Populismo y nacionalismo: Dividiendo a la sociedad entre “pueblo” y “no pueblo”

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El populismo intenta siempre romper la nación  (pueblo y casta), y este pueblo se elige en representante de la universalidad de la nación. Aquel que no es “pueblo” se sitúa fuera del grupo elegido para la toma de decisiones, y debe de dejar paso a la conquista del poder a aquellos que si lo son. Por eso, la estrategia del populismo también se apoya en la idea de nación.

Cuando la política fracasó en Europa y en España, echando sobre los últimos la crisis que habían provocado los grandes bancos y grupos financieros internacionales, y la corrupción penetró en las instituciones y en los partidos hasta los tuétanos, la reacción de una justa indignación se canalizó por aquellos que buscaban poder, no la promoción cultural del pueblo.

Muchos llegamos a preguntarnos si esta estrategia  pretendía realmente encauzar la indignación institucionalmente, y así hacerla mucho más manejable al poder. Ejemplo de ello, es la cobertura empleada por algunos medios de comunicación, que han sido los que realmente han puesto a algunos líderes y partidos en lo más alto, para que éstos pudieran manejar estas dinámicas.

El pueblo, como lo entiende este populismo, no deja de ser la parte que representa al todo, el pueblo se convierte en una metáfora, única traducción política disponible, dispuesta a ser vendida a la parte de la sociedad que quiera comprarla.

La metáfora permanente, construida  en estos momentos con las presentes herramientas sociales, es capaz de movilizar afectos y oscurecer mentes, y marcar diferencias entre buenos y malos, entre carcas y progres, entre pueblo elegido y no elegido…

El objetivo de los que se embarcan en esta empresa, es fundar un orden constitucional completo que esté dotado de poder. Pero para conseguir esto ha tenido que dividir al cuerpo social en dos partes. Esta dinámica de división, que se va asentando en una cultura insolidaria e irrespetuosa con la verdad histórica de los pobres, es muy peligrosa. Las instituciones que coordinan esto desde la sociedad o desde la política de partido, saben que este “pueblo” soberano, solo puede tomar cuerpo desde la división.

Por eso en el fondo, esta ingeniería social, esta construcción sociopolítica del pueblo que se hace desde arriba, no es nada pacífica; aunque se envuelva de un manto de No Violencia. Se convierte de hecho en una bomba de relojería.

Alberto Mangas

Fuentes :Libro  «Populismo», de José Luis Villacañas profesor de filosofía de la UCM. La razón Populista, Ernesto Laclau

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