nuestra posición al respeto sobre todo para intentar distinguir la verdad de la mentira. El descubrimiento de la verdad no es fácil . Ya Ramón y Cajal se preguntaba retóricamente: «¿No tienes enemigos?. ¿Es que no has dicho la verdad o buscado la justicia?»

Buena voluntad

Sin duda la primera víctima de todo este mecanismo de manipulación moderno es la buena voluntad de millones de personas, especialmente jóvenes, que han demostrado su sensibilidad ante la injusticia. El actual sistema mediático ha conseguido convertir la lucha contra una injusticia en algo que refuerza el estatus del poder. ¿Cómo? Básicamente imponiendo socialmente un falso feminismo  cuya razón de ser se presenta contra el hombre como enemigo «natural» de la mujer; contra el matrimonio y la familia  en nombre de una libertad egocentrista; contra la maternidad en nombre del llamado «empoderamiento»; contra la vida en nombre del falso derecho al aborto, etc. No nos cabe duda que más pronto que tarde estas buenas voluntades conformarán otro feminismo auténticamente alternativo y progresista donde ser hombre no sea un delito y donde la mujer – y también el hombre- pueda desarrollar plenamente su vocación profesional sin perjudicar por ello su vocación al matrimonio, la familia y la maternidad.

Una manifestación diseñada desde el poder global neocapitalista

Una manifestación con repercusiones mundiales es evidente que está programada desde el poder global. Cientos de problemas e injusticias fundamentales para la dignidad humana son permanentemente silenciados por los medios de comunicación de masas. La unanimidad con la que todos los medios han tratado la celebración del 8 de marzo demuestra que las directrices vienen desde las élites globales que dirigen el mundo (multinacionales, organismos internacionales y supranacionales, fundaciones corporativas). En este sentido no se  nos oculta también la  sospechosa unanimidad de todos los partidos políticos que demuestran su dependencia del poder global.

¿Por qué el poder, que tiene las palancas necesarias para conseguir la igualdad social y laboral, se muestra “incompetente” en su consecución y sin embargo promueve una manifestación reivindicativa de dimensiones globales?

Manipulación de la historia.

Esta es otra de las características fundamentales del 8 de marzo. La ocultación de que el día  8 de marzo es el día de las mujeres obreras y empobrecidas que fueron asesinadas por defender la vida y la dignidad de los trabajadores: hombres, mujeres y niños. La ONU ha sido la que en 2011 ha convertido este día en una jornada para que la ideología de género camufle la guerra de los poderosos contra los débiles bajo la aparente defensa de la legítima lucha contra la discriminación de la mujer. La falta de conciencia histórica deliberadamente promovida por la cultura hegemónica actual pretende aumentar el nivel de manipulación especialmente  de las nuevas generaciones.

No hay peor mentira que una verdad a medias.

La desigualdad entre el hombre y la mujer en el terreno laboral y salarial  presentada como un problema de género oculta  el verdadero conflicto entre el capital y el trabajo que en estos momentos de la historia esta suponiendo una autentica dictadura del primero sobre el segundo. Trabajo precario, desempleo, salarios de miseria, destrucción de la vocación profesional. Se está configurando un espectro laboral en el que habrá una minoría de trabajadores del conocimiento muy bien pagados y una inmensa mayoría de parados y precarios (trabajadores pobres). Dentro de este espectro hay colectivos muy perjudicados. Las mujeres especialmente porque pueden ser madres y esposas, los jóvenes y los trabajadores mayores de 45 años. La discriminación laboral y salarial de la mujer la produce un sistema neocapitalista que subordina todo al lucro. Una lectura de género de esta injusticia es objetivamente falsa y por tanto cómplice de la propia injusticia que dice combatir.

Canalizar  y desviar la indignación.

