Científicos de datos: No es una moda pasajera, han venido para quedarse.

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La sabiduría popular lo tiene claro, un científico de datos (un data scientist) es «un estadístico que trabaja en San Francisco». Y es que, desde hace unos años, esta profesión está de moda gracias, en parte, al mundo startupil. Pero la ciencia de datos va mucho más allá y está convirtiéndose en una de las profesiones más prometedoras de hoy en día.

La fiebre de los datos ha hecho que empecemos a escuchar hablar de esta disciplina por todos lados. Pero, no podemos dejar de preguntarnos si es una moda pasajera o los científicos de datos han venido para quedarse. Repasamos qué es exactamente eso de la data science, sus oportunidades laborales y las posibilidades que existen para formarse.

¿Qué es un científico de datos?

Otra forma de verlo es la de Josh Wills. Wills usa otra definición que me parece mucho más acertada e intuitiva: «Científico de datos (n): Persona que sabe más de estadística que cualquier programados y que a la vez sabe más de programación que cualquier estadístico«. Un poco más en serio, un científico de datos es sencillamente un profesional dedicado a analizar e interpretar grandes bases de datos. O lo que es lo mismo, uno de los profesionales más importantes en cualquier empresa de internet hoy en día.

¿Por qué se ha puesto de moda?

La respuesta nos la daba Javi Pastor: la tecnología actual no solo necesita del mejor talento sino de datos, mucho datos. Muchos. Es decir, que la moda por lo abierto y el giro hacia los datos no es más que la enésima máscara del mismo espíritu corporativo de siempre buscando el próximo yacimiento. Y lo que vale para los entornos de inteligencia artificial y de machine learning, vale para casi cualquier tecnología.

Lo curioso es que este gran valor de los datos contrasta con que precisamente los datos son el recurso más abundante del planeta (se calcula que se crean 2.5 trillones de bytes de información nuevos al día). No parecen cosas fáciles de compatibilizar. ¿Cómo es posible que algo tan abundante sea tan valioso? Aunque fuera por pura oferta y demanda, acumular datos debería ser algo trivial. Y lo es, lo complejo es procesarlos.

Hasta hace relativamente poco sencillamente no podíamos hacerlo. A finales de los años 90, el campo del machine learning (aprendizaje automático) empezó a tomar entidad autónoma, nuestra capacidad de trabajar con cantidades inmensas de datos se abarató y la irrupción social de internet hizo el resto. Desde hace unos años nos encontramos ante la primera gran ‘democratización’ de estas técnicas. Y, con ello, el boom de los científicos de datos: nadie quiere tener una mina de oro sin aprovechar.

En busca de un científico de datos

 El problema es que, de repente, ha surgido una gran demanda de un perfil que hasta ahora prácticamente no existía. Recordemos que se precisan conocimientos estadísticos que un programador no suele tener y conocimientos informáticos que un estadístico no suele ni siquiera imaginar.

La mayor parte de las veces se ha solucionado con formación autodidacta que completa las habilidades básicas que debería tener programa formativo pero no tiene. Por eso, hoy por hoy, podemos encontrar una gran diversidad de perfiles profesionales en el mundo de la ciencia de datos. Según Burtch Works, el 32% de los científicos de datos en activo vienen del mundo de las matemáticas y la estadística, el 19% de la ingeniería informática y el 16% de otras ingenierías.

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