Biopolítica: la salud como bioideología

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El cuidado de la salud se ha convertido en toda una bioideología que está provocando cada vez más desigualdades e injusticias. A las tradicionales diferencias sociales manifestadas en el tema de salud se está añadiendo ahora toda una mentalidad utilitarista y materialista promocionada por los avances biotecnológicos. 

Todas las ideologías clásicas -liberales, socialdemócratas, neomarxistas, conservadores…- comparten los principios de esta nueva bioideología del hipercapitalismo actual. Desde la perfectiva del Bien Común queremos apuntar algunas consideraciones:

1. La inmensa mayoría de la población mundial padece enfermedades perfectamente evitables si hubiera unas condiciones mínimas de justicia social. Conseguir esta justicia social es la primera tarea sanitaria mundial.
2. Otra parte de la población lleva estilos de vida materialistas y hedonistas que son fuente de nuevas enfermedades físicas y mentales.
3. La enfermedad es un negocio. No se investiga lo que no da beneficios. Las empresas farmacéuticas -las más rentables del mercado- y los organismos sanitarios nacionales e internacionales están cronificando ciertas enfermedades de las poblaciones enriquecidas mientras la mayoría de la población mundial carece de lo mínimo indispensable para sobrevivir.
4. Las nuevas biotecnologías y los nuevos tratamientos terapéuticos y no terapéuticos están acrecentando las tensiones sociales de tal forma que la diferencia entre la esperanza y calidad de vida de unas clases sociales y otras cada vez es mayor.
5. El concepto utilitarista de la vida humana está sirviendo para eliminar vidas humanas que se consideran descartables tanto en la fase naciente como terminal.
6. Los avances en genética están produciendo una catalogación de las personas en base a las probabilidades de desarrollar ciertas enfermedades. Estos datos biomédicos están sirviendo para seleccionar a unos seres humanos en detrimento de otros ya sea laboralmente, ya sea mediante la contratación discriminatoria de seguros de vida o de salud.
7. El no reconocer un estatuto biológico, ontológico y jurídico objetivo que defienda la dignidad de la vida humana está haciendo que se estén sacrificando millones de seres humanos en estado embrionario para investigaciones sanitarias y de todo tipo.
8. La obsesión por la salud de unos privilegiados está generando un estado alienación de la conciencia que fomenta el egoísmo social en detrimento del Bien Común. El tráfico de órganos y los vientres de alquiler son ejemplos de cómo los empobrecidos se convierten en cobayas humanas.
9. El tener hijos e hijos sanos -a cualquier precio- ha convertido a los niños en objetos susceptibles de manipulación y selección genética o en mera mercancía. No tardarán en aparecer demandas judiciales de niños » mal seleccionados» contra sus padres biológicos o jurídicos.
10. Convertir la salud personal -que es un bien objetivo- en el principio máximo de la vida de las personas al margen del Bien Común de todos está convirtiendo a la salud en un ideología totalitaria.

El Bien Común exige recuperar de nuevo el humanismo sanitario cuyo componente fundamental es la solidaridad.

Carlos Llarandi.
Profesionales por el Bien Común

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