El neocapitalismo actual es un  sistema que solo produce explotación y dominación a escala global por eso tiene que promover su propia disidencia para controlarla mejor y perpetuarse. Esta falsa disidencia no es consciente de su auténtico papel en el juego del poder. Sin embargo su existencia es clave. El actual feminismo es una falsa disidencia porque fortalece al poder. Los movimientos de objetivo único, no solidarios globalmente, siempre favorecen al poder global porque tienden a dividir a la base de la sociedad. Véase como el nacionalismo rompió la solidaridad obrera y como hoy divide a la sociedad. O los movimientos ecologistas que consiguieron limpiar los países industrializados llevando la degradación ambiental a los países empobrecidos del Tercer Mundo. Solo un movimiento de liberación integral, es decir, de todas la dimensiones del ser humano, y global, es decir, sin fronteras, sin separaciones entre los seres humanos puede ser alternativa real al sistema actual.

La perspectiva de género es parte de una ideología que se está imponiendo desde las élites del poder neocapitalista porque favorece la destrucción de las estructuras solidarias de la persona  haciendo que ésta sea más vulnerable a los dictados del poder.

La cara oculta de la perspectiva de genero.

La perspectiva de género es parte de una ideología que se está imponiendo desde las élites del poder neocapitalista porque favorece la destrucción de las estructuras solidarias de la persona  haciendo que ésta sea más vulnerable a los dictados del poder. Una sexualidad adecuada, el matrimonio y la familia, la conciencia política, social y sindical por el Bien Común son estructuras solidarias que promocionan a cada ser humano y defienden su dignidad intrínseca. Reducir la persona un individuo es ponerle a los pies de los caballos de un sistema que le está convirtiendo el objeto de explotación y dominación. Por ello es absurdo e irracional que la liberación de la mujer se identifique con el aborto como se hace de manera perversa. El auténtico feminismo debe luchar contra toda discriminación pero especialmente contra la de los no nacidos, sin duda los más débiles, muchos de ellos eliminados por ser mujeres, por ser enfermos, por ser empobrecidos. El auténtico feminismo debe caracterizarse por la acogida, defensa y cuidado de la vida humana, de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural.  Lo contrario, el empoderamiento feminista, es una forma acomplejada de machismo.

La perspectiva adecuada de la conciencia social es la familia.

Chesterton afirmaba con razón y  con contundencia que quien más había atacado a la familia  era sin duda el capitalismo.  Y sigue siendo así hoy en día porque una familia  que eduque solidariamente es muy difícil de manipular. La familia es el pilar de la sociedad decía la I Internacional obrera. La familia  basada en el matrimonio y abierta a la vida,  aunque con todos  los defectos propios de la condición humana, es el ámbito que hay que proteger para que cada persona particular y la sociedad en su conjunto puedan desarrollarse integralmente desde el amor. Por ello es prioritario  defender la dignidad laboral del padre y de la madre de forma que tengan un trabajo digno, con un salario digno y un horario digno que permita cuidar y educar a sus hijos. También hay que promover en las familias  una conciencia política por el Bien Común de forma que la sociedad se construya solidariamente, atendiendo a los más débiles y empobrecidos, desde el protagonismo y la responsabilidad y no desde el paternalismo.

La vocación profesional de la mujer debe ser respetada y protegida y la del hombre también, y la vocación de ambos a formar una la familia y un hogar debe ser una prioridad social

La vocación

La vocación profesional de la mujer debe ser respetada y protegida y la del hombre también, y la vocación de ambos a formar una la familia y un hogar debe ser una prioridad social. El esfuerzo humano, en todos los aspectos, que hace una familia  durante décadas por sostener y educar a los hijos como futuros ciudadanos  está radicalmente e injustamente infravalorado incluso, de hecho, penalizado. El tiempo que el hombre y la mujer dedican a criar a sus hijos debería ser reconocido social, moral y económicamente.

Ese esfuerzo afectivo, educativo y económico es el que realmente sostiene a las personas, a la sociedad, al estado y al mercado. El estado y  sobre todo el mercado penalizan con múltiples discrimienaciones a la madre y al padre que quieren formar una familia.

Desde Profesionales por el Bien Común apostamos por la defensa de la  dignidad  de la mujer y del hombre, sin empoderamientos fratricidas, sino como trabajadores y como padres que se necesitan  y que se complementan. Solo desde esta perspectiva es [space height=»HEIGHT»]
posible construir el Bien Común de toda la sociedad.

Profesionales por el Bien Común

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