El trabajo no tiene por que ser un bien escaso e improbable

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Mientras sigamos viviendo la cultura del pelotazo tecnológico (Startup tecnológicas) y la concepción del «sálvese quien pueda» el mercado seguirá dictando el devenir el mundo del trabajo, a la par que se aprovecha del esfuerzo de los pequeños; de tal forma que así «el salvaje oeste», seguirá siendo un pasaje romántico ante esta realidad diaria tan aplastante.

Uno de los sectores más afectados por esta situación del trabajo en la sociedad 4.0 es el de los jóvenes. Como ejemplo decir que en un estudio sobre «emprendimiento empresarial en «statups», una de las conclusiones que se extraen es que el 57% de los nuevos «pequeños empresarios» encuestados contaban con una sólida trayectoria profesional y habían trabajado por cuenta ajena antes de emprender. Es más, solo el 1,5% dijo que estaba en paro antes de lanzarse a dar forma a su idea de negocio.

Cuando los jóvenes recurren a fuentes de financiación convencionales, como los «créditos bancarios, si la idea sale mal terminan pagándolo toda la vida». En cambio, otros optan por «fuentes de capital riesgo, business angels o Enisa», que es un fondo del Ministerio de Economía con condiciones ventajosas para este tipo de empresas. El problema es que ninguna de las dos se sale del círculo vicioso planteado desde el fenerismo o corrupción del derecho de propiedad.

En este tipo de estudios se habla de subirse rápido a la ola tecnológica, de la búsqueda de mercados maduros no saturados etc…. Todo un desafío con la realidad institucional actual.

Sin embargo, a la vez que esto sucede, las estimaciones con respecto a la cantidad de trabajos que se destruirán con la llegada de las máquinas (robots, inteligencia artificial o cómo le quieran llamar) son variadas, pero la gran mayoría apuntan a una pérdida importante que afectará principalmente a aquellos puestos que requieren trabajo físico o mecánico.

El Foro Económico Mundial (WEF) publicó en su informe ‘Future of Jobs 2018’ cifras devastadoras, y a la vez plantea un escenario que pronostica que  se crearán nuevos empleos que requerían un mayor grado de especialización, adaptadas a la economía 4.0

Se calcula que el 54% de todos los empleados necesitarán formación en nuevas habilidades durante los próximos cinco años, se trataría de capacitación centrada en internet móvil de alta velocidad, inteligencia artificial, análisis de big data y cómputo en la nube, con lo que se impulsaría la demanda de un nuevo tipo de fuerza de trabajo que conviviría con la llegada de las máquinas. La rapidez del cambio pone a una gran cantidad de trabajadores ante la realidad de que no podrán subirse ni al vagón de cola, desgraciadamente.

La economía del descarte afirma que el trabajo digno es un bien escaso e improbable

La economía del descarte afirma que el trabajo digno es un bien escaso e improbable, solo para aquellas minorías que son elegidas; y enfoca sus fines hacia el máximo beneficio y poder. La falsedad de que no hay trabajo digno para todos quiere convertirse en un mantra que pone la mirada en el ser humano como una herramienta meramente instrumental, y por tanto como desechable. Una concepción antropológica contra el mismo ser humano en toda regla.

En resumen, en los próximos 10 años nos enfrentaremos a un cambio radical en cuanto a la orientación del mundo laboral, y una importante transformación mundial que exige plantear la economía de otra manera, orientada al Bien Común. En un proceso de cambio de época muy superior al vivido por nuestros abuelos de la era industrial. ¿Are you ready?

Alberto Mangas

Profesionales por el Bien Común

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