¿Qué tienen en común un inmigrante empobrecido y un niño Síndrome Down ?

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Hay colectivos humanos cuya supervivencia depende en gran parte del poder soberano que se ejerce sobre ellos. Es decir su vida no está, de hecho, protegida por los Derechos Humanos universales sino que  en definitiva , su vida es algo que el poder les concede en base a la soberanía absoluta de este.  Son los llamados «homo sacer». Su existencia es pura «gracia» del poder al que están sometidos.

El pasado 21 de marzo se celebró el día internacional de los niños «Síndrome Down» (SD) y al mismo tiempo que se les reconoce su existencia se admite sin ningún tipo de pudor  la capacidad del poder para sacrificarlos antes de nacer. En este caso este poder delegado lo ejercen dramáticamente los propios padres de la víctima. Esto contrasta con la silenciada unanimidad de aquellas familias que son tremendamente felices al acoger, no sin sacrificio, a un niño SD. Pero, ¿hay algo en esta vida que mereciendo verdaderamente la pena no exija sacrificio?

Es muy probable que en una generación la Trisomía 21 (SD) quede erradicada, no porque se haya alcanzado su curación sino porque todos esos niños serán abortados antes de nacer Las nuevas técnicas de detección no invasivas están facilitando, paradójicamente, su casi total exterminio. Lo más escandaloso del tema es que a los que han logrado sobrevivir se les otorga una una reconocida visibilidad por parte de una sociedad que al mismo tiempo promociona su eliminación. Sin duda este es uno de los ejemplos más paradigmáticos de que esta cultura neocapitalista es  irracional y está enferma.

Al mismo tiempo que los niños SD son «visiblemente» exterminados con la aquiescencia del poder y de la sociedad, millones de inmigrantes empobrecidos son perseguidos, esclavizados, explotados en nuestras fronteras y en nuestros barrios.

Al mismo tiempo que los niños SD son «visiblemente» exterminados con la aquiescencia del poder y de la sociedad, millones de inmigrantes empobrecidos son perseguidos, esclavizados, explotados en nuestras fronteras y en nuestros barrios. Mujeres, hombres y niños expulsados de sus tierras por el hambre, la miseria y la guerra se han visto obligados a emigrar para poder sobrevivir.  La mayoría se queda en el camino y muchos están siendo recluidos en auténticos campos de concentración financiados por la UE donde son torturados, vendidos y esclavizados.

Sin embargo es curioso que todos los estudios económicos reconocen que la UE necesita 50 millones de inmigrantes en 2050 para poder sostener el  nivel de vida.  El propio neocapitalismo europeo y la propia sociedad necesita la mano de obra barata y joven de los inmigrantes empobrecidos.  Es un juego muy sucio. Expoliamos sus recursos, empobrecemos su países, provocamos su inmigración, los sometemos en las fronteras y los que sobreviven trabajan a destajo por una miseria mientras los empobrecidos europeos les ven como enemigos y competidores directos por los trabajos basura que hay que repartir.

Los inmigrantes empobrecidos y los niños SD son «homo sacer» disponibles a ser literalmente sacrificados

Los inmigrantes empobrecidos y los niños SD son «homo sacer» disponibles a ser literalmente sacrificados, sin que suponga un crimen, para que se mantenga el «bien-estar» , que no el «bien-ser», de la sociedad neocapitalista. Sin embargo, muchos de los que defienden la vida de los niños SD no ven la dramática existencia de los inmigrantes empobrecidos y muchos de los que defienden la vida de los inmigrantes empobrecidos no ven el exterminio de los niños SD. Qué bueno sería que todas estas generosidades se unieran.

Desde Profesionales por el Bien Común abogamos por una defensa integral de la vida y dignidad de todo ser humano desde la concepción hasta la muerte natural, sin excepciones y en todas las etapas de la vida, frente a la cultura de muerte hegemónica del sistema neocapitalista actual.

Carlos LLarandi

Profesionales por el Bien Común

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