Redes sociales y su diseño político sin líderes de opinión

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¿Se pueden considerar mejores las redes con líderes de opinión? Un grupo de investigadores acaba de demostrar justamente lo contrario: que precisamente la influencia social puede mejorar la inteligencia colectiva. La clave radicaría en el diseño de la red, según este estudio. Si la forma en la que interactúan las personas es la adecuada, las respuestas del grupo pueden ser todavía más acertadas. Es como la versión mejorada de la «sabiduría de las masas».

Desde diagnósticos médicos,  pasando por inversiones etc… serían más atinados con este criterio. Una red compleja más «democrática» permitiría eliminar gran cantidad de mentiras, de influencias «lobbistas» o de decisiones equivocadas. Según el estudio, la fórmula para transformar las interacciones sociales en abono de la sabiduría colectiva consiste en garantizar la igualdad en la red, según el estudio de J. Becker, D. Brackbill y D. Centola. Es decir, todo el mundo debe tener la misma influencia sobre los demás.

Centola y sus compañeros quisieron analizar lo que ocurría en los grupos donde uno de las participantes, elegido aleatoriamente, se convertía en el nodo central. Había también interacción social, pero de otra manera: el grupo solo tendría de referencia lo que decía el líder para revisar o no sus respuestas. “Los líderes de opinión en este experimento actuaban como un centro de gravedad en la red, arrastrando al resto hacia sus estimaciones”. Si el criterio del líder era acertado, su influencia social tendría un efecto positivo. Y al revés, si no tuviera ni idea, arrastraría al grupo hacia su error. “Aunque estos líderes sean más listos en algunas cuestiones, son sistemáticamente menos precisos en otros temas”, explica Centola. “En promedio, contar con ellos supone más probabilidad de llevar al grupo en la dirección equivocada”.

En muchas organizaciones se intenta mejorar los procesos de toma de decisiones aumentando la independencia de las personas. Este estudio plantea algo completamente diferente y pone el enfoque en el diseño de las redes de comunicación. “El verdadero valor de esta investigación es que si aprovechamos la influencia social de manera adecuada podemos mejorar sistemáticamente los procesos de decisiones colectivas”, indican los autores.

Pero el estudio genera otros interrogantes que no podemos despreciar. ¿Es posible una red donde los nodos fuertes no los pongan los poderosos, o la configuren ellos mismos con su actividad, robots…? Y otro tema transcendental, como es la cultura base donde se mueve la red, sus derivas y tendencias, ¿cómo influye este magma cultural en las decisiones individuales de cada uno de los miembros de la red?

Como hemos visto, en el caso de Cataluña, hay estudios que verifican el trabajo de actores institucionales y robots, que generan las tendencias de las redes sociales y marcan la agenda de muchos medios de comunicación.

Ver imagen.

Es interesante profundizar en estos temas, con estas investigaciones y otras, a la vez que se va generando una cultura que sea sustrato de toda esta configuración en red. ¿Estamos en ello?

Alberto Mangas

Profesionales por el Bien Común

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