Biopolítica: El control del tiempo y la adicción a la nueva información

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El lema de todo buen narcotraficante es «no consumas lo que vendes» porque crea adicción. De manera análoga funcionan los dueños de las principales empresas tecnológicas. Mientras el pueblo «chatea», «wasapea», «likea», no reflexiona, no medita, no piensa, no reza porque está distraído. Los principales gurús digitales y en general las élites educan a sus hijos en la lectura, la reflexión y en la concentración.

(Morfeo): Mátrix es el mundo que han puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad.

-(Neo): ¿ Qué verdad?

-(Morfeo): Que eres un esclavo, Neo.

Vivimos en un Mátrix digital que nos ha cautivado. En 2010, Steve Jobs presentó al mundo su último gran invento: el iPad.  Explicó por qué todo el mundo debía tener una. Y sin embargo, estaban prohibidas en su casa. “A tus hijos les debe encantar el nuevo iPad“, le comentó una vez un periodista. La respuesta de Jobs fue esclarecedora: “No la han usado. Limitamos la tecnología que nuestros hijos usan en casa”.

No era el único. Evan Williams, fundador de Twitter, compra cientos de libros para sus hijos, pero también les prohíbe el iPad. Bill Gates no permitió usar teléfono móvil a su hija antes de cumplir 14 años. Chris Anderson, antiguo editor de la revista tecnológica Wired, no permite pantallas en las habitaciones de su casa.

En España con un fracaso escolar del 25% , el 50% de los niños con 11 años ya tienen móvil. Miles de ellos adictos. Nuestra principal industria, el turismo ¿Es casualidad?.

Nuestro cerebro tiene un sistema de retroalimentación entre la motivación-deseo y el premio. Este sistema está diseñado por la evolución para la supervivencia: la sexualidad, la alimentación y la recepción de información (aprendizaje) funcionan en la parte instintiva mediante este mecanismo. La dopamina te «motiva» y las endorfinas te «recompensan» produciendo placer. Este ciclo no se ha restringido a ciertos deseos primarios sino que el  cerebro ha ido descubriendo a lo largo de los tiempos nuevas recompensas.

El sistema neocapitalista en el que nos desarrollamos ha ido sembrando nuestra existencia de nuevas adicciones ( drogas, juego, pornografía, afán de reconocimiento, cultivo del cuerpo, etc). Todo parece estar diseñado para proporcionarnos un «nirvana sensorial» de tal forma que nuestro cerebro esté liberando más dopamina de la que puede tolerar. Para defenderse de esta agresión el cerebro reduce  sus receptores de dopamina y como resultado  requiere cada vez un estímulo mayor para producir la misma satisfacción. Si el proceso se repite, el deseo se convierte en necesidad, y su consecución desplaza a todo lo demás. El sujeto adicto o en camino de serlo está sobre-estimulado y no soporta los niveles normales o ligeramente inferiores de dopamina. Muchos niños y jóvenes si no reciben un «estímulo digital» cada  cinco minutos se aburren. No pueden ver una película interesante, no pueden leer, no pueden seguir una conferencia o visitar un museo, no pueden estar concentrados jugando a la ajedrez o haciendo un puzle. Ni siquiera soportan no hacer nada y aburrirse que es muy sano para el cerebro.

En la sociedad 4.0 la adicción a la nueva  información es un proceso , en nuestra opinión, de alienación masiva del pueblo. La  Información, que siempre ha sido poder, ahora masificada, se ha convertido en un arma de distracción masiva. La intrínseca curiosidad humana está regida en parte por el mismo ciclo dopamina-endorfina y ha sido uno de los motores fundamentales de la evolución espectacular del homo sapiens, sin embargo en estos momentos, la adquisición de  nueva información cada «cinco minutos» en las llamadas redes sociales es una de las fuentes más importantes de adicción generando interrupciones permanentes del tiempo y por ello determinando la calidad de la formación, del estudio, del aprendizaje y en general de todas la relaciones humanas. Se tiene miedo a perder algún  dato o novedad relevante (FOMO, ‘fear of missing out’) y quedar excluido. Es una nueva esclavitud.

Por otro lado, la multitarea es un mito. Nuestro cerebro no puede trabajar en varios asuntos al mismo tiempo si estos requieren un nivel de concentración mínimo. Por tanto, la interrupción de nuestro tiempo por las redes sociales  ( nueva información) consume nuestra atención y por tanto nuestra concentración y por tanto nuestra capacidad de promoción. La formación de un buen profesional requiere muchas horas de estudio y de prácticas. En general la formación y educación de las personas exige tiempo y tiempo de calidad sin interrupciones ni distracciones.

Sin duda el compromiso personal y profesional por el Bien Común está exigiendo una liberación y gestión adecuada del tiempo. ¿Qué vamos hacer para conseguirlo?

Carlos Llarandi

Profesionales por el Bien Común

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