«Trabajo fantasma»: la nueva clase aún más precaria

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El futuro del trabajo, protagonizado por la nueva “economía online bajo demanda”, parece encaminado a caracterizarse por largas jornadas laborales mal pagadas y por la ausencia de leyes laborales que protejan a los trabajadores. Al menos esto afirman Mary Gray (antropóloga) y Siddharth Suri en el libro Ghost Work: How to Stop Silicon Valley from Building a New Global Underclass.

 

En el libro sostienen que los repartidores de Deliveroo y Glovo o los conductores de Uber son apenas la punta del iceberg. Apuntan a que el mayor detonante es lo que se conoce como ‘computación humana’.

Ghost Work: How to Stop Silicon Valley from Building a New Global Underclass - Trabajo fantasma

Hace unos años, Microsoft comenzó a reclutar a investigadores del mundo de las ciencias sociales para analizar el impacto de las tecnologías en la sociedad. «Se dieron cuenta de que los productos y entornos que estaban construyendo tenían que ver más con la sociedad que con el individuo.” afirma Mary Gray quien actualmente trabaja como investigadora principal en Microsoft Research y preside su Comité Asesor de Ética. Fue así como comenzó a trabajar con Siddharth Suri en el Social Media Collective de Microsoft en Boston (EE.UU.), un laboratorio interdisciplinar orientado por cuestiones sociales del que no se espera que salga ninguna idea para un producto o negocio.

 

Tras empezar a trabajar en Microsoft, Gray se percató de que varios de sus nuevos compañeros usaban las plataformas de crowdsourcing, como Amazon Mechanical Turk, para cualquier cosa. Afirma que acudían a estas plataformas “para cualquier cosa, desde entrenar sistemas de aprendizaje automático a etiquetado para reconocimiento de imágenes”. Descubrió que la inteligencia artificial funciona gracias a estas personas que, en la sombra, realizan las tareas que la tecnología no es capaz.

Mientras siga a la sombra, sin definición y oculta a los consumidores que se benefician de ella, los trabajadores carecerán de derechos

Además, lo que llamó la atención de Gray es la gran dependencia en esos trabajadores en la sombra y que, a pesar de ello, los investigadores no tengan ni idea de quiénes son, ni les importe. Así, empezó a investigar junto a su compañero S. Suri sobre lo que denominaron el “trabajo fantasma”, dando nombre así a su libro en el que examinan esta nueva forma de trabajo que, dicen, no es intrínsecamente buena ni mala. Destacan el problema cuando se hace invisible el trabajo de millones de personas: «Mientras siga a la sombra, sin definición y oculta a los consumidores que se benefician de ella, los trabajadores carecerán de derechos».

 

Todas las leyes de protección del trabajador, desde las leyes de trabajo infantil hasta las pautas de seguridad laboral, quedan difuminadas en los contratos laborales realizados en internet. “Dado que este trabajo no se ajusta a ninguna clasificación contemplada en la legislación laboral, los acuerdos de términos de servicio para plataformas como Mechanical Turk son casi indistinguibles de los cuadros de diálogo en los que todos hacemos clic para actualizar nuestro software, eliminando así las protecciones que los trabajadores tradicionales disfrutan». Explican esto para hacer ver que “la economía bajo demanda genera valor y ahorra costes para las empresas. En el proceso, elimina las formas tradicionales de estabilidad y seguridad asociadas a los gastos generales del empleo a tiempo completo”.

 

Al igual que explicábamos en el artículo “La tecnología no genera desigualdad, la generan nuestras decisiones”, Gray y Suri aseguran que, la automatización ya está generando desigualdad e inestabilidad laboral, las máquinas no sustituirán completamente a los humanos en el trabajo. A esto lo llaman la “paradoja de la última milla de la automatización”.

 

La mayoría de los trabajos automatizados en las fábricas requieren de la ayuda de humanos para repararlas o para afinar los procesos que éstas realizan. Según los investigadores, “El trabajo de fábrica, el trabajo a destajo y la subcontratación fueron todos precursores de las tareas distribuidas online. Estos trabajos venían con poca estabilidad o apoyo. Fueron realizadas, en su mayoría, por personas a las que los economistas podrían considerar prescindibles o de bajo valor».

La gran paradoja de la automatización es que el deseo de eliminar el trabajo humano siempre genera nuevas tareas para los humanos

La tecnología avanza y cada vez consigue tener menor dependencia de los humanos en trabajos mecánicos. Sin embargo, este mismo avance está generando a su vez otras nuevas tareas para las que vuelve a necesitar la ayuda humana. «La gran paradoja de la automatización es que el deseo de eliminar el trabajo humano siempre genera nuevas tareas para los humanos», describen los autores.

 

Al igual que la automatización de las fábricas provocó la precarización de las condiciones de trabajo, todo hace pensar que las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, tendrán un efecto incluso peor debido a su carácter invisible para la mayoría de la población.

 

Los autores del libro también ofrecen algunas soluciones «para garantizar que este nuevo tipo de trabajo cree oportunidades, en lugar de miserias, para quienes los realizan». Entre otras, proponen que tanto las empresas como las administraciones reconozcan una nueva clasificación de empleo referida a este tipo de trabajadores y no solo a las tradicionales clasificaciones de trabajo ‘a tiempo completo’ o ‘a tiempo parcial». Esto permitiría definir unas leyes que garanticen unas condiciones dignas para este nuevo sector: «Las personas trabajan cuando pueden y como pueden, y no son menos valiosas por ello».

 

 

En el libro también enseñan su cara optimista destacando los aspectos positivos asociados al trabajo online bajo demanda. «El trabajo en plataformas puede evitar los dictados culturales de quién puede y quién no puede trabajar y en qué debido a su raza, género, religión o sus diferentes capacidades o condicionantes físicos».

 

En definitiva, debemos hacer visibles a todos los trabajadores, independientemente de su formación y/o estatus social, y que la sociedad defienda sus derechos y su dignidad. Las nuevas tecnologías solo serán una ayuda para la sociedad si no generen mayor desigualdad beneficiando a unos pocos y olvidándose de los menos afortunados.

 

 

 

 

Fuentes:

https://www.xataka.com/robotica-e-ia/falacia-destruccion-empleo-investigadora-microsoft-mary-gray-trabajo-no-desaparece-se-precariza

 

https://www.washingtonpost.com/opinions/2019/05/01/hidden-global-workforce-that-is-still-fighting-an-eight-hour-workday/?noredirect=on&utm_term=.ba6263f135f7

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